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"Intenté hablar con Margallo; nunca lo conseguí"

ANA PARDO DE VERA

Ángel Carromero ha querido escribir Muerte bajo sospecha (Oberon, 2014) para contar hasta el último detalle ('Las entrevistas, por su propio formato, no permiten incluirlo todo') de su viaje a Cuba en 2012 y los acontecimientos que rodearon las muertes de los opositores cubanos Oswaldo Payá y Harold Cepero. El secretario general de NNGG del PP evita hacer crítica explícita alguna al Gobierno de Mariano Rajoy; ni siquiera al ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García-Margallo, que, desde que Carromero contó en una entrevista a The Washington Post que a Payá y a Cepero los mataron los servicios secretos de Raúl Castro y 'no fue un accidente', huye visiblemente molesto de este asunto y mantiene que la única versión de los hechos es la que Carromero firmó en Bayamo en octubre de 2012, la del accidente. El joven dirigente del Partido Popular cumple en España una condena de cuatro años de cárcel por homicidio imprudente, en tercer grado penitenciario bajo control telemático y con un indulto propuesto por la familia de Payá que deberá resolver el Consejo de Ministros.

Usted empieza y termina su libro proclamando su completa inocencia en la muerte de Oswaldo Payá y Harold Cepero. ¿Se siente respaldado por el Gobierno de Mariano Rajoy?

El Gobierno de Mariano Rajoy consiguió traerme a casa e hizo esfuerzos ímprobos para ello. Yo siempre le estaré muy agradecido por eso. Como dice, empiezo y acabo el libro proclamando mi inocencia, sí; pero no sólo lo hago yo, sino que ya en la primera página del prólogo, Rosa María Payá, la hija de Oswaldo, comienza diciendo que este viaje empezó mal; que 'mi padre habló con los europeos [Carromero y el sueco Aron Modig] con un móvil que sabíamos que había sido intervenido'. A lo largo del libro, por tanto, mi inocencia queda demostrada, pero también el control absoluto de la Seguridad del Estado cubano sobre la figura de Oswaldo Payá.

'A nivel partido, me siento completamente respaldado por Cospedal y Aguirre'Cuenta en Muerte bajo sospecha que fue sedado, golpeado, coaccionado,... torturado, en definitiva, por los agentes cubanos tanto en el hospital como en el centro de retención. Que, incluso, el suicidio pasó por su cabeza. Habiendo pasado entonces una situación tan dura, ¿cómo es posible que el Ejecutivo haya tomado distancia de su caso y remita a la versión que dio usted -dirigente del mismo partido- en el tribunal de Bayamo, bajo las presiones de las que habla?

A nivel partido, que es al que yo pertenezco, me siento completamente respaldado. Y no sólo a nivel regional, pues soy del Partido Popular de Madrid, con todas las declaraciones y el apoyo público que ha expresado en todo momento su presidenta, Esperanza Aguirre, sino también en el ámbito nacional. La secretaria general, María Dolores de Cospedal, ha hecho llamamientos públicos para apoyarme en diversas ocasiones. La última, sin ir más lejos, durante su intervención en la Convención Nacional de Nuevas Generaciones (NNGG). Aquello me pilló por sorpresa, no sabía nada y, de pronto, arrancó una ovación en medio del plenario para respaldarme.

En su libro habla de la realpolitik de los gobiernos; de los intereses bilaterales, las relaciones diplomáticas entre países,... Pese a la dura oposición que hizo el PP a la política con Cuba del exministro Moratinos, por ejemplo, ¿cree que ahora su sucesor al frente de la diplomacia española, José Manuel García-Margallo, ha sucumbido a esa realpolitik y por eso evita respaldar su versión de la muerte de Payá y Cepero?

Cuando decimos 'mi versión', desde luego, es mi versión, pero sobre todo, es la versión de la familia de la víctima. Porque hay que insistir en que si hay una parte interesada en conocer la realidad y se haga justicia, no soy yo ni es el Gobierno español, sino que son dos familias, las de los fallecidos; la de Oswaldo y la de Harold. Y estas dos familias, desde el primer momento, me exoneran de toda responsabilidad y apuntan hacia al régimen cubano, además, con datos y pruebas que tenen ellos. Los seis meses que yo paso en Cuba estoy completamente aislado, no tengo ningún tipo de acceso ni a prensa ni a información de lo que se contaba o hablaba en España. Entonces, ¿cómo es posible que lo que yo he estado diciendo después de regresar aquí coincida con lo que dijo la familia Payá durante los meses que yo pasé aislado?

Usted es un político, algún día podría asumir responsabilidades de gobierno. ¿Es por eso que comprende que un Gobierno -de su partido- dé la espalda a un ciudadano de su país que hace una denuncia tan grave como la suya para no comprometer intereses bilaterales y relaciones diplomáticas?

No creo que en algún momento futuro yo asuma una responsabilidad institucional... y no creo en la realpolitik.

Pero entiende que el Gobierno la practique...

La entiendo porque la he estudiado y la he vivido. E insisto: no creo en ella.

¿Ha conseguido hablar con el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García-Margallo?

Lo intenté, pero no lo he conseguido. Cuando vuelvo a España, trato de agradecer personalmente mi regreso a toda la gente que lo posibilitó. Logro hablar con Cospedal, pero no logro hacerlo con el ministro, y eso que he leído comentarios de él asegurando que soy un desagradecido por no haberle dado las gracias... No es verdad, lo intenté pero sólo llegué a reunirme con su jefe de Gabinete en una cafetería. A él le expresé mi agradecimiento también para el ministro, le dije que me habría gustado darle las gracias personalmente y le informé de que iba a contarlo todo. A los dos días di la entrevista al [The Washington] Post.

¿Cree que el Gobierno le concederá el indulto? ¿Ha hablado con el ministro de Justicia, Alberto Ruiz-Gallardón?

No he hablado con el ministro de Justicia. El indulto lo ha pedido la familia de Oswaldo Payá y está sobre la mesa del Consejo de Ministros. Soy consciente de que hay mucha polémica por los indultos que se han concedido en democracia; que han concedido todos los gobiernos de este país. Sin embargo, hay algo que yo no he visto en ninguno de los indultos pedidos; tal vez no haya buscado bien...Pero creo que ningún indulto, ninguno, ha sido solicitado por la parte damnificada para que el condenado sea perdonado. No veo, pues, un indulto más justo que éste.

Este Consejo de Ministros ha llegado a aprobar el indulto de un kamikaze que mató a un chico de 25 años, así que si a usted no se lo conceden y el Gobierno sigue esforzándose en arrinconar este asunto, ¿no quedaría cuestionada la credibilidad de su versión sobre la muerte de Payá y Cepero?

No creo que sea precisamente mi credibilidad la que quede en entredicho [sonríe]... Siendo la familia del difunto la que pide mi indulto, la familia la que calló cuando se le pidió silencio para que yo pudiera salir de Cuba y contarlo todo,...Insisto, no es mi credibilidad la que está en cuestión.

Es decir que, según usted, la familia de Payá aceptó que usted hiciese en Cuba un paripé para que el Gobierno de Rajoy pudiera traerle de regreso a España y así contar lo que ha escrito en su libro...

La familia entiende perfectamente lo que es eso, sí. Por ejemplo, la grabación del vídeo que todo el mundo vio aquí. Un estudiante de primero de Derecho lo sabe: cualquier confesión coaccionada no tiene validez. Y ese vídeo lo grabaron después de tenerme cuatro días en un calabozo, rodeado de militares, sin un abogado al que preguntar '¿Puedo hacerlo? ¿No lo hago? ¿Qué hago?'; sin un cónsul que me protegiera y dijese a los agentes cubanos 'Ustedes no pueden obligar a un español a grabar un vídeo así',... ¿Qué validez tiene ese vídeo? Fíjese -lo cuento en el libro- que mando señales, como al decir 'accidente en tránsito'. ¿Qué español usa la expresión 'accidente en tránsito'? El vídeo está cortado, yo me abrocho y desabrocho los botones del polo para que se perciba,... Todo ello es mi grito de socorro para decir que esa confesión no es fruto de mi iniciativa, ni mucho menos. Nadie con sentido común puede dar credibilidad a ese vídeo, a mi cara hinchada, con los efectos de la sedación,... Logré enviar un mensaje muy explícito: '¡Socorro, estoy rodeado de militares!'; porque estaba en un hospital militarizado de repente. Que alguien se ponga por un momento en la piel de un chaval que está en esa situación, aterrorizado, pensando 'Todo se acabó'; preguntándome que por qué me había llevado a mí el primero al hospital, justo al que estaba ileso; o por cómo había salido un coche de la nada para llevarme al hospital, un coche de los que en Cuba no existen, moderno y con puertas correderas,...

Cuenta que fue a Cuba respaldado por una ONG sueca; que nadie en Madrid, salvo su familia y amigos más cercanos, conocían este viaje. El partido no estaba informado, aunque intentase contárselo a Esperanza Aguirre, sin éxito. No existe, dice, una actividad sistemática y organizada del Partido Popular para colaborar con la disidencia cubana con viajes como el suyo, como sostiene el Gobierno de la Isla.

En absoluto. Hace unos días, un periodista que me entrevistó me contó que él había hecho un viaje como el mío hacía siete años; a los pocos días, otra periodista me dijo lo mismo. Esto no es un asunto del PP. Lo que yo hice a través de una ONG lo han hecho gente de UPyD, periodistas, ciudadanos en general,... Pensamos que lo máximo que podía pasar era que nos interceptasen y nos expulsasen de vuelta a España y a Suecia.

Hablando de Suecia, su compañero en el viaje de 2012, Aron Modig, que dejó el liderazgo de las juventudes del Partido Cristiano-Demócrata sueco al año del accidente en Cuba, dice no recordar nada de lo ocurrido entonces. Ni respalda ni cuestiona su versión, simplemente calla.

Antes de salir de la Isla, a mí me advirtieron de que mucho cuidado con lo que contaba aquí y no me cabe duda de que a él le hicieron lo mismo; de hecho, también le hicieron grabar un vídeo. El de Aron era el segundo viaje a Cuba para ayudar a la disidencia, como el que hicimos juntos, y en ese vídeo sale diciendo que Cuba es maravillosa. ¿Cómo puede haber cambiado de opinión en dos días después de estar encarcelado, retenido?

¿No se plantearon en ningún momento que los estuvieran utilizando instancias superiores contra el Gobierno cubano?

No, jamás me planteé algo así. Yo viajé a la Isla porque quise, aunque es verdad que en Cuba me preguntaron si era agente de la CIA. Todo porque me había hecho una foto días antes con [José María] Aznar y Cospedal, la descubren en mi móvil y se vuelven locos al verla. No entendieron que la explicación era tan sencilla como la de cualquier simpatizante o militante que se hace una foto con el líder de su partido.

Asegura usted que nunca condujo con exceso de velocidad porque cualquiera que conozca las carreteras cubanas sabe que eso es imposible. Sin embargo, la situación de su carné de conducir (sin puntos por 42 multas), que en España conocimos mientras seguía en Cuba, no le respalda en absoluto... 

En el epílogo del libro hablo de ese asunto, sí; asunto del que, por cierto y como todo, me enteré cuando regresé a España. Cuando viajé a la Isla mi carné de conducir estaba en plena vigencia, pero durante mi ausencia notificaron en mi domicilio que si no recurría las sanciones, me lo retirarían. Obviamente, si hubiera estado en España, lo habría recurrido. Y, por supuesto, si en Cuba no hubiese tenido el carné en vigor, no habría conducido.

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