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Transparencia para un sector opaco

Aunque muy abundante, el agua es un recurso limitado, finito e insustituible. De media un español consume 122 litros de agua al día por los que paga 20 céntimos; pero todavía un 42% de la población no bebe agua del grifo porque no confían, convirtiéndose en una oportunidad para el sector del agua embotellada que arroja una facturación anual cercana a los 900 millones de euros. El 28 de julio de 2010 la ONU declaró el “Derecho Humano al Agua y Saneamiento” pero en España se está suspendiendo el suministro de agua a personas sin recursos y en el mundo más de 1.100 millones de personas carecen de acceso directo a fuentes de agua potable, además unos 1.400 niños menores de cinco años mueren a diario víctimas de enfermedades diarreicas relacionadas con la falta de acceso a agua potable.

Foto: EFE

LUIS GUIJARRO

El sector del agua es opaco para el ciudadano español. En nuestro país todavía un 42% de la población no bebe agua del grifo porque no confían. España es el “único país donde todavía hacemos estudios de calidad del agua mientras en otros países se hacen de tarifas no de calidad”, dijo la responsable del área de medio ambiente de la OCU, Belén Ramos, en la jornada temática “RSE en el sector del agua”, organizada por la Asociación Española de Abastecimientos de Agua y Saneamiento (AEAS) el pasado mes de febrero.

Esta misma asociación, junto con la Asociación Española de Empresas Gestoras de los Servicios de Agua a Poblaciones, presentó el pasado mes de octubre, en una nota de prensa, la XIII Edición de la “Encuesta de suministro de agua potable y saneamiento en España”, documento que traza una radiografía de estos servicios básicos en España y del que se desprende que se ha producido un envejecimiento de las redes de distribución de agua o que el consumo medio doméstico se reduce un 10% y se sitúa en 112 litros de agua diarios por habitante y día, uno de los más bajos de Europa.

Según la encuesta, a pesar de ser un país con pocos recursos hídricos, la tarifa de agua en España es de las más bajas de la Unión Europea. El importe total facturado por el agua urbana en España asciende a 5.202 millones de euros. Una cifra que no cubre costes y que debería incrementarse para evitar el deterioro en la calidad del servicio y garantizar su sostenibilidad. Con la tarifa actual solo se pagan los costes operativos del servicio, pero no los relativos a las infraestructuras. Además, la reciente aparición de nuevos impuestos de carácter autonómico, denominados erróneamente “cánones de saneamiento o del agua”, no siempre van destinados a mejorar este servicio sino a compensar otros desequilibrios presupuestarios, lo que conlleva una falta de transparencia en la tarifa del agua.

El precio medio del agua para uso doméstico en España (sin IVA, en 2012) es de 1,59 €/ m3, de los que 0,92 €/m3 corresponden al servicio de abastecimiento (58% del total del precio), y 0,67 €/m3 al servicio de saneamiento (42%). Estos precios no llegan a cubrir el coste total de los servicios, en contra de las exigencias de la Directiva Marco del Agua. Según el Instituto Nacional de Estadística, una familia española gasta de media el 0,78% de su presupuesto anual en el recibo del agua, mientras que su gasto en teléfono o electricidad le supone casi el 3%.

De su bajo precio da cuenta AEAS, al indicar que a pesar de ser un recurso escaso, un ciudadano de Burgos paga por el servicio de agua urbana 0,92 euros por m3 mientras que el de Glasgow lo paga a 5,28€; 4,69€/m3 el de La Haya o 4,63€/m3 el de Berlín.

A pesar de su bajo precio este sector también ha sido tocado por la crisis. Según el informe de AEAS un 88% de la población tiene posibilidad de acceso a bonificaciones en las tarifas. En concreto la mitad de las bonificaciones son a familias numerosas u hogares formados por muchos miembros y una cuarta parte se aplican por razones de nivel de renta. Pero, a pesar de ser un Derecho Humano, los cortes en el suministro de agua se están produciendo, por eso en un comunicado realizado el viernes por UGT y CCOO, se pide a los entes locales, como responsables y garantes de la implementación de estos servicios esenciales para la comunidad, “que adopten las medidas oportunas, a través de la normativa municipal, para evitar la suspensión de suministro de agua por impago debido a incapacidad económica”. “Es inamisible”, comenta Belén Ramos, que “haya familias a las que se les corte el agua y luego hagamos ayuda al desarrollo”.

Desde la Fundación Aquae recuerdan que más de 1.100 millones de personas en el mundo carecen de acceso directo a fuentes de agua potable

En palabras del director de Ecodes, Víctor Viñuales, en el foro celebrado por AEAS, “hoy hay que sentarse a hablar y escuchar incluso a los que no parecen importantes. Las empresas necesitarán además de la licencia oficial, la licencia social, y se las mirará según cumplan los dictados del Derecho Humano al Agua y al Saneamiento”.

“Derecho” incumplido

El 28 de julio de 2010, la ONU declaró el “Derecho Humano al Agua y Saneamiento”, un Derecho que no se cumple para todos. A un Europeo del siglo XXI “le resulta difícil imaginar que cientos de millones de personas carezcan de agua potable en el mundo, cuando ellos con solo abrir el grifo de su casa obtienen agua de calidad”, comentó en marzo de 2011 con motivo del Día Mundial del Agua, el Secretario General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Ban Ki-moon.

Desde la Fundación Aquae recuerdan que más de 1.100 millones de personas en el mundo carecen de acceso directo a fuentes de agua potable. Millones de mujeres y niños deben caminar más de 10 kilómetros diarios para conseguir agua potable. Unos 1.400 niños menores de cinco años mueren en el mundo a diario víctimas de enfermedades diarreicas relacionadas con la falta de acceso a agua potable, saneamiento adecuado e higiene.

En 2025 cerca de 2.000 millones de personas vivirán en países o en regiones donde la escasez de agua será absoluta y los recursos hídricos por persona estarán por debajo de los 500 metros cúbicos anuales recomendados, cantidad de agua que necesita una persona para llevar una vida sana e higiénica. Mientras tanto, según Aquae, en Estados Unidos, se consumen más de 1.300 millones de litros de agua por día, cinco veces más agua que los europeos.

Por si esto fuera poco el 90% del agua usada en países en vía de desarrollo vuelve a los ríos sin ningún tipo de tratamiento, por eso la ONU ha manifestado que la mala gestión de los recursos hídricos está provocando que cada año mueran más personas por enfermedades relacionadas con el agua contaminada que por cualquier forma de violencia, incluidas las guerras.

Además, los científicos pronostican que el cambio climático tendrá perniciosos efectos para este recurso. Este proceso irá acompañado también por tsunamis, inundaciones y sequías. Se estima que solo la sequía en el África subsahariana, el sahel y el cuerno de África provoque la emigración de más de 60 millones de personas de esta zona hacia el Magreb y a Europa antes de 2020.

Terreno agrietado por la sequía en Hakskeenpan, Sudáfrica. EFE/Archivo

Terreno agrietado por la sequía en Sudáfrica. EFE/Archivo

Cambio Climático

Para conocer cuáles son los nuevos impactos en los recursos hídricos y la disponibilidad existente, la Unesco encargó el informe “La dinámica de los futuros hidrológicos mundiales: fuerzas motrices 2011-2050”, de William Cosgrove y Catherine Cosgrove. Este informe pretende explorar cuál será la situación de los recursos hídricos mundiales en 2050 y los escenarios alternativos.

En el documento se analiza la evolución de los diez principales factores externos y motores de cambio que tienen consecuencias directas e indirectas en los recursos hídricos. El primer factor clave es el cambio climático, que tendrá un impacto importante en la disponibilidad de agua, especialmente en unas regiones que sufrirán inundaciones, mientras que otras registrarán disminuciones en las lluvias (menor disponibilidad de agua en acuíferos y en reservas de embalses) y padecerán sequías. Algunos ríos incluso llegarán a desaparecer antes de alcanzar la desembocadura.

El cambio climático alterará los patrones de lluvias, aumentará la tasa de evaporación, erosionará la costa y salinizará los acuíferos cercanos al mar

El cambio climático alterará los patrones de lluvias, aumentará la tasa de evaporación, erosionará la costa y salinizará los acuíferos cercanos al mar, con impactos en las pesquerías y en la agricultura, ya que la tasa de aumento del nivel del mar ha sido de 3,4 milímetros anuales durante los últimos 15 años, el doble que la tasa registrada en los últimos 50 años. El cambio climático conllevará un aumento de las temperaturas y cambios en los cursos fluviales, lo que tendrá efectos negativos en la calidad de todos los recursos hídricos.

El escenario para España no se presenta mejor. A finales del siglo XXI, el nivel del mar en las costas españolas habrá aumentado entre 60 y 72 centímetros (algo más de 80 centímetros en Canarias), sobre el nivel medio de 1986 a 2005, esta es una de las consecuencias, en el peor de los escenarios posibles, aunque tampoco mejorarán mucho si se toman las medidas oportunas para contener las emisiones de los gases de efecto invernadero, ya que esta subida de las aguas será de entre 30 y 60 centímetros, como así se ha recogido en el proyecto “Cambio Climático en la Costa de España”, el C3E, promovido por el MAGRAMA y realizado por la Universidad de Cantabria. Además la peor parte de la subida de las aguas se la llevarán los deltas del Ebro, Guadalquivir y Guadiana.

Las zonas más críticas son las semiáridas, en las que las aportaciones pueden reducirse hasta un 50% sobre el potencial actual. La cuenca del río Júcar en un plazo inmediato se verá fuertemente afectada, así un estudio desarrollado por los investigadores del Instituto de Ingeniería del Agua y Medio Ambiente de la Universitat Politècnica de València (IIAMA-UPV) José Esteban Capilla, Miguel Ángel Pérez y Vicente Chirivella, publicado recientemente en el Hydrological Sciences Journaladvierte, advierte de un posible descenso de hasta el 20% de los recursos hídricos de la cuenca de este río, en un plazo de 30 años, como consecuencia del cambio climático. Los investigadores dibujan un posible escenario a corto plazo, para las próximas décadas (2010-2040), a diferencia de la mayoría de este tipo de investigaciones, que establecen predicciones de cara al final de siglo.

Fuente de conflictos

Por tanto, la crisis del agua puede generar problemas en la salud humana, ser fuente de conflictos locales e internacionales, favorecer y verse afectada por los efectos del cambio climático y provocar una crisis de la biodiversidad. Conforme el crecimiento de la población, la urbanización y el desarrollo económico han ido demandando más agua para los usos agrícolas, municipales e industriales, se ha incrementado exponencialmente el riesgo de conflictos. Este riesgo se produce especialmente en las denominadas zonas “calientes”, unas 260 cuencas internacionales o transfronterizas (representan más del 50% de la superficie de la Tierra y el 40% de la población mundial) que son compartidas por uno o más países del mundo, o en alguno de los 19 ríos que cruzan cinco o más naciones como Danubio, Nilo, Jordán o Eúfrates.

El mundo no se va a quedar sin agua, pero el agua potable se está agotando en muchas partes del planeta. Según se indica en el Programa Mundial de Evaluación de los Recursos Hídricos de las Naciones Unidas, en los próximos 20 años la cantidad de agua disponible para todos decrecerá en un 30%.

A lo largo del siglo XX la población mundial se ha triplicado, pero el incremento del consumo de agua se ha multiplicado por seis o por siete


A lo largo del siglo XX la población mundial se ha triplicado, pero el incremento del consumo de agua se ha multiplicado por seis o por siete. Juan Costa Climent en La revolución imparable. Un planeta, una economía, un gobierno pronostica que en el año 2030 la población mundial habrá aumentado en unos 1.500 millones de personas, y las necesidades de agua crecerán en torno a un 50%; es decir, se incrementarán a una velocidad dos veces mayor que el tamaño de la población.

El pronóstico para las urbes no es mejor. Actualmente, la mitad de la humanidad vive en ciudades y, dentro de dos décadas, casi el 60% de la población mundial habitará en núcleos urbanos (este porcentaje en España ya ronda el 75%). El crecimiento urbano es mayor en los países en desarrollo, donde el conjunto de sus ciudades aumentan su población de media, en cinco millones de habitantes al mes. La explosión del crecimiento urbano conlleva unos desafíos sin precedentes entre los que la falta de suministro de agua y saneamiento es el más urgente y lesivo.

Sector a sector

Teodoro Estrella Monreal y Elisa Vargas Amelín en, La desalación en España, comentan que los usos del agua se corresponden con las distintas clases de utilización de los recursos hídricos. Estos usos incluyen tradicionalmente el abastecimiento a la población, regadíos y usos agrarios, usos industriales para producción de energía eléctrica y otras actividades como las industriales, acuicultura, usos recreativos, navegación o transporte acuático.

Por consumo, el uso agrícola es el que utiliza la mayor cantidad de agua en el mundo y también en España. Más de las dos terceras partes del agua extraída de los ríos, lagos y acuíferos del mundo se utilizan para la producción agrícola. Desde la FAO, Wolf Klon y Jean-Marc Faurès, alertan que con el fin de satisfacer la creciente demanda de alimentos, entre 2000 y 2030 se prevé que la producción de cultivos para alimento en los países en vías de desarrollo aumente en un 67% y, consecuentemente, el agua destinada al riego se incrementará en un 14 por ciento para 2030.

Alimentar a una población creciente significa que mientras que la ingestión de agua potable varía normalmente entre dos y tres litros por persona y día y las necesidades domésticas de agua para la higiene personal y del hogar necesitan de 30 a 300 litros/persona/día, siempre según el nivel de vida y la calidad del suministro hídrico, cultivar alimentos requiere de 2.000 a 5.000 litros/ persona/día. A modo de ejemplo, se necesitan 5.000 litros de agua para producir un kilogramo de arroz.

Alimentar a una población creciente significa que mientras que la ingestión de agua potable varía normalmente entre dos y tres litros por persona y día

En cuanto al sector industrial se refiere, según el Programa Mundial de Evaluación de los Recursos Hídricos de la UNESCO, las extracciones de agua destinadas a la industria a nivel mundial son el 22% del uso total de agua. Igualmente, se estima que el volumen anual de agua utilizada por la industria se elevará de 752 km3/año en 1995 a una cifra estimativa de 1.170 km3/año en el 2025, fecha en la que se espera que el componente industrial represente un 24% del total de la extracción de agua dulce.

El sector industrial también deja su huella en el agua. Como certifica la UNESCO, entre 300 y 500 millones de toneladas de metales pesados, solventes, restos tóxicos y otros desechos se van acumulando año tras año en el agua.

Aunque si existen dos sectores fuertemente interconectados estos son los del agua y la energía. A lo largo de todo el sistema hídrico, desde el suministro de agua a los diversos usuarios, incluida la población urbana, hasta la recogida, tratamiento de las aguas residuales o la producción energética, agua y energía van de la mano.

El tapón más codiciado

Geográficamente, en todo el Planeta el volumen total de agua existente es del orden de los 1.400 millones de km3, de los cuales el 97,5% son de agua salada (1.365 millones de km3). De agua dulce sólo existen 35 millones de km3, lo que equivale al 2,5% del volumen total de agua disponible. El 68,9% del agua dulce (unos 24 millones de km3) se encuentra en forma de hielo y nieves perpetuas en las regiones antárticas y árticas. El 30,8% del agua dulce (unos 10,8 millones de km3) se encuentra almacenada en el subsuelo. El 0,3% del agua dulce (unos 105.000 km3) se encuentra en ríos y lagos. Por tanto, el agua dulce utilizable por el hombre es sólo una parte del agua de los ríos y lagos así como de los acuíferos, pudiendo alcanzar los 200.000 km3 lo que equivale a algo menos del 0,6% de las disponibilidades de agua dulce o al 0,014% del agua existente en la tierra. Si toda el agua del mundo fuera un bidón de 5 litros, el agua dulce disponible sería la que cabe en el tapón.

Huella hídrica

La huella hídrica se define como el volumen total de agua que se utiliza para producir los bienes y servicios consumidos por los habitantes de un país (Chapagain y Hoekstra, 2004). Este concepto se introdujo con el fin de proporcionar información sobre cómo se usa el agua en la producción, y complementar así los indicadores tradicionales de uso del líquido por los diferentes sectores. Como indicador agregado muestra los requerimientos totales de agua de un país, y es una medida del impacto del consumo humano sobre los recursos hídricos. El concepto de huella hídrica está muy relacionado con el de agua virtual, que corresponde a la cantidad de agua utilizada durante el proceso de producción de un bien o servicio.

Por ejemplo, la huella hídrica de una taza de café es de 140 litros, e incluye el agua utilizada para el crecimiento de la planta de café, la recogida, refinado, transporte y embalaje de las semillas de café, venta y preparación final de la taza. La huella hídrica de un café con leche con azúcar para llevar sería de 200 litros. La huella hídrica es mayor cuando se añade el azúcar y la leche e incluso puede variar en función de que el azúcar proceda de la caña o de la remolacha. Si el producto final es un café para llevar en una taza desechable, la huella hídrica incluiría también el volumen de agua utilizada para producir la taza.

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