Público
Público

El falso líder

La escritora Elvira Navarro traza el perfil de Pedro Sánchez, candidato del PSOE

                                                                      ILUSTRACIÓN DE FRAN MARCOS

ELVIRA NAVARRO*

Pedro Sánchez tiene una presencia de esas que limpian, brillan y dan esplendor por lo que se refiere a lo que el sistema espera de un político: que parezca un hombre de empresa, aunque en su caso la empresa haya sido siempre su partido, y su licenciatura en Ciencias Económicas y Empresariales por la Universidad Complutense de Madrid, su máster en Economía Política Europea por la Universidad Libre de Bruselas y su Liderazgo Público por el IESE (también sabe inglés y francés) sólo le hayan servido, de momento, para apostar por una carrera política de éxitos invariablemente ambiguos: ganó unas primarias sin rival en el PSOE tras hacer carretera (incluso durmió en casa de algunos afiliados en su afán de darse a conocer), y no pocos de los que no somos votantes del PSOE asistimos estupefactos a cómo se le prefería a un Eduardo Madina más inteligente, formado y carismático a pesar de su timidez. ¿Cómo había podido suceder tal cosa? ¿Se habían vuelto locos los militantes del PSOE o éramos nosotros los ciegos?

La estrategia de Sánchez pasa por puestas en escena populistas después de pasarse meses acusando a Podemos de populismo

La ambigüedad también tiñe la sorpresa de la última encuesta del CIS, donde Pedro Sánchez es el segundo político mejor valorado, aunque con una nota que no llega al aprobado: no hay, pues, demasiado que celebrar. La estrategia última de Sánchez, al igual que la de los líderes de las formaciones que se espera que sean las más votadas en estas elecciones, pasa por puestas en escena populistas después de haberse pasado meses acusando a Podemos de populismo.

Sirva como ejemplo su presencia en el programa de María Teresa Campos, Qué tiempo tan feliz, el pasado 5 de diciembre. Ahí el hombre de empresa que en realidad nunca ha sido de otra empresa que la de su partido volvió a dar muestras de su falta ya no sólo de carisma, sino de naturalidad y veracidad. Los muy guapos suelen tenerlo crudo con esto del carisma porque la belleza no es exactamente un talento, sino un don efímero cuyo poder de atracción puede confundirse con la capacidad de liderazgo.

Los muy guapos suelen tenerlo crudo con esto del carisma porque la belleza no es exactamente un talento

No hay duda de que Sánchez se curra lo que no tiene, pero también de que parece demasiado obediente con el producto Sánchez de la empresa PSOE. Cuando está calmo no se sale del guión: mira siempre a cámara (¿es que nadie le advierte de lo contraproducente que resulta parecer un presentador del telediario leyendo las noticias?). Controla sus gestos y su entonación de una manera tan teatral que el público acaba notando la puesta en escena calculada y robótica, y no atiende a su mensaje. También el discurso es poco espontáneo y solvente, y se asemeja a un recitado. Sólo cuando se enfada, el producto Sánchez deja de ser tal, si bien su falta de control es un arma de doble filo, pues de acartonado y poco creíble pasa enseguida a chulesco, a matón de playa. Cabe preguntarse qué significa que el PSOE haya optado por este líder deslucido en un momento tan difícil para la propia formación y para el bipartidismo.

*Elvira Navarro (Huelva, 1978) disfrutó entre 2005 y 2008 de una beca de creación en la Residencia de Estudiantes. Ha publicado dos libros complementarios: 'La ciudad en invierno' (Caballo de Troya, 2007) y 'La ciudad feliz' (Mondadori, 2009), así como la novela 'La trabajadora' (Random House, 2014)

¿Te ha resultado interesante esta noticia?