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"No nos abandonéis"

Miles de hondureños desafían al Ejército y piden en la calle apoyo internacional para que regrese Zelaya. Barricadas y cargas junto al Palacio Presidencial

JUAN CARLOS RIVERA TORRES

El Gobierno de facto hondureño sacó este lunes de nuevo los tanques a la calle para imponer silencio y apariencia de normalidad. Pero la situación en el país era cualquier cosa menos normal: miles de hondureños salieron a la calle para pedir apoyo al mundo y exigir el regreso de Manuel Zelaya a la presidencia.

'Pedimos a la ONU y a la OEA que no nos abandonen. El pueblo no tiene armas para expulsar a un presidente; sólo contamos con nuestra fuerza y voluntad, pero necesitamos respaldo internacional', dijo a Público Óscar Edgardo Mejía, que desafío a los tanques y salió a la calle.

Bajo un sol que quemaba la piel, con la camisa impregnada de sudor, Mejía, de 42 años, maestro de español y de filosofía, gritaba con el puño alzado: '¡Quién dijo miedo!' '¡Fuera golpistas!'.

Honduras amaneció en calma tras el golpe de Estado que el domingo había expulsado del país al presidente, Manuel Zelaya y había nombrado, bajo la amenaza de las bayonetas y la condena internacional, a su sustituto, Ricardo Micheletti. La noche del domingo fue silenciosa por imperativo las autoridades golpistas habían decretado toque de queda, pero poco a poco la gente fue saliendo a la calle: en Tegucigalpa, en San Pedro de Sula, en El Progreso...

Pese a que los militares patrullaban las principales arterias, miles de hondureños se atrevieron a desafiarles con gritos y pancartas: '¡Fuera golpistas!', '¡Porque los honestos somos más... Venceremos!'. E incluso referencias burletas al nuevo hombre fuerte impuesto por el Ejército con la bendición posterior del Congreso: '¡Fuera goriletti!'.

Tegucigalpa continuaba minada de soldados. Por las calles desoladas circulaban vehículos del Ejército, que cortó las calles cercanas al Palacio Presidencial. Pese a ello, miles de manifestantes fueron congregándose en los alrededores unas 8.000 personas para expresar su descontento. Algunos levantaron barricadas y el Ejército practicó algunas cargas a porrazos. La tensión es máxima.

En San Pedro, la segunda ciudad del país, unos 4.000 manifestantes se apostaron frente a la catedral. Algunos ciudadanos incendiaban llantas, derribaban estantes metálicos de periódicos partidarios del golpe de Estado y levantaban también barricadas con bolsas de basura y otros objetos para bloquear el paso de los carros de la Policía.

La incertidumbre era este lunes total en el país centroamericano, en parte también por el apagón informativo orquestado por el Gobierno y la complicidad con el golpe de algunos medios. Ni las televisiones ni las radios informaban en condiciones normales. La mayoría transmitía música y los noticieros sólo reflejaban la versión de los golpistas.

El presidente de facto y el gobierno que lo apoya cerró emisoras de radio potencialmente críticas como Radio Progreso y militarizó el Canal 11, en Tegucigalpa, además de cortarle el servicio de energía eléctrica.

Las garantías constitucionales han sido suspendidas en horas nocturnas, pero la presión sobre los medios de comunicación va mucho más allá de la noche: se propone aislar herméticamente al país de todo contacto con el exterior.

El apagón informativo se intensificó desde primera hora de la mañana de ayer con el objetivo de controlar a los medios locales y aislar también a los ciudadanos del exterior: miembros del equipo de Micheletti ordenaron a la empresa Cablecolor que suspendiera la emisión de las señales de CNN, Telesur, Teletica, Guatevisión, Globovisión, Canal 10, Cubavisión, Caracol, TV Chile... Cualquier emisión procedente del exterior, incontrolable para el nuevo Gobierno y centrada en recalcar su aislamiento internacional y el apoyo a Zelaya.

 

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