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Lula defiende su papel en el Gobierno de Rousseff y pide castigar a los corruptos

"Tengo la convicción de poder cambiar el humor de este país, porque si se cambia el humor al otro día podemos cambiar la economía", dice el expresidente brasileño, ahora ministro de Presidencia

Diversos momentos de la rueda de prensa del expresidente brasileño y actual ministro de Presidencia, Luiz Ignacio Lula da Silva, con los corresponsales extranjeros. EFE/REUTERS

EFE

SAO PAULO.- El expresidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva defendió este lunes su papel en el Gobierno de su sucesora, Dilma Rousseff, quien lo nombró recientemente ministro de Presidencia, y pidió castigar a los involucrados en el escándalo de corrupción en la petrolera estatal Petrobras.

"No quiero mandar, quiero obedecer y compartir decisiones y creo que puedo contribuir", afirmó Lula durante una rueda de prensa concedida a corresponsales extranjeros en Sao Paulo al ser preguntado sobre su designación al frente la cartera más importante del Gabinete de Rousseff.

El nombramiento de Lula como ministro está en manos de la Corte Suprema después de que un magistrado de este tribunal suspendiera su designación al considerar que Rousseff ofreció a su padrino político la cartera con el propósito de "impedir" un posible arresto del expresidente, investigado por supuesta corrupción.

"Tengo la convicción de poder cambiar el humor de este país, porque si se cambia el humor al otro día podemos cambiar la economía", que ha sido impactada por los "efectos" de la actual crisis política, justificó.

El exmandatario admitió que era consciente de que su llegada al Ejecutivo iba a generar la reacción adversa de la oposición

De acuerdo con Lula, Rousseff lo invitó desde agosto pasado a formar parte del Ejecutivo y en ese momento consideró que "no era correcto dos presidentes en el Gobierno. "No quería ser ministro y sí coordinar el Consejo de Desarrollo Económico y Social", señaló Lula, quien admitió que cambió de opinión tras la empeoramiento de la crisis.

El exmandatario admitió que era consciente de que su llegada al Ejecutivo iba a generar la reacción adversa de la oposición, principalmente del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB). "Yo era consciente de que a los tucanos (PSDB) no les iba a gustar mi ida al Gobierno", destacó Lula, que gobernó Brasil entre 2003 y 2010.

El ex jefe de Estado se defendió también de la vinculación de su nombre en las investigaciones del caso Petrobras, en el que constructoras sobrevaloraban los contratos con la estatal y los sobornos eran repartidos entre ejecutivos, ex altos cargos de la petrolera y políticos, en la mayoría de la base aliada de Rousseff.

"Es importante que se investigue quién robo dinero, pero no es necesario hacer de eso un espectáculo. Un día la historia de este país irá a reconocer que gracias al PT (Partido de los Trabajadores), a Lula y a Dilma se levantó el tapete y se permitió ver transparentemente las cuentas públicas de este país", apuntó.

"Sin un fundamento legal y sin crimen de responsabilidad el 'impeachment' es un golpe para acortar el mandato de Rousseff"

Sobre su responsabilidad en el nombramiento de algunos de los investigados y acusados por los desvíos en Petrobras, Lula manifestó que "no estaba escrito en la frente de nadie si era corrupto o no". "Ellos fueron indicados por los partidos y si cometieron errores tienen que pagar por ellos", completó Lula, quien expresó su descontento por la forma de los acuerdos de delación establecidos por muchos de ellos con la Justicia para una reducción de penas.

Criticó, de igual manera, el juicio con fines de destitución contra Rousseff que se tramita en el Congreso por el supuesto maquillaje de la mandataria en las cuentas públicas.

"El impeachment es lógico que está en la Constitución y en la ley, pero sólo es válido cuando existe crimen de responsabilidad del gobernante. Sin un fundamento legal y sin crimen de responsabilidad es golpe y es para acortar el mandato de la presidente Rousseff. Por eso es importante tener instituciones fuertes", aseveró.

Para Lula "no está lejos el día" en que alguien le pida disculpas por las acusaciones de las que ha sido blanco y arremetió contra el juez Sergio Moro, responsable del caso Petrobras y quien llegó a ordenar su traslado por agentes para declarar ante una comisaría y luego autorizó la divulgación de escuchas telefónicas.

El expresidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, posa para las fotos con algunos periodistas extranjeros tras la rueda de prensa celebrada en Sao Paulo (Brasil). EFE/Sebastião Moreira

El expresidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, posa para las fotos con algunos periodistas extranjeros tras la rueda de prensa celebrada en Sao Paulo (Brasil). EFE/Sebastião Moreira

"Me siento ofendido, el juez debería tener mucha responsabilidad para no confundir conversaciones personales con cosas públicas. Fue deprimente, pobre y de mala fe. No fue correcto. Eso no contribuye con la democracia y el objetivo es siempre intentar destruir la imagen de Lula", declaró.

No obstante, el expresidente reconoció que Moro "es una figura inteligente y competente, pero es un ser humano y el exceso puede llevarlo a cometer errores". "Si él hace el juicio correcto estará cumpliendo un papel extraordinario para el país y le pido a Dios que ponga las manos en la cabeza de él para que sea justo".

Fiscalía pide que se mantenga su nombramiento pero sin blindaje

Por su parte, el fiscal general de Brasil, Rodrigo Janot, propuso al Tribunal Supremo que se mantenga el nombramiento del expresidente Luiz Inácio Lula da Silva como ministro, pero sin el fuero privilegiado que le blinda ante los tribunales comunes, informaron fuentes oficiales.

El nombramiento de Lula como ministro de la Presidencia está suspendido de forma cautelar en función de la decisión de un juez del Supremo, aunque el pleno de esta corte tendrá la última palabra sobre el caso. El magistrado que suspendió la designación, Gilmar Mendes, consideró que la presidenta brasileña, Dilma Rousseff, ofreció a Lula el cargo con la intención de obstruir la justicia, puesto que el expresidente es investigado por lavado de dinero en un caso relacionado con la corrupción en Petrobras.

En su dictamen, el fiscal dijo que "desde el punto de vista estrictamente jurídico, no hay obstáculos" para que Lula asuma su cargo. No obstante, resaltó que "hay indicios" de que Rousseff incurrió en un "desvío de finalidad", lo que significó que habría ejercido sus competencias legales para alcanzar un "propósito diferente del que le es atribuido por el ordenamiento jurídico".

Por ello recomendó que no se mantenga el fuero privilegiado asociado al cargo de ministro, que obligaría a que los procesos en su contra se tramiten en el Supremo.

Tanto Lula como Rousseff han negado que el nombramiento tenga relación con el proceso abierto contra Lula en el Tribunal Federal de Curitiba y por la petición de la fiscalía de que se ordene la prisión preventiva del exmandatario.

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