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Occidente y los países árabes presionan en la ONU a Al Asad

El Ejército sirio controla el norte y el este de la periferia de Damasco

EUGENIO GARCÍA GASCÓN

El Ejército sirio consolidó este martes su control sobre los suburbios del norte y el este de Damasco después de que durante tres días se registraran duros enfrentamientos entre las fuerzas regulares y el rebelde Ejército Sirio Libre (ESL), unos choques que, según activistas de la oposición, han dejado más de un centenar de muertos, incluidos 60 civiles.

Paralelamente, Occidente y los países árabes se unieron en el Consejo de Seguridad de la ONU para instar al presidente sirio, Bashar al Asad, a que transfiera el poder de manera inmediata a uno de los sus vicepresidentes, que debería encargarse de preparar una transición que culmine en unas elecciones generales.

La amenaza contra Al Asad suena a ultimátum, aunque por el momento no parece que Estados Unidos esté considerando una intervención militar de la OTAN, como sucedió el año pasado en Libia. Rusia ha adoptado una posición de defensa de Siria y ha estado buscando un diálogo entre las dos partes que la oposición rechaza sin paliativos.

A la sede de la ONU acudieron varios ministros de Exteriores occidentales, incluidos los del Reino Unido y Francia, y la secretaria de Estado norteamericana, que junto con sus colegas árabes ejercieron toda la presión posible para persuadir a Rusia de que no usara su derecho de veto contra la resolución. Moscú, sin embargo, no parecía dispuesta a perder otro aliado en la región, máxime después de la caída del coronel libio Muamar Gadafi, que los rusos consideran que fue 'tramposa'.

El texto de la resolución evita hablar de nuevas sanciones sobre una economía que ha sufrido el asedio de Estados Unidos durante décadas. A pesar de ello, Rusia calificó la resolución de 'camino hacia la guerra civil'.

Lo que está claro es que ni Occidente ni la oposición aceptan a Al Asad como interlocutor. En este sentido, Riad al Shaqfa, que es el coordinador de los Hermanos Musulmanes sirios, dijo a la agencia de noticias Anatolia que su grupo ha rechazado la iniciativa rusa de diálogo porque Al Asad está llevando a cabo una 'matanza'. Los islamistas han mantenido durante la revuelta, al menos hasta ahora, un perfil bajo de manera deliberada, aunque es evidente que se trata del grupo más poderoso del país con diferencia.

Tanto la oposición siria como Occidente han decidido que su estrategia recaiga directamente sobre la espina dorsal del régimen, es decir el presidente Al Asad, confiando en que su desaparición de la escena permitirá una transición 'tranquila' hacia la democracia. A corto y, sobre todo, medio plazo se verá si esta estrategia es válida, aunque hay analistas que pronostican una situación caótica y sangrienta que ni Washington ni sus aliados parecen considerar.

A los choques armados de la periferia de Damasco hay que añadir los que tuvieron lugar en otras poblaciones, especialmente en Homs y sus alrededores. Activistas de la oposición manifestaron que los rebeldes controlan la mayoría de los barrios de Homs, una de las ciudades más belicosas, aunque esta información no se ha podido contrastar.

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