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"Es una pura operación de comunicación"

Martine Billard es diputada nacional y número dos del Partido de Izquierda

A. PÉREZ

Martine Billard, ex líder de Los Verdes, es ahora diputada del Frente de Izquierdas y número dos de uno de sus integrantes, el Partido de Izquierda de Jean-Luc Mélénchon.

Fillon ha anunciado en su comunicado que trabajará para el 'empleo y las solidaridades'. ¿Existe alguna razón para creerle?

En solidaridades, nos tememos lo peor. Fillon empieza a tramitar una ley para reformar el Código de Trabajo y recortar convenios colectivos de empresa favorables a los trabajadores. Además el Gobierno prepara un proyecto de ley sobre la dependencia de la tercera edad. Todos los informes indican que quieren confiar ese sector a seguros privados. Lo de Fillon es una pura operación de comunicación. ¡No podía decir otra cosa!

Después de las declaraciones de Nicolas Sarkozy en 2008 sobre una 'revolución ecológica total', el tema parece que está desapareciendo.

'El medio ambiente ya no interesa a los conservadores'

Sí, el medio ambiente ha desa-parecido. El propio Sarkozy dijo en el último Salón de la Agricultura: 'Empezamos a estar hartos del medio ambiente'. Ya no interesa a los conservadores. Normal: los grupos de presión antimedio ambiente han saltado a escena. En el comunicado de Fillon no hay una sola palabra sobre ecología. En el último minuto, algún asesor se acordará de que hay que poner una frase.

Fillon sigue teniendo una imagen de hombre riguroso con las cuentas públicas, cuando la Comisión de Finanzas de la Asamblea Nacional reconoce que el endeudamiento ha alcanzado el peor nivel de la historia de Francia en tiempos de paz.

Fillon conserva esa imagen por la poca guerra que le da parte de la izquierda. En Francia, el problema es que los ingresos del Estado disminuyen, pese al incremento de la presión fiscal sobre los hogares, a causa de las desgravaciones que la derecha concede al capital. Nosotros hemos calculado que, volviendo a los niveles de fiscalidad de 2002 y favoreciendo subidas salariales, podríamos hacer entrar en las arcas del Estado 135.000 millones de euros suplementarios cada año. La buena imagen de Fillon sólo existe como contrapunto a la imagen de agitado, de hombre que no está a la altura de la situación, de Nicolas Sarkozy. Es verdad que, cuando se ven las imágenes de Sarkozy en el G-20, hay motivos para sentir vergüenza.

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