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¡Es la ecología! Estúpidos

Fernando Prieto

Coordinador del Observatorio de Sostenibilidad y miembro de econoNuestra @futursostenible


En la era de la sostenibilidad todavía hay gente que piensa que los temas ambientales no son importantes. La falta de información, unida a la falta de visión a corto, medio y largo plazo han permitido tendencias insostenibles en la sociedad. Hoy, ahora, se observan elevadas capas de población sometidas a altos niveles de contaminación atmosférica con graves afecciones a la salud, se observan rápidos cambios de ocupación del suelo, más cemento y regadíos, menos bosques y zonas húmedas, una pérdida de biodiversidad y servicios ambiéntales que afectan a la funcionalidad de los ecosistemas clave, una urbanización en primera línea de costa que incluso da sombra sobre las playas (¡!) y que afecta de una manera grave al sector del turismo, con paisajes banalizados y feos, una mala calidad de las aguas que afecta hasta al agua que bebemos, un transporte basado solo en el automóvil privado y con todas la mercancías circulando por nuestras carreteras en vez de por ferrocarril o aumentos de residuos hasta límites impensables.

Estas tendencias observadas en el pasado siglo ya no tiene ningún sentido mantenerlas en el XXI ya que, como se ha demostrado hasta la saciedad, es más caro curar que prevenir, o lo que es lo mismo, producir grandes toneladas de residuos y luego tener que tratarlos, o hacer enfermar a la gente y posteriormente curarla (si se puede, claro), o contaminar los ríos y luego tener que descontaminarlos; con esto se ha producido un negocio muy interesante que incrementa el PIB (tema que les encanta a los economistas), pero que no va ningún sitio. Además, los precios no se han asignado correctamente. La economía tradicional dice que el precio del Kw nuclear es muy barato, pero se olvida de los residuos que permanecen durante miles de años, o de los accidentes (Fukushima sigue sin estar solucionado), o contempla el precio del carbón o de los combustibles fósiles o del “fracking”, pero no el de las emisiones de CO2 con las consecuencias sobre el cambio climático que originan.

Otros límites son tan obvios y evidentes como poco cumplidos. No se deben explotar los bancos de peces hasta su desaparición o no se pueden cortar más arboles que los que se nacen. O no se deben dejar arder los ecosistemas forestales, con las importantes pérdidas de suelo y de biodiversidad asociadas de forma que sean procesos prácticamente irreversibles.

A pesar de que muy pocos científicos niegan las evidencias sobre el cambio climático, los políticos no hacen prácticamente nada para encararlas.

Otros “mandamientos de sostenibilidad” son también bastante evidentes, como minimizar el uso de sustancias no degradables, no dedicar dinero público a subvenciones perversas (por cierto, la administración tiene un informe sobre este tema “secreto”), que tiene efectos perjudiciales sobre los ecosistemas), o no realizar políticas contradictorias…

Pero el caso del cambio climático ya es de libro. Esta comprobado con una certeza de casi el 100% que las emisiones de CO2 provocadas por el hombre son las responsables de los cambios ya detectados en el clima y, de seguir las tendencias actuales, nos encaminamos a una subida generalizada de las temperaturas, un aumento de la irregularidad de las precipitaciones, un incremento de los episodios catastróficos y dramáticos, etc., … y estas evidencias ya han sido detectadas en todos los continentes (temas ya repetidos hasta la saciedad y conocidos hasta por los niños de 12 años). Como colofón, el año 2014 se acaba de confirmar como el más cálido de la historia.

Sin embargo, y a pesar de que muy pocos científicos niegan estas evidencias, los políticos no hacen prácticamente nada para encararlas. Solo mirando las partidas de los presupuestos generales del estado para estas materias nos damos cuenta de las preocupaciones del gobierno. Además, posponiendo de reunión en reunión internacional estos compromisos. La calle y la opinión pública tampoco están muy preocupadas, sobre todo en Madrid, donde en una reciente manifestación mundial sobre este tema no había más de 200 personas (en Nueva York cerca de 100 mil, y en Londres unos 50 mil)…

PARTE METEOROLÓGICO 2050: https://www.youtube.com/watch?v=c4to9PddSg8

Por estas razones, parece imprescindible apostar por una nueva política que tenga en cuenta la ecología. Una nueva política que incentive la transición hacia un escenario más sostenible, que cree empleo, que disminuya la desigualdad, que respete el medio ambiente y que integre aspectos ambientales, sociales y económicos con principios éticos en todas las decisiones desde el diseño de las políticas y no a posteriori.

Lo que no parecen captar los economistas convencionales es que lo que es bueno para la sostenibilidad y contra el cambio climático, es bueno para la economía. Cuanto antes pasemos a esa economía más baja en carbono, más ventajas tendremos respecto a todos nuestros competidores.
En los próximos ciclos electorales se hablara –esperemos– sobre todo de desigualdad, sanidad, educación, dependencia… y es lógico. Sin embargo, sin una política adecuada de sostenibilidad, que abarque desde una energía producida de una forma razonable, sin una protección de la biodiversidad y de los recursos naturales, energía, infraestructuras, ocupación del suelo, agricultura, costas, incendios forestales o calidad del aire…, seguro que empeorará la salud pública, se acentuarán las desigualdades, aumentará el paro, y la economía, sin duda, irá a peor.

El escenario inmediato futuro obliga hablar de cambio climático, y de todos estos temas que hemos mencionado, porque es hora de empezar a proponer esta nueva política que tenga en cuenta la ecología, desagregada en planes, proyectos y programas debidamente valorados y cuantificados, para que en los próximos debates políticos y con una adecuada participación ciudadana se presenten estos programas. Luego, sin duda, como los ciudadanos no son estúpidos, elegirán un futuro sostenible.