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Parlamento de Mujeres Bolivia Así se organiza el movimiento feminista en Bolivia para "recuperar" el país

La crisis postelectoral en el país andino ha derivado en violencia y militarización del país. Ante esta compleja situación política, las mujeres bolivianas se están movilizando para abrir espacios de diálogo, análisis y protesta desde el Parlamento de Mujeres, que se celebra de espaldas a los disturbios de La Paz.

Una sesión del encuentro Parlamento de las mujeres de Bolivia, en La Paz.- MUJERES CREANDO

Naira I. Abal Camargo

Cuando todo estalló en Bolivia, al día siguiente de las elecciones celebradas el 20 de octubre de 2019, las mujeres sabían lo que las protestas y el clima de tensión significarían. La segunda vuelta era aún una opción. Por un lado, se asumía la victoria del MAS, el partido de Gobierno, mientras su principal contendiente, Carlos Mesa, candidato de la coalición Comunidad Ciudadana, comenzaba las denuncias de un fraude electoral.

El 23 de octubre, cuando se hacía oficial la victoria de Evo Morales, las protestas se multiplicaban por todo el país. Ese mismo día, María Galindo, feminista y militante de Mujeres Creando y con 25 años de lucha, escribía el artículo No nos maten por una silla y los temores se confirmaban. Galindo hacía un llamamiento a las feministas de todo el país para organizarse. El mensaje fue recibido y se sumó a la búsqueda de una solución democrática desde varios sectores, y desde otros departamentos se alistaron convocatorias para llevar a cabo encuentros feministas para plantear una propuesta, para analizar la situación, para escuchar desde la disidencia y la rebeldía.

La primera convocatoria del Aquelarre Subversiva, un encuentro de feministas autónomas, llamaba a un encuentro el 27 de octubre en la ciudad de El Alto, la segunda ciudad más poblada del país, conocida por ser un lugar de asentamientos inmigrantes, tanto de áreas rurales como de otros departamentos del país, un importante motor económico del departamento de La Paz. Luego se sumó la convocatoria en La Paz para una reunión el 28 de octubre. El mismo día, las feministas del sur, que representan el movimiento de Sucre y Tarija, se encontraban con el objetivo de imaginar otras alternativas, y en Cochabamba ya se contaba con un pronunciamiento el 29 de octubre. Cuatro de nueve departamentos iniciaron la organización y los pronunciamientos que han desembocado en el llamado Parlamento de Mujeres que sigue sumando sesiones en La Paz.

El Movimiento feminista en Bolivia no es un ente unificado y se entiende desde distintas voces y características particulares. Caben tanto movimientos como Mujeres Creando, que incluye a compañeras trans, cholas, putas y birlochas; como el movimiento de Católicas por el Derecho a Decidir, que cobró fuerza cuando se debatió la despenalización del aborto; Ni una menos, que se organizó en torno al movimiento internacional del 8 de marzo contra los feminicidios en el país; Pan y Rosas, conformado por jóvenes universitarias de izquierda; la Aquelarre Subversiva, encuentro feminista autónomo; y las Warmis en Resistencia, que se describen como mujeres y feministas diversas. A estos, se suman las feministas autoconvocadas, es decir, mujeres que asumen en su cotidianeidad el feminismo pero no se adscriben a ningún movimiento.

La escalada de violencia

Al mismo tiempo que el país se incendiaba de violencia, las mujeres se ponían en movimiento para ganar espacios en el terreno que aún está por despejarse. Durante los momentos de mayor algidez, en Cochabamba, la tercera ciudad más importante del país, se llegó a crear una suerte de milicia ciudadana motorizada, y en Santa Cruz continuaba el bloqueo pacífico por parte de ciudadanos organizados en torno a los cabildos, que luego pasaron a ensalzar la figura de Luis Fernando Camacho, presidente del Comité Cívico. La Paz también vivía bloqueos en la ciudad, pero con el funcionamiento normal tanto del aparato estatal como del transporte, la banca y la empresa privada.

Fue el 31 de octubre, con la confirmación de dos muertes en Montero, municipio ubicado a 50 km de Santa Cruz, cuando el malestar ciudadano aumentó y el cabildo cruceño solicitó, por primera vez, la renuncia de Morales a la presidencia del Estado Plurinacional. El mismo día se organizaba en la ciudad la Segunda Asamblea Feminista y Diversa, con la rabia aún fresca por la tardía respuesta del Gobierno frente al incendio forestal que devoró cuatro millones de hectáreas en la Chiquitanía.

La articulación continuaba para encontrar espacios de diálogo y disidencia tanto a la figura del MAS como a la figura de Luis Fernando Camacho, que cobraba fuerza de forma peligrosa por su conservador discurso sobre la Biblia y su participación en movimientos como Con mis hijos no te metas, además del rechazo a la Ley de Identidad de Género, promovida el año 2016 y que llegó el 5 de noviembre a la ciudad de La Paz para entregar al primer mandatario una carta de renuncia.

A un día de este arribo, se registraron en Vinto, una provincia del departamento de Cochabamba ubicado a 14 kilómetros del centro de la ciudad de Cochabamba, nuevos enfrentamientos entre partidarios del MAS y personas disidentes, resultando una persona fallecida con traumatismo craneoencefálico y la vejación a la alcaldesa Patricia Arce Guzmán, autoridad del MAS, señalada por la turba como la organizadora del transporte de sus partidarios para generar actos violentos.

Desde varias ciudades, impulsadas por el Comité Cívico, se mandaron caravanas de estudiantes, mineros y civiles a La Paz para apoyar la llegada de Camacho a la ciudad con su exigencia de renuncia del presidente.

¿Qué es el Comité Cívico?

Sara Vásquez, del movimiento de Mujeres Creando de Santa Cruz, explica su rechazo a esta figura y a la institución que representa: “El Comité Cívico es una instancia que ha nacido hace más de 50 años en Santa Cruz, pero ya desde su nacimiento se ha formado para defender los intereses de la oligarquía cruceña empresarial, que está compuesta sobre todo por familias que han llegado del extranjero, familias que han gozado del beneficio de la otorgación de tierras, del latifundio, de gobiernos muy anteriores a Evo Morales pero que se han fortalecido durante este Gobierno". La activista insiste en que el comité defiende los intereses de la oligarquía cruceña, como muestra la concentración del agronegocio. "Y acá es importante recalcar que el MAS no era de izquierda, el MAS se decía de izquierda, se decía socialista pero alentó políticas extractivistas en desmedro de la población en general y a favor del sector privado del agronegocio”, critica.

"Se ha echado a Evo porque se estaba perpetuando en el poder y por indio"

Para Vásquez, Fernando Camacho sólo “se ha subido sobre la lucha por la democracia en Bolivia, sobre el descontento popular de la gente pero se ha logrado echar a Evo Morales no por todas sus políticas extractivistas y neoliberales, sino porque se estaba perpetuando en el poder y por indio, porque ese es el discurso que ha prevalecido en todas esas masas manejadas por Luis Fernando Camacho”.

El líder de Comité Cívico de la ciudad de San Cruz, Luis Fernando Camacho, arenga a sus seguidores en La Paz, Bolivia.- REUTERS/CARLOS GARCÍA

El líder de Comité Cívico de la ciudad de San Cruz, Luis Fernando Camacho, arenga a sus seguidores en La Paz, Bolivia.- REUTERS/CARLOS GARCÍA

La renuncia de Evo Morales, también exigida por sus propias Fuerzas Armadas, al contrario de lo que se creía, agravó la crisis y la fractura social. Su salida del poder fue acompañada de masivas renuncias de ministros, diputados, senadores y alcaldes del MAS. Después, llegó una ola de saqueos, protestas y quema de instituciones por parte de seguidores del presidente depuesto, hasta que el pasado domingo, la Policía se viera rebasada y solicitara el apoyo de los militares, pese a sus históricas diferencias irreconciliables.

La mañana del 11 de noviembre,las ciudades de La Paz y Cochabamba despertaron heridas por actos de vandalismo, mientras la población era también víctima de una ola de desinformación que contribuía a un clima de indefensión y desde el cual se aprobó que existiera un control militar y policial en las calles, ciudades y comunidades, para evitar vulneraciones criminales. Esta medida, hasta hoy, tiene en su haber ocho muertes por disparo de bala que aún deben ser esclarecidas.

Mientras todo ardía, las mujeres hablaban

Con militares en las calles, protestas ciudadanas de El Alto y un clima de inestabilidad, se llevaron a cabo las primeras reuniones del Parlamento de Mujeres, el 12 de noviembre para definir cómo las mujeres y trans podían reunirse y articularse, con una pregunta central: ¿Qué es para ti la democracia?

Varias mujeres asisten a la primera sesión del Parlamento de las Mujeres en La Paz, Bolivia.

Varias mujeres asisten a la primera sesión del Parlamento de las Mujeres en La Paz, Bolivia.

Durante la segunda sesión de este parlamento, María Galindo inició la jornada recordando que esta iniciativa busca rescatar el diálogo pese a pensar diferente, como una señal al país, a los los machistas, fascistas, patriarcas dueños de la escena que, según critican los diversos movimientos, son incapaces de sentarse a dialogar.

“Queremos dejar claro que nosotras estamos instalando el Parlamento de Mujeres para que se convierta en parlamento de barrio, parlamento de cuadra, parlamento de sector, parlamento de plaza; parlamentos, porque la democracia y la política han sido privatizadas en toda América Latina, porque el Parlamento no está dando respuestas y la pacificación que quiere el país va a venir de un diálogo que vamos a ser capaces de activar los bolivianos y las bolivianas, y por eso este parlamento es una estrategia política muy importante, una estrategia metodológica del cómo hacer las cosas”, apuntó.

Algunas de las participantes de este parlamento llegaron sorteando el conflicto que se hacía más tenso en algunos barrios y el miedo a lo que podía suceder con militares y Policía en las calles. Sin embargo, desde el desconocimiento a los caudillos, este espacio autogestionado se instauró y a su conclusión, las asistentes sentían y expresaban que esto era y es necesario para entender lo que pasa, para plantear acciones desde sus áreas de trabajo, para recuperar poco a poco la paz.

El grito que el Comité Cívico lanzó en Santa Cruz contra el expresidente Morales durante sus marchas, "¿Quién se rinde? ¡Nadie se rinde! ¿Quién se cansa? ¡Nadie se cansa! ¿Evo de nuevo? ¡Huevo carajo!", fue acuñado y modificado por este parlamento feminista que sigue celebrando sesiones con la vista puesta en lo que está por venir en la Bolivia post Evo: "¿Quién nos salva? ¡Nadie nos salva! ¿Quién nos manda? ¡Nadie nos manda! ¿Quién nos guía? ¡Nadie nos guía! ¿Machos y fachos de nuevo? ¡Huevo carajo!".

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