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La UE expedienta a Sarkozy por expulsar gitanos

La comisaria Reding arremete contra el Gobierno francés por la orden de perseguir a los romaníes. Acusa a París de mentir a la Comisión

DANIEL BASTEIRO

Tras reconocer que se enteró de los verdaderos planes del presidente francés, Nicolas Sarkozy, por filtraciones en Internet, la Comisión Europea entonó ayer un 'basta ya' contra la expulsión de cientos de ciudadanos gitanos de Francia. La comisaria de Justicia y Derechos Fundamentales, Viviane Reding, anunció la apertura de dos expedientes contra la estrategia antigitanos de Sarkozy, que podrían acabar en una pelea jurídica ante la Justicia comunitaria.

'Se me acaba la paciencia', confesó Reding en una tensa comparecencia. 'La situación da la impresión de que hay gente que está siendo expulsada de un Estado miembro sólo por pertenecer a una minoría étnica. Pensaba que no volvería a ver esta situación en Europa después de la Segunda Guerra Mundial', añadió.

La virulencia de Reding se explica, además de por su propia personalidad es una de las comisarias más vehementes ante los medios, por la sensación de que Sarkozy ha traicionado la complicidad con la que Bruselas había tratado hasta ahora la situación.

'Una parte del Gobierno dice una cosa en el Parlamento [Europeo] y otra parte del mismo Gobierno dice otra en París', reprochó, recordando que 'dos ministros vinieron a Bruselas y se reunieron con dos comisarias y 15 altos funcionarios' ocultando la existencia de una circular que ponía en la diana a la comunidad gitana. El documento está fechado el 5 de agosto y el lunes fue sustituido tras su filtración por otro sin referencias a minorías étnicas. Con el sello del Ministerio de Interior francés, la circular original pedía desmantelar campamentos una vez por semana y dar prioridad en todo momento a la etnia romaní en las acciones de las fuerzas del orden.

'No es un asunto menor', lamentó la Comisión, que reconoció que París nunca le envió la circular, sino que la tuvo que leer en internet a través de los medios de comunicación. 'Es una vergüenza', aseguró Reding, advirtiendo de que 'ningún Estado miembro puede esperar un tratamiento especial cuando los valores fundamentales y las leyes europeas están en juego'.

Lo cierto es que Francia suele hacer valer su influencia en la UE para que Bruselas entienda sus puntos de vista con presteza. También en este caso. La Comisión, responsable de velar por el cumplimiento de las leyes europeas y abrir expedientes en caso de infracción, se mantuvo todo el verano 'analizando muy de cerca la situación, en contacto permanente con las autoridades francesas', según repitieron hasta ayer los portavoces oficiales.

Ni siquiera la resolución del Parlamento Europeo, aprobada la semana pasada, logró que la Comisión pasase de análisis a acciones. En su lugar, Reding prefirió convocar más reuniones de estudio y aliarse con la derecha parlamentaria al evitar tomar una posición clara sobre la crisis francesa. 'La Comisión no puede declarar la guerra a ningún país', ironizó entonces la comisaria, en tono mucho más conciliador que el empleado ayer.

El orgullo herido de Bruselas desembocará en dos procesos de infracción contra el Gobierno de Sarkozy, decidido a mantener su estrategia pese a su soledad internacional. Sin embargo, París todavía dispone de tiempo para demostrar su buena voluntad. Reding propuso activar un procedimiento abreviado 'para no perder tiempo', aunque deja un margen de dos semanas hasta que se tome una decisión definitiva.

El Ejecutivo comunitario cree que hay indicios suficientes para iniciar una investigación en profundidad ante la posibilidad de que París esté incumpliendo la directiva de libre movimiento, uno de los pilares más visibles de la UE. Para mayor disgusto en Bruselas, cientos de los gitanos deportados son ciudadanos rumanos. Las leyes europeas garantizan la no discriminación por motivos de etnia y refuerzan los derechos procesales para los ciudadanos sometidos a expulsión que, según Bruselas, Sarkozy ha decidido ignorar.

El golpe en la mesa de la Comisión literal, ya que Reding golpeó varias veces su atril no contiene una de las peticiones del Parlamento Europeo: el fin de las expulsiones. La paralización de las deportaciones no ocurrirá ni aunque Bruselas abra el procedimiento de infracción, que consiste en un carteo con el país antes de presentar una denuncia ante el Tribunal de Justicia de la UE. La decisión de los jueces comunitarios podría demorarse meses, si no años.

Los grupos políticos que pedían un gesto claro de la Comisión felicitaron ayer a Reding, pero advirtieron de que 'llega demasiado tarde para mucha gente afectada por las decisiones del Gobierno francés', en palabras de Martin Schulz, jefe de los socialistas.

Para el Grupo Verde, 'Barroso tiene la ocasión de salvar el honor de la Comisión pidiendo que paren inmediatamente las expulsiones de gitanos. En todo caso, más vale tarde que nunca', según el líder verde, Daniel Cohn-Bendit.

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