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Portugal, pendiente de la decisión del presidente sobre el nuevo Gobierno

Terminada la ronda de contactos con los diferentes partidos, el conservador Cavaco Silva debe elegir entre un Ejecutivo de derechas en minoría o un tripartito de izquierdas.

EL presidente de Portugal, Anibal Cavaco Silva. - REUTERS

AGENCIAS

LISBOA.- Los partidos políticos portugueses encaran la recta final de las negociaciones postelectorales con la atención puesta ya en el presidente, Anibal Cavaco Silva, a quien corresponde decidir si designa primer ministro al conservador Pedro Passos Coelho o al socialista António Costa.

El jefe de Estado ha concluido este miércoles la ronda de contactos que inició después de las elecciones parlamentarias del 4 de octubre, en las que la coalición Portugal al Frente no logró la mayoría suficiente para garantizarse seguir en el Gobierno. Su continuidad, por tanto, dependía de la búsqueda de otros aliados y de un hipotético acercamiento al Partido Socialista. Sin embargo, finalmente ha sido esta última la formación que parece haber logrado el apoyo necesario, tras aliarse con el Bloque de Izquierdas y los comunistas.

El martes, Costa confirmó a Cavaco Silva que "se dan las condiciones para que el PS pueda formar Gobierno con un apoyo mayoritario que garantiza la estabilidad para el conjunto de la legislatura". Este miércoles ha sido el líder comunista, Jerónimo de Sousa, quien ha defendido ante el presidente que hay "otra solución de gobierno" alternativa a la liderada por Passos Coelho al confirmar su apoyo a un Ejecutivo liderado por los socialistas, tal y como hizo el martes el Bloque.

"Hay una gran mayoría de legisladores (dispuestos) a formar un Gobierno encabezado por los socialistas, lo que le permitirá presentar el programa y empezar a trabajar con soluciones duraderas para defender los intereses nacionales", ha explicado De Sousa tras verse con el jefe de Estado. El líder comunista coincidió con el Bloque en que sería "una pérdida de tiempo" nombrar a Passos Coelho como jefe de Gobierno, pues será rechazado en el Parlamento.

Aún así, se espera que Cavaco Silva, de 76 años, de perfil conservador y a punto de finalizar su segundo y último mandato, nombre primer ministro a Passos Coelho, cuya formación obtuvo el 39% del total ─seis puntos más que el PS─, por ser el líder de la formación más votada, en detrimento de un tripartito de izquierdas. Una decisión que algunos analistas ya han calificado de arriesgada teniendo en cuenta que, legalmente, los conservadores deberán luego obtener la aprobación de una mayoría del Parlamento para poder empezar a gobernar.

Y en la Asamblea portuguesa, la alianza de centro-derecha del PSD (Partido Social Demócrata) y el CDS-PP (Centro Democrático y Social) suma 107 escaños, frente a los 86 del PS que, unidos al Bloque (19) y a los comunistas (17), podrían impedir que el nuevo Gobierno tomase posesión, al contar con 122 parlamentarios, seis más de los de la mayoría absoluta (116).

Si una anunciada moción de rechazo contra el PSD y el CDS-PP prosperase con los votos de la izquierda, Cavaco Silva volvería a tener que decidir entre dos opciones: aceptar como segunda opción a un tripartito liderado por el PS o dejar en funciones al Ejecutivo de Passos Coelho hasta junio de 2016, cuando legalmente sería posible convocar otras elecciones.

Dos días después de las legislativas del pasado día 4, Cavaco Silva ya se dirigió al país para explicar por qué quería a los conservadores liderando una "solución de Gobierno" y no a los socialistas junto a dos partidos más escorados a la izquierda. "Debe haber garantías de que se respeten las obligaciones en organizaciones como la OTAN, así como las resultantes de la adhesión plena a la UE y la zona euro", alertó entonces Cavaco Silva.

El PCP pidió en su programa una salida de la OTAN y cuestionó la pertenencia de Portugal a la moneda única, mientras que el Bloque solicitó una auditoría a la deuda pública para saber qué es legítimo devolver y qué no. Los tres partidos de izquierda han asegurado que, si finalmente pactan, se centrarán en cuestiones domésticas como la protección de los salarios, las pensiones y el trabajo, antes que en temas esos temas en los que guardan profundas discrepancias. Si se cerrase este pacto, sería un hecho inédito en los 40 años de democracia portuguesa.

El PS, que se ha alternado en el poder en Portugal con el PSD de Passos Coelho, ha estado históricamente enfrentado con el Bloque y aún más con el PCP, sobre todo por asuntos macroeconómicos e internacionales. En cualquier caso, el PS de António Costa ha insistido en que, si lidera un Ejecutivo con la izquierda marxista, mantendrá el compromiso con Bruselas de mantener controlado el déficit portugués.

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