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Violación de los derechos humanos Desapariciones forzosas y asesinatos: la otra cara de las operaciones militares del Ejército de Mali y Burkina Faso

Human Rights Watch denuncia que, desde finales de 2016, las fuerzas malienses cometieron ejecuciones extrajudiciales, desapariciones forzadas, torturas y detenciones arbitrarias contra personas acusadas de apoyar a grupos armados yihadistas.

Mujeres y niños hacen cola en un campamento de Burkina Faso. AFP/Ahmed Oioba/Archivo

EFE

El Ejército de Mali y Burkina Faso, que llevan a cabo operaciones militares contra la creciente presencia de grupos armados, cometieron violaciones de derechos humanos, tales como desapariciones forzosas y asesinatos, mientras desarrollaban su trabajo, denunció este viernes Human Rights Watch (HRW).

Desde finales de 2016, las fuerzas malienses cometieron ejecuciones extrajudiciales, desapariciones forzadas, torturas y detenciones arbitrarias contra personas acusadas de apoyar a grupos armados yihadistas, informó en un comunicado la organización internacional.

HRW indicó que recientemente se encontraron tres fosas comunes en la región de Mopti, en el centro del país, donde se cree que están los restos de al menos 14 hombres ejecutados después de ser detenidos por soldados desde el pasado diciembre.

Además documentó 27 casos de desaparición forzosa, en los que el Gobierno de Malí no proporcionó información a las familias sobre la detención de los desaparecidos.

"La torcida lógica de torturar, matar y desaparecer a la gente en nombre de la seguridad solo alimenta el creciente ciclo de violencia y abuso de Malí", dijo la directora de HRW en el Sahel, Corinne Dufka.

"Los Gobiernos maliense y burkinés deben controlar las unidades abusivas y enjuiciar a los responsables", exigió Dufka en un comunicado desde Nairobi.

Destrucción de escuelas y uso de niños como soldados

El pasado junio, soldados burkineses detuvieron a unos 70 hombres acusándolos de apoyar al grupo armado Ansaroul Islam. Los soldados presuntamente quemaron propiedades y propiciaron palizas, lo que provocó la muerte de dos detenidos, y llevaron a más de 40 hombres a la frontera con Burkina Faso para ser interrogados.

Además, en el mismo periodo, HRW también documentó graves abusos cometidos por grupos armados islámicos en el centro de Malí, entre ellos ejecuciones sumarias de civiles y soldados, destrucción de escuelas y reclutamiento y uso de niños como soldados.

"El comportamiento de ambos Ejércitos ha fortalecido el movimiento yihadista. Algunos jóvenes se han unido a ellos después de ver a sus padres torturados y a sus hermanos desaparecidos", dijo un anciano de Mondoro a HRW.

Por ello la organización exigió a los Gobiernos de Malí y Burkina Faso que investiguen y persigan a los miembros de las fuerzas de seguridad implicadas en graves violaciones de derechos.

"Para detener la erosión de la confianza pública en las fuerzas de seguridad y proporcionar justicia a las víctimas, el Gobierno necesita investigar y castigar violaciones graves de los derechos", alertó Dufka.

La situación en Mali es inestable desde el golpe de Estado de 2012, cuando grupos tuareg rebeldes, junto a organizaciones yihadistas, se hicieron con el control del norte del país durante diez meses.

Los yihadistas fueron teóricamente expulsados debido a una intervención internacional encabezada por Francia en enero de 2013, pero extensas zonas del país siguen escapando al control del Estado, de lo que se aprovechan grupos terroristas que perpetran ataques contra las fuerzas malienses y efectivos de la misión de la ONU en Mali (Minusma).

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