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Sinaloa Periodismo en México: La autocensura como método de supervivencia

Varios periodistas mexicanos del estado de Sinaloa relatan las malas consecuencias que tiene informar sobre el narcotráfico y la corrupción política.

Manifestación en Sinaloa por el asesinato del periodista Javier Valdez./AFP

Antonio Olalla | Jéssica Hernández

Con el asesinato a golpes a finales de mayo del periodista y corresponsal del Grupo Imagen, Héctor González, en el estado de Tamaulipas, ya son seis periodistas los asesinados en México en 2018. Cifra que el pasado 2017 fue de 11 y que se completa con el escalofriante dato de 104 periodistas en lo que va del sexenio presidencial del actual jefe del ejecutivo mexicano, liderado por Peña Nieto, que disfruta de sus últimos días de mandato ante las próximas elecciones.

La continua sangría de violencia hacia los informadores tuvo su punto álgido con el asesinato el 15 de mayo de 2017 del periodista del semanario Ríodoce, Javier Valdez Cárdenas. Fue en la ciudad de Culiacán, capital del estado de Sinaloa, cuna del mayor cartel de la droga del mundo. El brutal asesinato de Valdez, a manos de una de las facciones del Cartel de Sinaloa, supuso un antes y un después en la visibilización de la violencia que sufren los periodistas que trabajan e informan en México, especialmente en la parte noroeste del país y las zonas fronterizas con EEUU.

Estos lugares geográficos son donde los cárteles de la droga y los traficantes de inmigrantes ejercen sus lucrativos negocios. La figura de Valdez era conocida en el ámbito internacional, sus reportajes y sus libros habían dado a conocer a todo el mundo el sangriento mandato del ex presidente Calderón, caracterizado por la violencia que desató la guerra del estado contra las diferentes organizaciones mafiosas que actúan en México, especialmente en Sinaloa.

"No podemos andar con el delirio de persecución todo el día, pero ejercer el periodismo aquí es peligroso"

Pero ¿cómo es el día a día para los periodistas que trabajan en un estado como Sinaloa?, un lugar donde el narco toca todos los ámbitos de la vida y por ende de la actualidad. Para poder hacer un relato realista y contextualizado nos reunimos en Culiacán con varios periodistas de la región. Entre ellos estaba el veterano periodista director de la revista Espejo, cofundador de Riodoce y colaborador del diario Noroeste, Alejandro Sicairos: "no podemos andar con el delirio de persecución todo el día, pero ejercer el periodismo aquí es peligroso. Sinaloa es la cuna de los mayores narcos del mundo".

Sicairos es miembro de la Asociación de Periodistas 7 de junio, una entidad que trata de mejorar la situación de la profesión periodística del país norteamericano. Él es uno de los grandes conocedores de la actualidad sinaloense. Durante la entrevista no paró de remarcar que "hay un antes y un después de lo de Valdez. Uno antes manejaba con cierta facilidad informaciones relacionadas con el crimen organizado sin tener cuidado, nos creíamos invulnerables en cierto modo y nos escudábamos para publicar muchas veces en medios internacionales, pero se mostró que esa seguridad era falsa".

“El gremio está muy dolido, pero el periodismo no está silenciado, solo bajó el nivel de denuncia”. Para Sicairos, el periodista no debe tener miedo a autocensurarse para sobrevivir, "publiquemos lo que publiquemos da igual, nada va a cambiar en este estado marcado por la corrupción y la convivencia de los políticos y las autoridades con el crimen organizado". "Creo que el tiempo de publicar trapos sucios de los grandes narcos, especialmente de las nuevas generaciones, ya ha pasado. Más vale sobrevivir que trabajar el periodismo de denuncia", agregó con cierto aire de resignación.

"Más vale sobrevivir que trabajar el periodismo de denuncia"

Y no le falta razón al veterano periodista: en México el gremio periodístico está desprotegido y muchas veces olvidado por las autoridades y la policía. Esta situación ha derivado en una gran sensación de impunidad que anima a todo tipo de delincuentes, no solo narcotraficantes, a atacar a periodistas por el simple hecho de informar.

En estas condiciones, en las que nadie va a defender a los profesionales de la información, la autocensura y el esquivar determinados temas se han convertido en rutina para muchos periodistas mexicanos. “Y es que a veces no es solo tu vida la que pones en peligro”, como nos recuerda el periodista de Paralelo23 Mario Martini, fundador de la iniciativa 'Todos Somos Sinaloa' que apoya a los niños de educación pública en zonas de marginación y violencia. “No podemos arrastrar a nuestras familias y ponerlas en peligro por haber elegido esta profesión”, asegura. Además, Martini nos afirmó tajante que “los periodistas no podemos hacerle la chamba al narco, publicando informaciones que benefician a uno u otro bando y que luego leerán millones de personas”.

'No más periodistas asesinados'./AFP

"No más periodistas asesinados"./AFP

Narcopolítica

Pero entre los periodistas de Sinaloa no solo se identifica a los grupos de narcotraficantes cómo responsables de esta situación de impunidad. Entre estos profesionales no paran de señalar a los políticos y a numerosos efectivos policiales como cooperadores necesarios de las entidades delictivas. Para los periodistas de la zona, la narcopolítica es otra práctica clave para entender la situación de inestabilidad social que reina en toda la república mexicana. Respecto a este problema, la organización civil mexicana Artículo 19 publicó recientemente un informe sobre agresiones a periodistas mexicanos y concluyó que la violencia ya no proviene del narco sino de los políticos).

La policía y numerosos políticos en muchos casos están tocados y sobornados por el dinero y los favores del narcotráfico. Además, el auge de otros grupos delictivos, como ladrones de automóviles y de combustibles, que también copian las fórmulas de extorsión y compra de favores del narco, han aumentado el clima de impunidad especialmente en el noroeste de México y estados cómo Guerrero, Michoacán, Zacatecas y Tamaulipas. Por este motivo no solo se agrede y asesina a periodistas, defensores de los derechos humanos, líderes de grupos indígenas y miembros de colectivos sociales también pagan con su vida e integridad física denunciar y combatir la situación de desigualdad.

"La actividad de la narcopolítica anima a todo tipo de delincuentes a agredir a periodistas y diferentes agentes sociales"

"La actividad de la narcopolítica anima a todo tipo de delincuentes a agredir a periodistas y diferentes agentes sociales, te dicen en tu propia cara: ‘ya se han quebrado a un periodista y no pasó nada, ándate con cuidado’", relata José Alfredo Beltrán, periodista del diario Noroeste. "Este clima de impunidad creado por la narcopolítica ha hecho que cualquier delincuente encuentre una excusa para amenazar al periodista, muchas veces ya no sabes qué tema publicar sin que te amenacen", denuncia Beltrán.

El mismo periodista con rabia y con el semblante serio nos comenta que “este modelo de sociedad ha creado un estado fallido que ha dejado a muchos trabajadores, especialmente a los periodistas, sin una red de protección”. Y, sin censura, critica al anterior gobernador de Sinaloa, Mario López Valdez, que gobernó el estado norteño entre 2011 y 2017. En esta crítica a las políticas del anterior gobernador, Beltrán comenta que no dudó en poner al frente de la policía del estado a efectivos policiales con supuestas relaciones con grupos de narcotraficantes.

Además, durante ese mandato varios periodistas, que realizaron feroces críticas al fenómeno de la narcopolítica, desaparecieron y murieron asesinados y nunca se supo nada de los autores de estos hechos. Para eso el periodista del Noroeste puso como ejemplo el secuestro y asesinato del también periodista Humberto Millán que, junto al asesinato de Javier Valdez, han sido dos de los asesinatos que más repercusión han tenido en la comunidad internacional.

"¿Cómo no vas a tener cuidado de lo que publicas después de lo que pasó?"

Humberto Millán criticó, desde la radio y el periódico La Discusión, los vínculos que varios políticos de la región tenían con el Cartel de Sinaloa y sus grandes capos. Por este motivo, desde los círculos periodísticos de la zona señalaron que fue un crimen provocado por los políticos de Sinaloa, lo que creó una tremenda ola de autocensura entre los periodistas que cubrían el día a día de la política local. "Convives a diario con ellos, trabajas informando de ellos, de lo que declaran, de lo que dictan, ¿cómo no vas a tener cuidado de lo que publicas después de lo que pasó con Humberto?", remarca Beltrán mientras apunta en su libreta de trabajo.

La defensa por parte de la empresa

En este contexto, y mientras nos ganábamos la confianza de los periodistas entrevistados, en la charla surgió el tema de la defensa que hace la empresa periodística de sus trabajadores y colaboradores. Beltrán no dudó en tomar la palabra y hablar del periódico en el que trabaja: el Noroeste, uno de los más importantes de la región. Hace ocho años se decantó por un cambio editorial y decidió no investigar el fenómeno del narcotráfico, dando solo noticias generales y de alcance nacional o interés público, como por ejemplo, la detención del jefe del Cartel de Sinaloa el "Chapo Guzmán". Este tipo de informaciones fueron las que aparecieron en el Noroeste los últimos tiempos. Según comentó Beltrán, este protocolo de "rebajar" esta clase de noticias fue seguida por todos los medios locales que trabajan en la zona, a excepción del semanario Riodoce, que ha ocupado poco a poco ese espacio.

Sixto Román, periodista de Paralelo23 y compañero de Humberto Millán en el programa de radio que ambos conducían, quiso hacer énfasis en la vocación de los profesionales mexicanos de la información. "La mayoría no estamos aquí por ser famosos, estamos para cubrir unas expectativas laborales, porque tenemos nuestra vocación y somos fieles a nuestros lectores", expresó una de las voces con más autoridad dentro del periodismo de Sinaloa. “Pero con el aumento de la violencia contra nosotros desde el sexenio Calderón y esta última crisis económica, los periodistas sí hemos visto que las empresas se han desentendido de sus trabajadores y de la defensa de sus empleados”, según Román.

Con la voz entrecortada y haciendo un esfuerzo, Román puso de ejemplo la desaparición no resuelta en Sonora de Alfredo Jiménez Mota, periodista del Imparcial y antiguo compañero y amigo de Román. "Su caso siempre tenía reservada una parte de la portada del periódico, pero los propios jefes de la publicación no permitían a los trabajadores acudir a los paros secundados en su nombre y los obligaban a seguir trabajando en la redacción". Trabajar cómo si no hubiese pasado nada, sin casi ninguna protección por parte de la empresa, sin una red de protección para sus trabajadores; este es el panorama que vive la mayoría de los profesionales del periodismo en México.

Un billete con la cara del narcotraficante Jesús Malverde./AFP

Un billete con la cara del narcotraficante Jesús Malverde./AFP

El papel de la mujer periodista

"Lo más dramático de nuestra profesión es la impunidad que existen ante las agresiones, las amenazas y los asesinatos"

Con la tarde avanzada en la recepción del hotel donde charlábamos con los tres periodistas, recibimos la visita de Eva Guerrero, directora del periódico Vivavoz. “Somos arriesgadas, nuestra agenda nos la dicta la calle más que las instituciones, aunque lo más dramático de nuestra profesión es la impunidad que existen ante las agresiones, las amenazas y los asesinatos", ésta fue la tarjeta de visita de la brava periodista. En este aspecto, Guerrero contó un triste dato sobre la seguridad mexicana: "solo el 3% de los delitos se resuelven en nuestro país", dato demoledor que explica las tasa de inseguridad que vive la república mexicana, que sitúa a la mujer en una posición aún más vulnerable. Según las estadísticas del propio gobierno mexicano, Sinaloa es el segundo estado con más feminicidios del país. En delitos generales la impunidad es del 97% y en el caso concreto de agresiones a periodistas del 99%.

La directora de Vivavoz puso el foco en la labor policial, que tiene un papel difícil por la falta de medios y efectivos además de la escasa remuneración. Sin embargo, comentó que "esa situación no justifica que cerca del 80% de los efectivos policiales no superan el test de confiabilidad". "Yo no llamaría a un policía si estuviera en peligro", espetó la periodista sinaolense con una ligera carcajada.

En el trasiego de la charla Eva Guerrero, que estaba aprovechando para entrar en directo para la radio que dirige, también quiso reivindicar a la mujer periodista, que tiene “un papel denostado en una sociedad todavía bastante machista como es la mexicana, y en especial la sinaolense, en la que en numerosas ocasiones las mujeres están avocadas a trabajos y puestos poco relevantes”, según Guerrero. Explicaba las muchas dificultades que encuentra una mujer para llegar a puestos directivos, por eso, en algunos casos deciden emprender y montar sus propias empresas periodísticas. "Así fue mi caso con Vivavoz, un periódico digital que también cuenta con una emisora de radio " agregó.

Aún así muchas siguen su carrera como asalariadas y logran alcanzar puestos punteros y es allí donde se encuentran con la brecha salarial. "Conozco casos de varios medios importantes donde una mujer ha sustituido a un hombre en algún puesto directivo, automáticamente ha sido remunerada con un 30% menos de sueldo con respecto al ocupante masculino de ese mismo puesto", explicó.

Además, Eva Guerrero nos dio su visión sobre el acoso sexual que sufren las mujeres en cualquier tipo de trabajo en su país. “Un clásico”, según la periodista, que junto a la criminalización que se hace de la víctima en los propios medios de comunicación "si llevas minifalda es normal que te violen", dice sarcástica, dibuja un panorama difícil para las periodistas y para las mujeres en general en el país.

Riodoce y Javier Valdez

En otro lugar de Culiacán, tras diversas gestiones y algunas desconfianzas, nos reunimos con Ismael Bojórquez, director del semanario Riodoce, donde trabajaba Javier Valdez y que publicó las notas que le costaron la vida. Escritos sobre el hijo de Dámaso López, del mismo nombre, líder de una de las facciones del Cartel de Sinaloa enfrentada a la liderada por los hijos del Chapo Guzmán.

"No nos quedó otro remedio que entrarle duro al tema del narcotráfico"

Al comienzo de la entrevista Bojórquez nos comentó sus inicios en la profesión periodística y cómo allá por 2003, junto a Javier Valdez y otros compañeros del Noroeste, fundaron el semanario Riodoce. Bojórquez nos habló que la publicación buscaba ser un reducto de libertad dentro de la prensa mexicana, con un marcado carácter de denuncia de las desigualdades sociales de México. Poco a poco avanzó el sexenio del presidente Felipe Calderón y México entró en “una especie de guerra civil”, especialmente dura en Sinaloa. "No nos quedó otro remedio que entrarle duro al tema del narcotráfico, la violencia y la corrupción al igual que todos los medios de la época", expresó tajante el director de Riodoce.

Bojórquez, entre sorbo y sorbo de cerveza, explicó que en aquellos años de Calderón todo estaba tocado por el narcotráfico y hacer periodismo sin nombrarlo llegó a ser imposible. “Por este motivo desde la dirección del periódico empezamos a marcar unas líneas rojas para evitar problemas con el gobierno y los narcotraficantes. Una estrategia que evitaba nombrar a familiares de los narcos no implicados de manera pública en el negocio, nunca señalar o destapar operativos y acciones delictivas, tener cuidado con la publicación de fotos y, sobre todo, no actuar cómo policías”.

Con estas premisas, "imaginad qué niveles tan cabrones de autocensura teníamos y tenemos; normalmente no publicamos más de un 10% de lo que sabemos", explica Bojórquez, que con tristeza habla de la muerte de su compañero y amigo Javier Valdez. "Si pudiera dar marcha atrás no hubiera publicado la nota que mató a Javier, en ella en cierto modo se ridiculiza a Dámaso López junior, alías el minilic", principal sospecho de dar la orden a los sicarios que mataron al periodista. Llegados a este punto Bojórquez reflexionó que "no calcularon el impacto social de la muerte de Javier, ni quien lo mató y mucho menos los que lo ordenaron".

"Hay que saber parar a tiempo o las consecuencias pueden ser fatales"

El tiempo pasó rápido y la media hora que nos concedió el director de una de las publicaciones más conocidas de México se convirtió en una hora y media, ya no había tanto recelo hacia los compañeros de profesión extranjeros y apareció el Bojórquez más franco. El mismo que reconoce que muchas veces publicaban sobre el tema del narcotráfico porque es “lo que más vende y vendía mucho", en sus propias palabras. "Es un tema que te atrapa y te genera cierta adicción; hay que saber parar a tiempo o las consecuencias pueden ser fatales", acabó reconociendo el director de Riodoce.

Pero a pesar de las circunstancias y de los compañeros caídos Bojórquez dejó una reflexión dura, "ahora que ha pasado todo esto tengo claro que no me arrepiento de ser periodista y por todo lo que Javier ha dado no podemos cambiar nuestra forma de hacer periodismo, si lo hiciésemos estaríamos traicionándolo y en cierto modo muriendo nosotros también".

Días antes de visitar a Bojórquez tuvimos la oportunidad de entrevistar al gobernador de Sinaloa, Quirino Ordaz Coppel, y entre otros temas hablamos del asesinato de Javier Valdez. El gobernador se congratuló de la detención de los autores materiales como un “éxito en el combate contra la impunidad”, alegó que fue una operación sólida que puede llevar a otras detenciones o nuevas líneas de investigación. Comentándolo con Bojórquez y ya muy fuera de hora, miró el reloj y antes de despedirse sentenció "los supuestos autores materiales están detenidos, ahora confío en que los autores intelectuales paguen por ello. En este país prácticamente ninguno de los delitos contra periodistas no se castigan, pero al gobierno le conviene solucionar por completo este caso. Y cuando es así, es de las pocas veces que en México que un crimen no queda impune".

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