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Un sinfín de trámites que pueden matar a un niño saharaui

Cori Ahmed Baba Sidati, de dos años y medio y habitante de la wilaya de Dajla, espera ser evacuado a España para ser operado de una malformación congénita que puede tener consecuencias fatales

HÉCTOR JUANATEY

Cori Ahmed Baba Sidati nació el 15 de abril de 2011 con una parálisis cerebral y aquejado de un defecto congénito en el pene, llamado hipospadias coronal, que provoca infecciones urinarias de repetición. Cori vive en el barrio uno de la daira Ain-Beida, de la wilaya de Dajla, en los campamentos de refugiados de Tindouf, con su madre, Numma Cori Mohamed, que explica en la jaima de la familia los problemas del pequeño para orinar. El defecto congénito es en realidad una malformación que le impide orinar de forma normal, únicamente puede hacerlo a través de un diminuto orificio que le provoca dolores constantes.

Gonzalo Herrera, coordinador de Urgencias del Hospital San Cecilio de Granada y presidente de la Asociación Granadina de Amistad con la República Árabe Saharaui Democrática (RASD), que normalmente presta asistencia sanitaria dos veces al año en Dajla, es uno de los médicos de Cori. La última vez que le vio fue el pasado día 8, jornada en la que el niño padecía 38’5 grados de fiebre. Ese día, Herrero firmó un informe clínico en el que recomendaba la “imprescindible y urgente” evacuación de Cori a España para poder ser operado. En caso contrario, según el doctor, morirá.

Herrera, que se ha involucrado en el caso desde el principio, asegura que este tipo de malformación puede ser tratada quirúrgicamente pero no en un campamento. Si no se le proporciona dicho tratamiento con prontitud, la infección urinaria puede afectar a la función renal y alcanzar una situación que en cualquier momento “se puede desestabilizar y provocar un shock séptico”. Según el facultativo, no se puede aventurar un plazo en el que ocurrirá esto. “En cualquier momento ─ señala ─ cualquiera de esas infecciones puede matarlo”. 

Herrera cree que todo tiene que ver con “el mundo de la burocracia”, algo, define, muy habitual. “Su evacuación depende fundamentalmente del Gobierno del Frente Polisario, del argelino y del español”, cuenta. Desde el Festival Internacional de Cine del Sahara (FiSahara), que se celebra estos días en la wilaya de Dajla, aclaran que desde hace un tiempo hay más problemas para evacuar saharauis a España.

Los dos trámites que habría que conseguir son: el pasaporte argelino, que suele tardar entre un año y un año y medio, y después lograr que el consulado español en Argel brinde un visado. Es a este último trámite, a la obtención del visado, al que el Gobierno del RASD achaca el problema.

El médico, que hoy en Dajla atiende a una persona prácticamente a oscuras, afirma haber visto la fotocopia del pasaporte argelino de la madre, “también una copia del acta matrimonial y otra del certificado de reagrupación familiar”, añade. Estos papeles son importantes, señala Herrera, porque el padre del niño, Baba, vive actualmente en Sevilla, aspecto que debería favorecer a la evacuación del pequeño.

El caso de Cori trae malos recuerdos al médico granadino. Todavía tiene en la cabeza a Mulay Ahmed, un joven de 21 años que murió el 13 de noviembre de 2012. Padecía un tumor en la nariz y no pudo viajar a España para ser operado. “Se murió diciéndome que le cortara el cuello”, rememora Herrera, para agregar que no contaban con ampollas de morfina que siquiera pudieran calmarle el dolor.

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