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Schröder mintió sobre el maltrato a prisioneros de EEUU

El Gobierno alemán tenía información sobre los abusos por parte de las tropas de EEUU, algo que negó en su día

GUILLEM SANS MORA

El Gobierno del ex canciller alemán Gerhard Schröder siempre había dicho que no supo que el Ejército de EEUU maltrataba a prisioneros hasta que surgió el escándalo de Abu Ghraib en 2004. Pero una comisión de investigación que empezó este jueves a trabajar en el Bundestag (Parlamento Federal) tiene pruebas de que la Oficina Federal de Investigación Criminal (BKA) ya tenía noticia de semejantes prácticas en una fecha tan temprana como octubre de 2001, un mes después del 11-S.

La televisión pública ARD emitió una entrevista con Abdel Halim Khafagy, un egipcio que hoy tiene 76 años y que había vivido durante años en Múnich. Cuando sucedió el 11-S, Khafagy estaba en Bosnia y Herzegovina, adonde había viajado con un amigo jordano a finales de agosto para publicar un libro. A las tres de la madrugada del 25 de septiembre, Khafagy y su acompañante se despertaron por golpes en la puerta de su habitación del Hotel Hollywood de Sarajevo. Hombres armados irrumpieron en la estancia y les detuvieron. Según ARD, un soldado estadounidense ha declarado que Khafagy se defendió con tanto ahínco que para reducirlo tuvieron que darle un culatazo en la cabeza, causándole una herida que requirió varios puntos. Ambos fueron trasladados a la base Eagle Base de Tuzla.

El destacamento alemán en Bosnia recibió una llamada de ayuda de sus colegas estadounidenses: habían detenido a un residente en Múnich con documentos sospechosos y necesitaban ayuda para traducirlos. Funcionarios del BKA y un traductor del Servicio Federal de Información (BND) viajaron a Sarajevo desde Alemania para ocuparse de un fajo de papeles ensangrentados. El contenido se reveló inofensivo.

Los americanos insistieron en interrogar a los sospechosos e invitaron a los funcionarios alemanes a acompañarles, pero éstos se negaron. Los soldados les habían dicho sin ninguna mala conciencia que negaban asistencia jurídica a los prisioneros, les robaban el sentido del tiempo y les impedían dormir. Uno de los alemanes advirtió de que el comportamiento de los americanos podría castigarse en un tribunal de crímenes de guerra.

En Berlín, a la Cancillería llegó una nota en la que uno de los funcionarios hablaba de 'ciertos indicios de violaciones de derechos humanos y prácticas interrogativas que contravienen normas alemanas'. Eso no impidió a Frank-Walter Steinmeier, entonces asesor de Schröder y hoy ministro de Asuntos Exteriores, colaborar estrechamente con EEUU en el intercambio de información sobre prisioneros, algo que a posteriori ha relativizado la negativa alemana a invadir Irak.

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