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Tusk reedita el pacto para hacer frente a Kaczynski

El primer ministro polaco mantendrá alejados a los ultras del Gobierno

PIOTR KOWALSKI

El primer ministro de Polonia y jefe de filas de Plataforma Cívica (PO, centroderecha liberal), Donald Tusk, intenta reeditar la actual coalición de Gobierno con el Partido Campesino (PSL) tras su victoria en las elecciones legislativas del domingo pasado. Tusk, cuyo PO ganó con el 39% de los votos, no quiere perder tiempo y ya ha tenido una primera reunión con sus socios del PSL. Entre ambos partidos suman la mayoría absoluta, aunque muy estrecha, en el nuevo Parlamento (236 escaños sobre 460).

La mayor parte de los dirigentes de PO y PSL piensan que esa fórmula, que ha dado buenos resultados, es la más adecuada para seguir gobernando Polonia y hacer frente a la feroz oposición del partido Ley y Justicia (PiS) del ex primer ministro Jaroslaw Kaczynski. Según Tusk, que revalidó el éxito en las elecciones legislativas obtenido en 2007, sólo un Gobierno con amplia mayoría podrá 'preservar a Polonia de una catástrofe política, económica y financiera, y podremos seguir con las reformas que hemos iniciado'.

La gran sorpresa de la jornada electoral fue Janusz Palikot, un empresario liberal y anticlerical cuyo movimiento, Ruch Poparcia Palikota, con el 10% de los votos y 40 diputados, se ha convertido en la tercera fuerza del país, por delante del PSL y la izquierda socialista (SLD). Esta nueva formación, que defiende los derechos de los gays y que tiene el apoyo de muchos jóvenes, condicionará decisivamente la nueva legislatura.

Aunque Tusk necesitara ampliar sus acuerdos para gobernar sin sobresaltos, ni el PSL estaría por la labor de una alianza con Palikot ni el sector de votantes más conservador de PO lo aceptaría. 'Si la coalición PO-PSL es muy justa, Tusk intentará acercarse a algunos diputados de SLD', opina el investigador Jacek Raciborski.

Tusk, que tiene a su favor la buena situación económica, ganó en el oeste, norte y centro de Polonia, y su victoria tuvo especial relevancia en las grandes ciudades. Kaczynski, que defendió un programa nacionalista, antieuropeo y populista con eco en las capas sociales más desfavorecidas, ganó a PO en el este y sureste del país, las zonas rurales más atrasadas.

El movimiento de Palikot recogió el voto de muchos votantes descontentos con Tusk y el izquierdista SLD, que fue el gran derrotado. La incapacidad de la izquierda por construir una alternativa socialdemócrata a la derecha radical y al centroderecha liberal, y las implicaciones de muchos de sus dirigentes con el régimen comunista polaco impuesto por la URSS, condicionan el presente de esta formación.

Además, muchos ciudadanos no han olvidado que la izquierda poscomunista, cuando gobernó Polonia en democracia, aplicó una política económica ultraliberal que generó paro y miseria y no frenó la corrupción. En estas condiciones 'es muy difícil que esta izquierda pueda tener credibilidad frente a la derecha. La gente tiene memoria y la derecha populista se aprovecha de la situación', destaca la politóloga Anna Sroka.

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