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Una suicida asesina a 41 peregrinos en Irak

Campaña de violencia sectaria ante las elecciones de marzo

PÚBLICO / AGENCIAS

En un ataque que las autoridades iraquíes habían previsto pero que no han sabido evitar, una suicida acabó ayer por la mañana con la vida de 41 peregrinos chiíes a las afueras de Bagdad. Vestida con un abaya, la capa negra que cubre el cuerpo bajo el niqab que tapa el rostro, la suicida se acercó a una de las tiendas donde se ofrece descanso y comida a los peregrinos chiíes que se dirigen cada año hacia Kerbala para conmemorar el Arbaín, los 40 días de duelo por el martirio del imán Hussein.

Tras entrar al recinto sin ser cacheada, la terrorista hizo estallar su carga explosiva, un chaleco o un cinturón, y mató a casi medio centenar de personas e hirió a otras cien.

'La gente estaba sirviendo comida a los peregrinos. Una mujer entró dentro de la tienda y poco después todo explotó. Mató e hirió a muchos adultos y niños', declaró Sahib, un peregrino a Reuters.

El caos se apoderó del lugar inmediatamente después de la explosión. 'La gente empezó a gritar suplicando ayuda', contó a la agencia AP Raheem Kadhom, uno de los testigos. Según Kadhom, no se esperó a que llegaran las ambulancias y la gente comenzó a trasladar a los heridos a los hospitales en coches de particulares. Horas después, una carga explosiva junto a una carretera en el sur de Bagdad hirió a otros 12 peregrinos, según informó el Ministerio de Seguridad iraquí.

Millones de fieles chiíes han desafiado año tras año desde la caída del régimen de Sadam Hussein en 2003 las cadenas de atentados suicidas que padecen los peregrinos en su ruta hacia la ciudad santa de Kerbala. La conmemoración del Arbaín (40 en árabe) había sido duramente reprimida, al igual que otras festividades religiosas chiíes, bajo la dictadura de Sadam, originario de la minoría suní iraquí.

A pesar de que las autoridades iraquíes habían anunciado un aumento de las medidas de seguridad durante los días en los que miles de peregrinos tienen previsto trasladarse a Kerbala, no pudieron evitar que otro año más un suicida provocara una carnicería entre la comunidad chií con el objetivo de incendiar el país.

La autoría del ataque apunta a la insurgencia suní, vinculada o no con Al Qaeda, que intenta recuperar la violencia sectaria atacando objetivos civiles de la población chií. Los ataques contra los peregrinos chiíes y algunos de sus santuarios, como el de la mezquita de la cúpula dorada de Samarra, dispararon los atentados y las ejecuciones entre las dos comunidades en 2006.

La celebración de las elecciones parlamentarias el próximo marzo y el veto a varios candidatos suníes vinculados con el régimen de Sadam Hussein han hecho temer una ola de ataques por parte de la insurgencia.

El atentado de ayer se produce una semana después de que cuatro coches bomba conducidos por suicidas asolaran Bagdad matando a decenas de personas.

El general Qassim al Moussawi, portavoz del Ejército, anunció ayer que 134 oficiales y soldados del cuerpo están siendo investigados por dichos ataques y que se enfrentarán a consejos de guerra por negligencia y abandono de su deber. También avisó que los terroristas han diseñado nuevos explosivos más difíciles de detectar.

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