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"El matrimonio homosexual es una cuestión de principios"

Diputado socialista y ponente de la ley que legaliza las bodas gays en Francia. Este católico, padre de cinco hijos, no entiende los argumentos, y mucho menos la violencia, de los opositores a la norma, que le han lanzado amenazas de todo tipo

SERGIO LEÓN

Para Erwann Binet (Brest, 30 de julio de 1972) fue toda una sorpresa ver la violencia empleada por la derecha y los opositores a los matrimonios homosexuales en Francia. El país, reconocido por sus ideales de libertad, se vio sacudido por una oleada de protestas inaudita ante la aprobación de una ley que era uno de los ejes del programa electoral con el que François Hollande ganó la presidencia.

Hacía 17 años que un socialista no entraba en el Elíseo y parece que una parte de la sociedad francesa no estaba preparada para lo que iba a llegar. Binet, diputado por el Partido Socialista, fue ponente de la ley de 'matrimonio para todos' que convierte a Francia en el décimo país europeo en aprobar las bodas gays. Reconoce que el camino hasta conseguir su aprobación fue duro. Recibió amenazas de todo tipo, pero, lejos de amedrentarse, se las tomó como el mejor aliciente para seguir luchando contra la homofobia.

Nunca entenderá el empeño de tantos por elevar a la categoría de catástrofe lo que cree que es 'sencillamente una cuestión de legalidad'. Binet, católico y con cinco hijos, entiende que no hay mayor justicia que el reconocimiento de todos los modelos de familia.

¿Por qué era tan importante para el Partido Socialista francés sacar adelante esta ley de Matrimonio para Todos?

El tema del acceso de los homosexuales al matrimonio es algo que está en nuestro programa y en nuestras vidas desde hace años. De hecho ya con Lionel Jospin se aprobó en 1999 la ley de parejas de hecho y, por lo tanto, era normal una prolongación de ello hacia el matrimonio para todos. De ahí que haya sido una de las primeras medidas que se han tomado con el Gobierno del presidente Hollande.

¿Sirvió de referencia la ley aprobada en 2005 por el Gobierno socialista de José Luis Rodríguez zapatero?

'El matrimonio es algo banal y quería demostrar que después de la ley no iba a producirse ningún apocalipsis'

Sí, totalmente. Fue una referencia muy importante. De hecho yo como ponente para esta ley decidí escuchar los testimonios de diputados de diferentes países que habían defendido la norma en, por ejemplo, Portugal o España. Estas audiencias incluso fueron públicas, se retransmitieron por televisión. Lo que me interesaba demostrar es que esas sociedades donde ya se había adoptado la ley la habían integrado con naturalidad. Realmente, el matrimonio es algo banal y quería demostrar que después de la ley iba a producirse ningún diluvio, ningún apocalípsis, que por otro lado era lo que defendían nuestros oponentes.

¿Cree que era necesario recordar los nuevos tipos de familia ante la concepción de la familia tradicional?

Sí, ha sido un avance de este texto. El hecho de que aunque el matrimonio para todos solamente concierna, digamos, a una pequeña parte de la población, la reflexión ha sido global, ha permitido que todo el mundo reflexione sobre los diversos modelos de familia, ya sea monoparental, homoparental o reconstituida. Todas pertenecen y conforman el paisaje social francés. Esta ley ha permitido abrir los ojos ante ello.

¿Se ha producido un debate ético en Francia?

Desde el principio nosotros rechazamos que fuera una cuestión de ética, que para eso ya tenemos en Francia el Comité Nacional de Ética compuesto por expertos, un Consejo de Sabios, a los que se les consulte previamente. Por lo tanto, en este caso, diría que la ética se puede aplicar a las consecuencias sociales de un avance médico, pero no a esta ley, que lo que aporta es una cuestión sencillamente de legalidad. Lo que sí es cierto es que no se veía un debate así desde hacía mucho en Francia, todo el mundo hablara de ello, en el seno de las familias, en la oficina, en los bares. Lo que sí ha permitido es dar a conocer la existencia de las familias homoparentales y, por otro, que las personas imaginen cómo sería la situación de que un familiar o de alguien cercano, un hijo, un hermano, pudiese declarar su homosexualidad. Y creo que si quedaban restos de homofobia en el país, esto ha permitido abordarlo y luchar contra ello.

¿Qué supone esta ley para Francia?

'Para nosotros, esta ley supone el reconocimiento de la vida de pareja, de la vida en familia'

La respuesta depende según la Francia de la que hablemos. La verdad es que ha sido una gran sorpresa ver que este debate ha revelado que quizás no todo el mundo está en el mismo punto de aceptación de la igualdad de derechos para los homosexuales. Quiero utilizar aquí con mucho cuidado cada palabra. Para nosotros esta ley supone el reconocimiento de la vida de pareja, de la vida en familia, de los homosexuales en este caso, que es algo que al igual que en España ya preexistía a la aprobación de su ley. El hecho de que ya existiese en el Código Civil el reconocimiento a la pareja homosexual hace que ahora oficialmente la sociedad, o al menos eso es lo que pretendemos, reconozca esta situación. Creo que esto es la última etapa en la lucha contra la homofobia y por el reconocimiento de las parejas homosexuales.

¿Las manifestaciones de los opositores, de las más violentas del país en décadas, han sacado a la luz el lado más radical de una parte de la sociedad francesa?

La verdad es que ha habido una pequeña parte de la población, que ha sido en realidad más numerosa de lo que esperábamos, que ha sabido organizado eficazmente, incluso ellos mismos se han sorprendido. Lo cierto es que ha sido una sorpresa para todos porque es una parte de la población que está educada, que tiene formación, pero que en general no está tan politizada. Son conservadores, sin duda, pero que suelen encauzar ese conservadurismo por vías diferentes de la política. Habrá que ver en un futuro cómo evoluciona.

Desde luego, entre esas personas había extremistas de derecha, violentos y homófobos, pero yo creo que una gran mayoría eran también manifestantes católicos con una visión tradicional de la familia y que salieron a defender su modelo de referencia. Yo creo que esta ley les muestra a todas estas personas que existen diferentes modelos, que el que ellos defienden, el clásico, digamos, no es el único. Las manifestaciones han sido desde luego un impacto. Veremos la digestión a largo plazo. Sin duda todavía existe una oposición relativamente importante. Ayer mismo -por el miércoles- durante una conferencia sobre los diferentes rostros de la familia, tenía delante de mí a una treintena de personas que no me querían dejar hablar, en fin, que estaban totalmente opuestas a lo que presentaba.    

Los contrarios a la ley argumentan que desde su aprobación apenas ha habido enlaces entre personas del mismo sexo. De ser cierto, ¿cree que puede deberse al clima de tensión y violencia creado?

'Las amenazas son una motivación. Ayudan a a avanzar con más fuerza'

No creo que sea así porque, primero, no sabemos exactamente el número de matrimonios. A modo de ejemplo puedo decir que en París, desde el verano, de los 4000 matrimonios que se han celebrado, 510 eran homosexuales. De hecho, en la prensa más leída, la prensa regional, todo este tipo de matrimonios han sido muy mediatizados y han tenido un tratamiento positivo. Así que no creo realmente que haya habido peligros a la hora de celebrar estas uniones de pareja. Son pocos los alcaldes que se han opuesto a celebrar matrimonios homosexuales. Por lo tanto, no es correcto decir que han sido pocos. Y aunque hubiesen sido pocos, no se trata del número, sino que se trata de una cuestión de principios, de la necesidad de proteger a estas personas.

¿Qué sintió el 29 de mayo, el día de la primera boda entre personas del mismo sexo en Francia?

Sentí una gran alegría. No como en el momento de la votación. Es verdad que la ley fue políticamente muy relevante, tuvimos mucho trabajo y había mucho seguimiento. Cuando conseguimos que saliera adelante, nos levantamos todos, toda la bancada nos levantamos para gritar igualdad. Pero tal vez por toda la tensión acumulada, en ese momento no sentí realmente emoción. Al contrario que durante el primer matrimonio homosexual, en Montpellier. Todo el mundo estaba allí, medios internaciones, toda la prensa francesa presente. No era evidentemente un momento íntimo, pero sí fue un momento muy emotivo y sentí una gran felicidad.

Luchar por la ley, hacer posible que los matrimonios homosexuales sean legales, le sirvió para empezar a vivir bajo amenazas

El proyecto de ley se depositó el 7 de noviembre de 2012, y a mí nombraron ponente ese mismo día. La primera amenaza ya la había recibido el 6 de noviembre, el día anterior, porque en los periódicos ya se decía que iba a ser yo el ponente para esta ley. Sí, las amenazas han sido muchas, pero yo diría que han sido más una motivación. El hecho de que haya gente así, que se enroca frente a uno y a lo que uno defiende, indica que se está yendo por el buen camino. Por lo tanto esos vientos contrarios ayudan a avanzar con más fuerza. No temía por mí porque en la Asamblea estamos sobreprotegidos, nunca habíamos trabajado con tanto cordón policial, lo que sí temía es que esa violencia se ejerciera en contra de los homosexuales.

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