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La tensión y los enfrentamientos se desatan en Jerusalén

PÚBLICO / AGENCIAS

Un día más, Jerusalén ha vuelto ser foco de enfrentamientos. La tensión creciente en torno a la Explanada de las Mezquitas han desatado la violencia en los barrios árabes de la parte Este de la ciudad, escenario desde principios del verano de enfrentamientos entre grupos de palestinos, colonos y fuerzas de Seguridad, especialmente intensos esta noche.

Agentes israelíes irrumpieron en barrios de Jerusalén Este para practicar registros y detenciones, a lo que manifestantes palestinos respondieron lanzando cohetes de artificio y piedras. Los choques fueron especialmente intensos en el barrio de Suafat y en los alrededores de las murallas y se desencadenaron poco después de que cientos de ultranacionalistas judíos marcharan desde Jerusalén Oeste al casco antiguo para exigir el cambio en el estatus de la Explanada.

Al grito de las 'mezquitas serán incendiadas y el templo reconstruido', los extremistas partieron desde el centro Menachen Begin en dirección a una de las puertas de la Explanada, pero fueron frenados por las Fuerzas de Seguridad. A la salida del citado centro Begin fue tiroteado y herido grave hace una semana, presuntamente por un pistolero palestino, el rabino y activista de ultraderecha Yerhuda Glick, uno de los extremistas mesiánicos que más presionan para el cambio del citado estatus, en vigor desde la guerra de 1967. El supuesto pistolero fue acribillado a balazos horas después cuando, según la Policía, se resistía a ser detenido en su casa en el barrio árabe vecino de Silwan.

La tensión en torno a este promontorio, situado en el casco viejo de Jerusalén, ha crecido en los últimos meses después de que corriera el rumor de que el Parlamento israelí estudia una propuesta para abrirlo al rezo judío, como exigen los movimientos procolonos ultranacionalistas. Y se ha disparado con las continuas visitas de diputados de extrema derecha, que entran en el recinto y musitan oraciones fuertemente escoltados por la policía pese a la ley, lo que genera protestas de los musulmanes y disturbios. A ello se ha unido la decisión israelí de impedir la entrada a los musulmanes menores de 50 años.

Las tiranteces se multiplicaron hace una semana después del intento de asesinato de Glick, que se recupera en un hospital. Israel cerró totalmente el santuario al rezo musulmán por primera vez desde 1967, un hecho sin precedentes que incluso condenó Estados Unidos, que exigió la inmediata reapertura. La decisión israelí, unida al anuncio de la construcción de nuevas colonias, condujo a que el miércoles Jordania, a la que le corresponde la administración de la Explanda de las Mezquitas, llamara a su embajador en Tel Aviv y amenazara con romper el histórico acuerdo de paz firmado en 1994.

Aquel acuerdo confirmó la autoridad del ministerio hachemí de Asuntos Religiosos (Awqaq) sobre la Explanada, tercer lugar más sagrado del islám, y la responsabilidad de la seguridad exterior para Israel. El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, telefoneó este jueves al rey de Jordania, Abdala II, para garantizarle que su gobierno no está sopesando cambiar el estatus de la y buscar formas de rebajar la tensión.

En medio del clima que se vive en Jerusalén, el pasado miércoles un conductor kamikaze palestino mató a un guardia de Frontera israelí e hirió a otras 13 personas al arrollarlos deliberadamente junto a una estación del tranvía situada en la carretera que divide en dos la ciudad, en el segundo ataque de este tipo en tres semanas. Uno de los heridos, un joven de 17 años que había ingresado en estado grave, ha muerto esta noche. El pasado 22 de octubre, otras dos personas -un bebé judío de tres meses y una ecuatoriana que se preparaba para convertirse al judaísmo- murieron también atropelladas. En los dos casos, la Policía israelí mató a tiros a los conductores. 

El judaísmo sitúa en la cima del monte donde se encuentra la Explanada, conocido como Moria, el Segundo Templo -su lugar más sagrado- destruido hace unos 2.000 años por los soldados romanos al mando del luego emperador Tito. Desde entonces, la ley judía prohíbe orar sobre él por temor a profanar el Sancta Santorum y en espera de la llegada del Mesías, que según la tradición reconstruirá el santuario. Israel se apropió de Jerusalén Este -que los palestinos reclaman como su capital- en 1967, anexión que no reconoce la comunidad internacional.

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