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El PSOE, entre el cambio de ciclo y el congreso extraordinario

IÑIGO ADURIZ

'Tenemos que ganar. Tenemos que ganar porque ganando estas elecciones empezaremos a ganar las siguientes: las municipales, las autonómicas y las generales. El 25 de mayo es el punto de inflexión de la política española, el principio del fin de la hegemonía de la derecha'. La cabeza de lista del PSOE para los comicios de este domingo y número dos del partido, Elena Valenciano, aventuraba durante el Comité Federal de marzo con estas palabras la llegada de un cambio de ciclo si su partido conseguía la victoria en las urnas.

La dirección del partido está convencida de poder conseguirla a pesar de las encuestas realizadas antes de que el candidato del PP Miguel Arias Cañete, pronunciara sus declaraciones machistas que han marcado la campaña. Esos estudios muestran que aunque por la mínima, los conservadores se situarían por encima de los socialistas. Y sin embargo, esto no preocupa a las fuentes de la Ejecutiva consultadas por este diario en las dos últimas semanas, que aseguran que, en todo caso, el triunfo es posible por lo igualado de los escrutinios.

Durante la campaña electoral, en lo que han coincidido unos y otros dentro del PSOE es en que lo que suceda en las elecciones europeas —que tradicionalmente se han considerado como un proceso de menor importancia— marcará un antes y un después en un partido en el que sigue cundiendo el desánimo y que, según han reconocido distintos líderes territoriales, en los últimos tres años ha perdido militantes como nunca antes en la historia democrática.

El cambio de ciclo iniciado con una hipotética victoria daría un balón de oxígeno a la gestión del secretario general, Alfredo Pérez Rubalcaba, y a la de su equipo. Un trabajo que ha sido permanentemente cuestionado por los sectores más críticos del partido. Su descrédito, el del líder del PSOE, sigue quedando patente en las encuestas —es uno de los dirigentes políticos pero valorados—. Además, el equipo coordinador de la campaña de Valenciano le ha situado en un segundo plano y sólo ha hecho que ambos coincidan en lo imprescindible: la apertura, la clausura, y un acto central en Zaragoza.

Todo ello hace pensar a la mayoría de los dirigentes y parlamentarios socialistas consultados que, sea cual sea el resultado de los comicios, Rubalcaba ya tiene decidido que no se presentará a las primarias con las que en noviembre los socialistas escogerán a su próximo candidato a la Presidencia del Gobierno. Pero lo cierto es que una victoria, por pírrica que sea, le permitirá seguir cumpliendo su función al frente de la Secretaría General del PSOE por lo menos hasta conocer los resultados de las primarias y conocer —una vez la militancia y la ciudadanía se decante por uno o por otro— al candidato a La Moncloa. 

Si finalmente se confirman las sospechas que se manejan en las filas socialistas y Rubalcaba no opta a ese proceso, a finales de año el partido podría encontrarse ante una situación de bicefalia —candidato-secretario general—, que según distintos dirigentes podría ser sostenible si el ganador es Patxi López o Eduardo Madina, pero que sería impensable en el caso de que la vencedora fuera la exministra de Defensa, Carme Chacón. Podría celebrarse, entonces, un congreso extraordinario.

El cónclave podría precipitarse, en cambio, en el caso de que el PSOE no fuera el partido más votado el domingo. Miembros del partido, especialmente del sector más crítico con la Ejecutiva, consideran que Rubalcaba no podrá aguantar más en su puesto si Valenciano, su mano derecha y gran apuesta, pierde en las urnas y hace a los socialistas encadenar una derrota más como las que acumula desde las generales de 2011 —en Andalucía pudo gobernar con IU, pero en las elecciones le ganó el PP—.

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