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El Pasok, de nuevo en el eje de la gobernabilidad

Los resultados en las elecciones griegas colocan a los socialistas como la  formación clave para regir el destino del país

RAÚL BOCANEGRA

Los resultados de las elecciones griegas encierran una paradoja (así te hemos narrado la jornada en directo). El partido más odiado por los griegos tras la traición de los rescates, el desahuciado Partido Socialista Panhelénico, es, de nuevo, decisivo para regir el destino del país. La aritmética electoral sitúa a la formación dirigida por el exministro Evangelos Venizelos en el eje de la gobernabilidad.

Junto con Nueva Democracia (ND), el partido de Antonis Samarás, el candidato de la derecha, el favorito de Europa, y el vencedor de las elecciones, el Pasok suma mayoría suficiente para formar gobierno. Sin embargo, Venizelos decidió meter presión a Syriza, la fuerza de izquierdas que se ha llevado la mayoría de los votos perdidos por el Pasok. Venizelos vinculó su apoyo a ND, y, por tanto, a la gobernabilidad de Grecia, a que Tsipras y Syriza, además de Fotis Kouvelis, líder de Izquierda Democrática, entren en el Ejecutivo o apoyen al Gobierno. Con esta maniobra, Venizelos intenta frenar el desgaste de su formación y compartirlo con las fuerzas antimemorándum y antiausteridad, Syriza e Izquierda Democrática.

Syriza se ha situado, con toda lógica, en la oposición a Nueva Democracia 

Syriza rechaza de plano esta posibilidad y se ha situado, con toda lógica, en la oposición a ND, habida cuenta de su oposición al memorándum y a las políticas de austeridad que estas conllevan y a la distancia de sus planteamientos con los de Samarás y Venizelos. Tsipras es consciente de que dar su apoyo a un gobierno de ND y Pasok significaría su tumba política, por lo que jamás aceptará la envenenada propuesta de Venizelos.

Anoche, en un discurso ante sus seguidores, Tsipras acudió acompañado de Manolis Glezos, el hombre que bajó hace casi 70 años la bandera nazi de la acrópolis cuando terminó la ocupación de Grecia. Fue todo un guiño debido a la presencia, de nuevo, del partido nazi Amanecer Dorado en la Cámara. Glezos manifestó que los jóvenes eran la esperanza de un mejor futuro. Syriza recibió muchos apoyos de la gente joven.

Kouvelis, un viejo zorro de la política, sin embargo, es favorable a aceptar la propuesta de Venizelos. Él ha manifestado durante la campaña que lo importante para Grecia es tener un Gobierno fuerte, capaz de negociar com legitimidad con Europa y el FMI. Y para ello trabajará, según se desprendió de su discurso. Sin embargo, su solo apoyo no es suficiente para Samarás, que debe contar con Venizelos en todo caso.

El Pasok tendrá que elegir entre apoyar a Samarás sin Tsipras o forzar unas nuevas elecciones

Con estas respuestas, el Pasok tendrá que tomar una decisión. O bien apoyar a Samarás sin Tsipras o, bien optar por un giro dramático de los acontecimentos: intentar forzar, con la oposición de toda Europa, unas nuevas elecciones. Lo más probable es que el Pasok sea coherente con su trayectoria última y, aun sin Syriza, decida entrar en el Gobierno o, como mínimo, apoyar las políticas de Estado de Samarás.

En ese caso, su discurso político se centrará en atacar la bisoñez y la juventud y la irresponsabilidad de Syriza que, en estas elecciones, se ha confirmado como una alternativa sólida de Gobierno. O Europa reacciona y concede un respiro a los griegos (aliviando la presión de la austeridad a toda costa) después de que estos votaran por su candidato o, la próxima vez, con toda probabilidad, habrá un Gobierno encabezado por Tsipras.

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