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Un himno olímpico que nació del apocalipsis

El comité organizador de Londres 2012 utiliza en sus anuncios 'London Calling', de The Clash, una canción contra el sistema

JESÚS MIGUEL MARCOS

Que organizar unos Juegos Olímpicos es una tarea titánica cualquiera lo puede imaginar, pero de ahí a identificar estos fastos deportivos con la Segunda Guerra Mundial o, directamente, con el apocalipsis, hay un trecho. Eso es lo que ha hecho, probablemente de forma inconsciente, el comité organizador de Londres 2012, al que no se le ha ocurrido mejor idea que utilizar la canción London Calling, de The Clash, como sintonía de varios anuncios publicitarios.

Es muy probable que los miembros del comité solo se hayan fijado en ese repetitivo y contagioso 'London Calling', cantado repetidas veces por Joe Strummer y que en español se puede traducir como 'Londres al habla' o 'Llamamiento desde Londres'. Y no sería extraño que la intensidad vocal de Strummer, la potencia bruta de la batería de Nicky Topper Headon y la guitarra cortante y expansiva de Mick Jones nublara sus oídos hasta el punto de no percatarse de que, en realidad, la letra dibuja un Londres al borde del apocalipsis nuclear, medioambiental y político. El clímax de la canción lo dice alto y claro: 'Londres se está hundiendo y yo vivo junto al río'.

La letra dibuja un Londres al borde de la debacle nuclear, ambiental y política

Cuando Strummer escribió la canción, Inglaterra estaba sumida en una grave crisis de desempleo y xenofobia, una temática recurrente en la discografía de The Clash. The guns of Brixton, incluida en el mismo disco y compuesta por el bajista Paul Simonon, predijo los disturbios raciales que estallarían al año siguiente en el sur de Londres y criticaba la brutalidad policial. Las movilizaciones contra la energía nuclear y la preocupación por el clima también vivían un momento álgido. Por si fuera poco, Margaret Thatcher llegaba al poder.

El título de la canción hace referencia a la consigna que utilizaba el servicio de información de la BBC durante la Segunda Guerra Mundial para identificarse en los territorios ocupados por los nazis. Strummer vivía a finales de los setenta su propia guerra, social y profesional: la banda no tenía manager, acumulaba deudas y estaba peleada con su sello discográfico. London Calling era su grito de rabia, la frustración motivada por un sistema que aplastaba al débil y la predicción de que algo mucho más oscuro estaba a punto de llegar. Bien pensado, quizás no es casualidad la elección de la canción para las Olimpiadas: cualquiera que se haya pasado por Londres estos últimos meses habrá comprobado síntomas del apocalipsis, con toda la ciudad levantada en obras ante la proximidad de la cita deportiva.

'Es el clásico ejemplo de canción popular que pierde su significado original', dice un crítico

Según el crítico musical Marcus Gray, biógrafo de The Clash, 'London Calling es el clásico ejemplo de canción que ha llegado a ser tan familiar que su significado original se ha perdido'. 'Se reconoce al instante y en su superficie es la invitación perfecta para la ciudad y la inauguración del evento deportivo, pero realmente habla del fin del mundo, al menos tal y como lo conocemos', declaraba Gray a la BBC.

No es la primera vez que se produce un malentendido con una canción. En los ochenta, Ronald Reagan llegaba a sus mítines sonriendo y saludando alegremente mientras de fondo sonaba una atronadora Born in the U.S.A. El político incluso mencionó el nombre de Springsteen como ejemplo a seguir por los jóvenes americanos. Nadie le avisó de que la letra de la canción no era ningún fervoroso alegato patriótico, sino una abrasiva crítica a la América profunda. Todo esto demuestra que las letras del rock, a veces, dicen cosas importantes.

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