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Obama sabía que Egipto y Bahréin estaban al borde de la revolución

El presidente de EEUU encargó un informe sobre el descontento social en el mundo árabe el pasado agosto

PUBLICO.ES / EFE

El presidente de EEUU, Barack Obama, ya estaba al tanto del creciente descontento social en el mundo árabe y que este podía desencadenar en cambios políticos drásticos en países como Egipto, Bahréin o Yemen, tal y como ha sucedido. Obama encargó un informe a este respecto, informó hoy el diario The New York Times. En el informe también solicitó propuestas de cómo empujar esos cambios teniendo en cuenta sus intereses estratégicos.

En su edición digital, el periódico revela que Obama ordenó que se identificaran en un documento secreto los posibles puntos calientes en esa parte del mundo, en particular en Egipto, y que presentara propuestas de cómo podría su gobierno empujar cambios políticos en países con líderes autocráticos que al mismo tiempo eran valiosos aliados de EEUU.

El informe clasificado, de 18 páginas, según indicaron fuentes del Gobierno bajo condición de anonimato, aborda uno de los problemas que afronta la administración Obama ante los acontecimientos en Egipto y en otros países.

Se trata de cómo encontrar el equilibrio apropiado entre las exigencias democráticas de los manifestantes, por un lado, y por otro sus intereses estratégicos y el deseo de evitar una mayor inestabilidad.

'No hay duda de que Egipto estaba en la mente del presidente', afirmó un funcionario que participó en la elaboración del informe. 'Había incógnitas sobre la sucesión en el país y Egipto es el ancla de la región', indicó. En aquel momento todo apuntaba a que el entonces presidente de Egipto, Hosni Mubarak, planeaba entregar el poder a su hijo Gamal.

Asimismo, las elecciones legislativas del pasado noviembre ya se anticipaban como una farsa, la policía egipcia estaba encarcelando a blogueros y el premio nobel de la Paz y opositor egipcio, Mohamed el Baradei, iba a volver a su país para encabezar un movimiento de oposición incipiente.

Mientras, en el caso de Yemen, a Obama le preocupaba que la intensa atención que prestaba el Gobierno a operaciones antiterroristas contra Al Qaeda dejara de lado o ignorara una crisis política en ciernes, asegura el diario.

'Ya fuera en Yemen o en otros países en la región, se veía una serie de tendencias', una población grande de jóvenes, un gastado sistema educativo, economías estancadas y tecnologías de redes sociales como Facebook y Twitter, calificadas por la fuente como una 'prescripción real para problemas'.

El descontento unido a las redes sociales, la llama de las protestas

La Casa Blanca celebró reuniones semanales con expertos del Departamento de Estado, la CIA y de otras agencias. El proceso fue liderado por Dennis Ross, el asesor principal del presidente para Oriente Medio; Samantha Power, directora del área del Consejo de Seguridad Nacional para temas de derechos humanos, y Gayle Smith, director responsable para el desarrollo global.

El Gobierno mantuvo el proyecto en secreto porque temía que, de conocerse, los aliados árabes lo presionarían, algo que efectivamente ocurrió cuando las protestas se desataron en El Cairo.

El informe destaca cuatro países para un análisis más profundo: uno que estaba tratando de introducir cambios, otro que se ha resistido a ellos y dos con profundos vínculos estratégicos con EEUU y con tensiones religiosas. Esas características apuntarían a Jordania, Egipto, Bahréin y Yemen, asegura 'The New York Times'.

El estudio ayudó a delinear otros mensajes del Gobierno estadouidense, como el discurso que pronunció la secretaria de Estado, Hillary Clinton, en enero en la capital de Catar, Doha, en el que criticó a los líderes árabes por resistirse a las reformas.

De acuerdo con el diario, Obama también presionó a sus asesores para que estudiaran los alzamientos populares en Latinoamérica, el este de Europa y en el sureste de Asia para determinar cuáles habían tenido éxito y cuales no.

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