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Obama: "No somos ni Grecia ni Portugal"

Urge a la oposición a pactar un acuerdo que marque distancias.

ISABEL PIQUER

No somos Grecia ni Portugal”, exclamó ayer Barack Obama al instar a los republicanos a presentarle un “plan serio” este fin de semana para elevar el techo de la deuda y reducir el déficit. Cuando faltan algo más de dos semanas para que EEUU corra el riesgo de suspender pagos y después de que Standard & Poor’s se sumara a Moody’s al anunciar que podrían rebajar la calificación de la deuda, las negociaciones seguían paralizadas anoche entre la Casa Blanca y la oposición conservadora sobre un posible compromiso para rescatar al país del abismo financiero.

S&P también ha puesto a EEUU en vigilancia negativa por posible impago.

“No deberíamos estar tan cerca de la fecha límite. Nos estamos quedando sin tiempo”, dijo el presidente estadounidense en una rueda de prensa en referencia al 2 de agosto, fecha tope para no fallar a ningún compromiso financiero. “Si me enseñan un plan serio, estoy listo para avanzar”, declaró Obama, que añadió que no hacían falta “soluciones radicales”. Radicales o no, de momento no hay soluciones. La semana de negociaciones no ha dado frutos. Las dos partes siguen igual de enfrentadas. Obama volvió a enumerar las concesiones que había hecho de cara a alcanzar una solución: “rebajar el nivel de gasto, en porcentaje, al nivel de la presidencia de Eisenhower”, repensar la cobertura médica de pobres y mayores para los próximos años y aumentar los impuestos a “la gente como yo, que se lo puede permitir”. A cambio, pidió a los republicanos abandonar su “rígida postura ideológica”.

Pero es un diálogo de sordos. El presidente de la Cámara de Representantes, el republicano John Boehner, anunció, por su parte, que su partido votará unilateralmente la próxima semana un plan para elevar la deuda en 2,4 billones de dólares, aprobar recortes por la misma cantidad, algo que la Casa Blanca considera inaceptable, y añadir una enmienda constitucional que prohiba al Gobierno endeudarse por un valor superior al 18% de su PIB, enmienda que de todas formas no pasará la luz verde de un Senado mayoritariamente demócrata. Escenarios posiblesEn este momento, hay varias propuestas sobre la mesa: un “gran acuerdo”, como lo califica Obama, en el que los demócratas se comprometerían a recortar programas sociales y otros gastos, en especial de Defensa, por valor de cuatro billones de dólares en la próxima década, a cambio de subir los impuestos a los más pudientes; un acuerdo parecido, pero con recortes de “sólo” dos billones de dólares, acordado en la precedente ronda negociadora liderada por el vicepresidente, Joseph Biden, que los conservadores no aprobaron; y una opción de urgencia, un plan B en caso de que las dos partes no alcancen un compromiso.

La Casa Blanca baraja una solución de urgencia que tomaría en solitario

Esta última propuesta viene del líder de la minoría republicana en el Senado, MitchMcConnell, daría a Obama la posibilidad de incrementar el techo de la deuda en tres partes en los próximos 18 meses. Los republicanos, a cambio, podrían oponerse al incremento, dejando al presidente, en último término, la posibilidad de vetar la decisión del Congreso, un encaje de bolillos legislativo en el que la Casa Blanca se saldría con la suya, pero asumiría toda la responsabilidad política del déficit. Obama no descartó recurrir a esta opción en el peor de los casos: “por lo menos evitaría una catástrofe”, dijo. El problema del plan B es que es muy impopular entre los republicanos más radicales, que llevan la voz cantante en este momento en las negociaciones.

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