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El régimen sirio niega la asistencia médica a manifestantes heridos

El Ejército impide el paso a las ambulancias tras un bombardeo

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Un viernes más, tras la oración del mediodía decenas de miles de sirios exigieron en las calles de las principales ciudades del país la dimisión de Bashar al Asad. El Ejército rompió la promesa de detener la represión arrancada por la Liga Árabe sólo dos días atrás y volvió a disparar contra los manifestantes, causando la enésima masacre en el país árabe: murieron 20 personas, según los opositores Comités de Coordinación Local.

Homs, considerada el epicentro de la revuelta popular, se llevó la peor parte: allí perdieron la vida ocho opositores al régimen. 'Las fuerzas de seguridad continúan bombardeando y lanzando ataques en el distrito de Bab Amro', aseguró Nisreen el Shamayleh a la cadena árabe. 'Al menos diez personas resultaron heridas, pero el Ejército impidió que las ambulancias entrasen en el barrio y atendiesen a los heridos, mientras los aviones militares seguían sobrevolando la zona', relató El Shamayleh a Al Yazira.

Mueren 20 personas en varias ciudades sirias en un nuevo viernes sangriento

Como en viernes anteriores, las grandes mezquitas sirias fueron rodeadas por tanques y decenas a veces centenares de militares armados con rifles automáticos y porras. En Latakia, Hama y la periferia de Damasco, las fuerzas de seguridad cargaron contra los manifestantes que coreaban eslóganes contra Al Asad y solicitaban ayuda internacional para poner fin a la dictadura. Al menos tres personas murieron y varias más quedaron malheridas. 'Hemos visto a mucha gente en el suelo con heridas de bala y tememos que algunos no sobrevivan', describió a Reuters un residente de Kanaker, a pocos kilómetros de la capital siria.

La nueva represión violenta no impidió que Al Asad tendiese simultáneamente la mano a los opositores: el régimen anunció una amnistía a los rebeldes que 'hayan sido engañados' y no tengan delitos de sangre. 'El Ministerio de Interior llama a todos los ciudadanos que llevaron armas, las vendieron, las transportaron y/o financiaron su compra, pero no cometieron crímenes, que se entreguen en la comisaría más próxima', anunció el titular de Interior, Mohamed al Chear, ante las cámaras de la televisión estatal siria. 'Todo el que se entregue y deponga sus armas será puesto en libertad pronto y se le considerará amnistiado', continuó Al Chear.

El Ministerio de Interior ofrece una amnistía a los que se entreguen

La oferta entra en vigor hoy, un día antes de la Fiesta del Sacrificio, una de las festividades más importantes del calendario musulmán.

El régimen sirio no tardó ni 24 horas en convertir en papel mojado el acuerdo alcanzado entre delegados sirios y representantes de la Liga Árabe en El Cairo el miércoles. No sólo no ha detenido la brutal represión, sino que tampoco ha liberado a los centenares de detenidos durante las protestas ni ha abierto las fronteras del hermético país a observadores y periodistas internacionales. La prohibición vigente impide contrastar la información de forma independiente.

Ya el miércoles se alzaron numerosas voces escépticas, que dudaban del cumplimiento de la hoja de ruta por parte del dictador sirio y se oponían a un diálogo si antes no dimite Al Asad. Hoy, grupos opositores como el Consejo Nacional Sirio, volvieron a recelar de la sinceridad de la nueva oferta estatal.

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