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Pakistán rescata a niños que los talibanes convierten en suicidas

Once muchachos, de entre 9 y 18 años, fueron entrenados para cometer atentados

AUGUSTINE ANTHONY (REUTERS)

Once muchachos de entre 9 y 18 años aguardan conocer su próximo destino en una comisaría paquistaní del valle de Swat. El Ejército les considera presuntos terroristas entrenados por los talibanes para convertirse en kamikazes.

Las fuerzas paquistaníes, que luchan contra los insurgentes en la región, rescataron ayer a nueve chavales durante una redada a un campo de entrenamiento talibán. Otros dos se entregaron voluntariamente. Un soldado paquistaní dijo a Reuters que muchos menores entrenados por los talibanes son llevados a las comisarías por las propias familias.

'Les han lavado el cerebro de tal forma que incluso llaman infieles a sus padres', comentó ayer el presidente de la provincia Frontera Noroeste, Bashir Bilour.

El lavado de cerebro talibán incluía la proyección de películas sobre la opresión de los musulmanes en los territorios palestinos y en Cachemira. Los rebeldes islamistas también dieron instrucciones religiosas a los chavales, para convencerlos de que irían al paraíso si mataban a los enemigos.

Muchas familias se han visto obligadas a entregar a sus hijos a los talibanes, en opinión del general Tahir Hameed, que organiza la ofensiva militar en la ciudad más importante del Swat, Mingora. Algunos muchachos han vuelto al hogar familiar, pero su estado mental es tan confuso para los padres, que les llevan a la Policía.

El Estado paquistaní quiere ahora decidir cómo rehabilitar a estos supuestos terroristas en potencia de tan cortas edades.

Los talibanes se han atribuido en varias ocasiones la responsabilidad de atentados suicidas perpetrados por menores en Pakistán y Afganistán. La fuerzas de seguridad paquistaní han mostrado vídeos en los que algunos niños dicen estar entrenados para inmolarse, pero no existen fuentes independientes que corroboren esta información.

Pakistán lanzó una ofensiva hace casi tres meses contra el bastión talibán en el valle de Swat, al noroeste del país, después de que los rebeldes se acercasen peligrosamente a 100 kilómetros de la capital.

La campaña militar obligó a dos millones y medio de personas a huir de la zona, pero las autoridades han autorizado el regreso de los refugiados desde hace dos semanas.

Según los datos oficiales, casi 1.800 insurgentes han muerto en la ofensiva, pero los talibanes todavía son fuertes en el norte del valle e incluso las afueras de la ciudad de Mingora son peligrosas.

El Ejército paquistaní tiene abierto otro frente en la región suroeste de Waziristán, donde supuestamente se esconde el talibán paquistaní Baitulah Mehsud, líder de la región tribal. Los rebeldes son más numerosos y poderosos en el suroeste, según los analistas.

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