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Venezuela Cuatro claves sobre la Venezuela a la que ya no se presta (tanta) atención en los medios

Las claves para comprender qué ocurrirá en el país durante los próximos meses, después de las pasadas elecciones presidenciales del 29 de mayo, pasan por comprender la crisis económica, la cohesión con el chavismo, la oposición o las presiones exteriores .

Mujer camina frente al mensaje de una de las paredes de Caracas - REUTERS

alberto pradilla

Puede que ya no lo recuerden, pero Venezuela sufre una grave crisis económica y celebró elecciones presidenciales el 29 de mayo. Por si acaso, recordamos: se impuso Nicolás Maduro, con más de seis millones de votos. Por detrás, Henri Falcón, Javier Bertucci y Reinaldo Quijada. La clave, sin embargo, estuvo en la abstención. Apenas un 46% de los 20’5 millones de venezolanos que forman parte del censo (de un total de 32 millones de habitantes) participaron en los comicios. Se trata de la cifra más baja en una elección de jefe de Gobierno desde 1958, cuando fue depuesto el general Marcos Pérez Jiménez.

A pesar de que el país caribeño sufre una de sus peores crisis económicas, con la hiperinflación disparada y la población sufriendo dificultades para acceder a bienes básicos, las elecciones en Venezuela no han suscitado el habitual interés internacional.

Y eso que Venezuela ha sido en los últimos años uno de los grandes elementos utilizados en diversos países para la disputa interna. Ha ocurrido en España, donde las referencias a Hugo Chávez y el movimiento bolivariano han sido reiteradas insistentemente para atacar a Podemos. También en Francia, contra Jean Luc Melénchon; o en Grecia, contra Syriza; o en México, contra Andrés Manuel López Obrador. Incluso en Colombia, contra Gustavo Petro, quien el domingo pasó a la segunda vuelta en las elecciones, en las que se enfrentará al uribista Iván Duque.

El fetiche ha llegado a puntos estrambóticos como el que conocimos en Guatemala. Allí, el antiguo embajador de Estados Unidos, Todd Robinson, era acusado por sectores de las élites económicas y la derecha guatemalteca de tener una alianza con la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala (CICIG) para “venezuelanizar” el país centroamericano. Un día después de las presidenciales y tras el anuncio de nuevas sanciones de Washington contra Caracas, Nicolás Maduro ordenó la expulsión del agregado comercial norteamericano. Se trataba, en efecto, del propio Robinson, el mismo al que meses antes trataban de “comunista” en Guatemala.Tras convertir a Venezuela en arma de disputa interna, la atención mediática sobre el país caribeño ha decrecido sensiblemente en los últimos meses.

"En las calles de Caracas existe consenso entre chavistas y opositores"

A pesar de ello, los problemas continúan y en las calles de Caracas existe consenso entre chavistas y opositores: la situación es grave. Difieren, obviamente, en las causas y las recetas. Mientras que el Gobierno habla de “guerra económica”, la oposición aprovecha para sentenciar la inviabilidad del proyecto político bolivariano.Los siguientes meses pueden ser decisivos… o existe la posibilidad de que el país entre en stand by. Estas son cuatro claves para entender qué ocurre en Venezuela y cómo puede evolucionar en los próximos meses.

Imagen de las calles de Caracas, Venezuela - REUTERS

Imagen de las calles de Caracas, Venezuela - REUTERS

1. Crisis económica.

A pesar de encontrarse en elecciones, la crisis económica era y es la principal preocupación en las calles de Caracas. Los datos han sido repetidos hasta la saciedad, una hiperinflación disparada, los mercados llenos de productos a precios que nadie puede comprar. Los problemas de la economía venezolana mezclan taras heredadas y que no se resolvieron en casi dos décadas de chavismo (dependencia del petróleo y las importaciones) con un contexto de hostilidad extranjera que el Gobierno de Nicolás Maduro califica de “guerra económica”. Leyes contra la especulación, repensar el modelo de control cambiario y la apuesta por el “Petro” como criptomoneda avalada por el crudo son algunas de las recetas a corto plazo. Mientras tanto, las bolsas de alimentos que reparten los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP) sirven como parche, como medida para paliar, parcialmente, las consecuencias de la falta de efectivo y los precios disparados. Si los efectos de la crisis sobre la vida de millones de personas se mantienen indefinidamente, las consecuencias son imprevisibles.

Bolívares, moneda oficial de Venezuela - REUTERS

Bolívares, moneda oficial de Venezuela - REUTERS

2. Cohesión en el chavismo

Es habitual que se hable de la división dentro de las filas del chavismo y se establezcan diferentes familias, especialmente desde la desaparición de Hugo Chávez. Como en cualquier movimiento político, existen diferencias, aunque no se expresen en público. Sin embargo, no parece que estas vayan a aflorar en este contexto, en el que se percibe la amenaza exterior, lo que ha cohesionado el voto o, al menos, la posición de cara a afuera. Quienes rompieron con el chavismo lo hicieron previamente, como Marea Socialista. El mantra del “chavista-no-madurista” está presente entre los desencantados, especialmente a causa de los problemas económicos. Sin embargo, parece que Maduro mantiene el control en sus filas. El reto para este sector, según señalan varios de sus cuadros, está en cómo recupera el millón y medio de votos que se ha dejado por el camino. Y esto tiene que ver con la recuperación económica. Lacras como la corrupción no favorecen a la hora de ganar confianza entre los ciudadanos. No parece previsible una ruptura en el bloque liderado por Maduro. Tampoco entre las Fuerzas Armadas, hacia las que la oposición se ha dirigido insistentemente buscando un pronunciamiento prácticamente imposible.

3. Oposición mirando hacia el exterior

El contexto de estas elecciones era el más favorable para la oposición en mucho tiempo. Hace cinco años, con el recuerdo del fallecimiento de Chávez todavía marcando la agenda, Henrique Capriles obtuvo más de siete millones de votos y se quedó a 250.000 sufragios de Maduro. Todavía no se había producido el desplome del petróleo, que en 2015 tocó suelo, con el barril a poco más de 20 dólares, lo que provocó graves daños en la economía venezolana. Ahora, con una crisis reconocida incluso por el chavismo, los opositores anteriormente unidos en torno a la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) optaron por la abstención. En febrero, durante el diálogo con el Ejecutivo, estuvieron a punto de avalar los comicios. En el último minuto, Julio Borges rdechazó el acuerdo. Lo hizo después de recibir una llamada, según confirmó el expresidente español, José Luis Rodríguez Zapatero.

El único que rompió la estrategia abstencionista fue Henri Falcón, exgobernador del Estado Lara y que siempre ha sido visto con suspicacia por la oposición tradicional, que lo ve como un chavista arrepentido. En este contexto, el único recurso que le queda es el de parte de la comunidad internacional, que no reconoce las elecciones. El Frente Amplio Venezuela Libre, que agrupa a los partidos antichavistas junto a grupos de la sociedad civil e Iglesia Católica, anunció una estrategia movilizadora que, por el momento, apenas ha tenido impacto en la calle. También exigen nuevas elecciones en seis meses, un objetivo que no parece factible a día de hoy, teniendo en cuenta los recientes comicios que ellos mismos boicotearon. A esa línea se ha sumado Falcón, quien rompió con la MUD para presentarse a las urnas pero ahora desconoce los resultados y pide volver a votar. El exgobernador pudo apostarle a convertirse en líder de una oposición que sí avala el sistema político venezolano pero sus malos resultados y su regreso a la senda de sus excompañeros lo diluyen.

Elecciones presidenciales del 29 de mayo en Venezuela - REUTERS

Elecciones presidenciales del 29 de mayo en Venezuela - REUTERS

4. Presiones y alianzas en el exterior

"El contexto regional no es favorable para Maduro"

El ámbito internacional ha sido uno de los escenarios en los que la oposición mejor se ha movido en los últimos años. Su trabajo diplomático para que las presidenciales no fuesen reconocidas ha tenido éxito. EEUU no reconoce las elecciones, tampoco el Grupo de Lima, en el que se encuentran pesos pesados de la región como México, Argentina, Colombia o Brasil, y la Unión Europea anuncia nuevas sanciones. La estrategia de ahogar al Gobierno de Maduro tiene un efecto directo en la población venezolana. Por ejemplo, el veto de Washington a la venta de divisas de Caracas afectará directamente a su capacidad para importar bienes básicos. Da la sensación de que las potencias foráneas buscan así una reacción social contra el Ejecutivo. Lo que provoca, sin embargo, es un deterioro en las condiciones de vida de los venezolanos y un incremento exponencial de la migración. El contexto regional no es favorable para Maduro.

La victoria de Mauricio Macri en Argentina y el golpe en Brasil han aislado aún más al Gobierno venezolano. Un triunfo de Duque en Colombia, el 17 de junio, incrementaría la tensión en la frontera. Por el otro lado, el Gobierno bolivariano mantiene el apoyo de Rusia (que ha acusado a EEUU de “injerencia” en los comicios venezolanos) y China, convertidos a su vez en sus grandes socios comerciales

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