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El fin de la moratoria da luz verde a las colonias judías

La ampliación de los asentamientos compromete la paz

RAQUEL GARCÍA

Los colonos judíos están de fiesta. Esta medianoche finaliza la moratoria a la construcción en los asentamientos en el territorio palestino ocupado de Cisjordania y el Gobierno de Binyamín Netanyahu ha dado carta blanca para reiniciar la edificación. Organizaciones de la derecha y ultraderecha celebrarán por ello esta tarde en la colonia de Revava (en el norte de Cisjordania) una gran fiesta de la colonización. Los líderes colonos calculan que unos 80 autobuses acudirán a los festejos, promovidos por organizaciones cercanas al derechista partido Likud, que preside Netanyahu.

La presión ejercida por la comunidad internacional en las últimas semanas para que Israel prorrogue el cese parcial y temporal a la edificación decretado en noviembre no ha servido de nada. Netanyahu ni siquiera ha escuchado el claro llamamiento del presidente Barack Obama para que prorrogara la moratoria. Si el presidente palestino, Mahmud Abás, cumple con sus amenazas, las conversaciones de paz se acabarán. Pero resulta difícil creer que Abás vaya a dar plantón a Washington y deje en evidencia a Obama abandonando el diálogo poco más de tres semanas después de haberlo iniciado.

Israelíes, palestinos y estadounidenses han llevado a cabo una maratón de reuniones en Nueva York para tratar de encontrar en el último minuto un acuerdo que permita salvar la cara a todas las partes y continuar con el diálogo de paz. Abás ha declarado que aceptará 'fórmulas de compromiso' y Netanyahu ha insistido en reiniciar la construcción, aunque asegura que esta no será masiva. Sin embargo, ninguna de las opciones encima de la mesa ha logrado la aceptación de unos y otros.

Abás se conformaría con una prórroga temporal que dé un margen de unos meses para tomar una decisión definitiva sobre las fronteras del futuro Estado palestino, pero no aceptará la construcción limitada a los grandes bloques de asentamientos en suelo palestino, que Israel considera que pasarán a ser suyos en cualquier acuerdo de paz.

Los colonos han empezado a preparar el terreno y ayer instalaron una veintena de caravanas y viviendas móviles en una colina a las afueras de Revava.

Mientras, en Jerusalén se han vivido unos días de tensión después de que un guarda de seguridad israelí matase el miércoles a un civil palestino en el barrio árabe de Silwan. Según fuentes médicas palestinas, el gas lacrimógeno empleado por la policía en los días siguientes para sofocar las protestas provocó la muerte a un bebé palestino de poco más de un año.

El Ejército israelí está en alerta por el temor de que el reinicio de las obras de las colonias prendan de nuevo la mecha de la violencia.

 

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