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Los palestinos de Israel se presentan a las elecciones unidos
por primera vez

El 20% de la población israelí son árabes. Su lista está impulsando el interés de esta minoría en los comicios aunque es dudoso el papel que podrá jugar en el próximo parlamento

Una mujer pasea junto a un cartel de la lista árabe unida. - REUTERS

EUGENIO GARCÍA GASCÓN

JERUSALÉN.- En las pasadas elecciones en Israel la participación de la minoría árabe o palestina fue del 57%. Una cifra que se espera que el próximo martes aumente significativamente. Esto es debido a que por primera vez en la historia todos los partidos árabes concurren bajo una lista única a la que los sondeos atribuyen entre doce y 16 de los 120 escaños que hay en la Kneset.

Los árabes suelen ser muy fieles electoralmente y el acicate de la unidad puede incrementar su participación hasta en diez puntos con respecto a los anteriores comicios. Sin embargo, históricamente ha habido una alta abstención puesto que muchos árabes consideran que la presencia de sus diputados en el Parlamento no ha servido para nada, lo cual es cierto.

Entre los grupos más importantes que insisten en que no deben participar en los comicios se encuentran Abna al Balad y el Movimiento Islámico (Sector del Norte) de Raed Salah, dos grupos que han declinado la invitación de la lista única por los motivos mencionados. "Participar en las elecciones significa dar legitimidad a la ocupación y al sistema de apartheid", ha explicado Ahmad Jalifa, líder de Abna al Balad.

Quienes participan lo hacen porque consideran que la Kneset es un instrumento más para luchar por sus derechos. Son Hadash, Balad, Taal y el Movimiento Islámico (Sector Sur). Todos ellos representan ideologías diferentes que van desde la izquierda filocomunista al islamismo característico de los Hermanos Musulmanes pasando por el nacionalismo, y están liderados por Ayman Odeh.

La unidad viene obligada porque la Kneset acaba de aprobar una ley que incrementa del 2% al 3,25% el umbral para alcanzar representación parlamentaria, un umbral que difícilmente habrían logrado estos partidos concurriendo por separado. En la Kneset recién disuelta, los partidos árabes combinados sumaban once escaños.

Los árabes representan aproximadamente el 20% de la población de Israel de 8,2 millones, de los que el 80% son musulmanes, el 10% drusos y el restante 10% cristianos. La vasta mayoría de los 350.000 palestinos de Jerusalén oriental no tienen nacionalidad israelí y por lo tanto no pueden votar.

"En un reciente debate televisivo, el cabeza de lista Ayman Odeh tuvo una lucida participación, centrando sus intervenciones en cuestiones próximas a la gente, como el coste de la vida. Su discurso cívico resultaba atractivo. Aunque Odeh dice que no formará coalición con los laboristas, la lista árabe puede jugar un papel relevante para contener a la derecha", dice Motti Morell, un veterano publicista israelí que ha dirigido en el pasado campañas del Likud y de los laboristas.

La mayor parte de los sondeos señalan que la lista árabe puede convertirse en la tercera fuerza de la Kneset, por detrás de la Unión Sionista (laborista) y del Likud. En el en caso de que sea así, y en el caso de que hubiera una coalición entre la Unión Sionista y el Likud, algo que no se puede descartar, el líder de la lista árabe se convertiría en jefe de la oposición, una situación que no tiene precedentes y que difícilmente tolerarían los partidos sionistas.

"La última guerra de Gaza y el racismo creciente son los dos factores que han movilizado más a los árabes israelíes, y esto es algo que se ha notado especialmente en el último año", comenta Amnon Beeri-Sulitzeanu, codirector ejecutivo del Fondo Abraham, una ONG israelí que trata de tender puentes entre judíos y árabes. Las especulaciones de que la lista única se alíe después del martes con los laboristas de la Unión Sionista han corrido sin demasiada convicción en las últimas semanas, pero es una posibilidad bastante remota que carece de precedentes.

Uno de los más destacados candidatos de la lista única, Ahmed Tibi, ha declarado que el líder de la Unión Sionista, el laborista Yitzhak Herzog, "está muy equivocado si piensa que nos tiene en el bolsillo". En cualquier caso, la lista árabe está mucho más próxima a la Unión Sionista que al Likud, del que le separa prácticamente todo.

La estrategia electoral de los árabes ha sido la de presentarse como el "campo democrático" frente al "campo sionista" de los laboristas y al "campo nacionalista" del Likud. Sus intereses chocan con los de los dos últimos campos y, atendiendo al pasado, es muy difícil vislumbrar qué papel puede jugar en la nueva Kneset.

Aunque la lista árabe está haciendo hincapié en la educación, las demoliciones de casas árabes y palestinas o la carestía de vida, es evidente que una de sus mayores preocupaciones es el conflicto de Israel con los palestinos, y que apoyarán incondicionalmente cualquier avance que se proponga.

Ahora bien, es bastante complicado, aunque no imposible, que la Unión Sionista consiga formar una coalición de gobierno estable que afronte el conflicto con los palestinos, por la sencilla razón de que la mayoría de los israelíes prefiere que continúe la situación actual a salir de Cisjordania. Esto es algo que depende en Europa y los europeos han dado repetidas muestras de que no tienen ninguna intención de resolverlo.

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