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Carta de un físico español negándose al exilio para trabajar en su campo aunque le cueste renunciar a su carrera

Investigador del CSIC desde hace 6 años, señala que los investigadores españoles son "regalados a otros países" sin ninguna perspectiva de volver.

Carta de un físico español negándose a exiliarse por trabajo aunque le cueste renunciar a su carrera

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Me llamo M. B., doctor en Física e investigador del CSIC desde hace 6 años y hoy he renunciado. Creo que esta situación se repite diariamente en nuestro país, donde jóvenes investigadores, en los cuales se ha invertido mucho, somos regalados a otros países sin ninguna perspectiva de, en el futuro, poder volver a nuestro país. Es muy frustrante que después de tantos años dedicados, después de tanto esfuerzo, las opciones sean el exilio o el paro, pero así es la situación que vivimos y me gustaría compartirla.

Hola,

Después de hablar ayer, estuve pensando lo que me dijiste sobre que debía tomar ya la decisión de continuar en el mundo de la investigación o no. En mi situación de pareja, no quiero que sea una decisión individual, así que lo hablé con ella.

Hemos considerado todas las opciones y perspectivas que nos presenta cada camino, las cosas buenas y las malas, y lo que realmente es importante para nosotros. Hemos concluido que la opción más razonable es no aceptar ningún contrato en el extranjero, para poder quedarme aquí e intentar construir nuestro proyecto común.

Tuvimos en cuenta que en las circunstancias actuales ella tiene un buen trabajo, en el cual la han ascendido recientemente y nos puede permitir mantenernos (con más o menos dificultades) a la espera de que yo encuentre alguna cosa.

Para mí esta decisión es muy difícil, porque llevo trabajando todos estos años para conseguir mi meta de dar clases en la universidad y porque sé que con esta decisión renuncio a ese objetivo. Pero lo hago consciente, porque también sé que el camino para conseguirlo, dentro de nuestro campo, es muy largo y las perspectivas de volver a este país son muy pocas.

Todo esto lo digo sabiendo lo que significa vivir en un país extraño. Gracias a los últimos años en Alemania puedo imaginarme lo difícil que sería mantenerse fuera tanto tiempo.

Pero el problema no es ése, el problema es que aceptar cualquiera de esos contratos es un billete de sólo ida. Y, para alguien como yo que, al fin y al cabo, lo único que quiere es vivir en su país, cerca de su familia, puede convertirse en una verdadera frustración.

Así que, aunque salir del mundo de la investigación no es lo que quiero, las circunstancias de mi país, junto con mi escala de prioridades, no me dejan otra opción que intentar buscarme la vida en otro ámbito.

Espero que comprendas mi decisión.


Un saludo,

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