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Las siete diferencias entre Pedro Sánchez y Rubalcaba

MANUEL SÁNCHEZ

Una vez que Pedro Sánchez ha conformado sus equipos, se ha estrenado ante el Grupo Parlamentario Socialista y ha celebrado su primer Comité Federal , se puede concluir que en apenas dos meses se visualiza claramente la diferencia de liderazgo frente a su antecesor, Alfredo Pérez Rubalcaba.

En el contexto y en las formas, Sánchez sale ganando claramente y está en una situación interna y externa más favorable que Rubalcaba. En las ideas, sin embargo, no hay tanta diferencia ya que el nuevo líder socialista ha asumido el contenido político tanto de la Conferencia Política -aunque dice que 'habrá que pulirlo'- y de la Declaración de Granada sobre el modelo de Estado. Sus mensajes y sus propuestas son similares a los que hizo la anterior dirección.

Pero, en todo lo demás, diferencias las hay, y muchas. Se pueden encontrar más, pero en este tiempo, al menos, se puede jugar a las siete diferencias entre ambos líderes que son muy evidentes y que marcan dos formas de llevar el partido y una situación muy diferente en el PSOE.

En este apartado no hay color, y gana Pedro Sánchez de calle. El líder del PSOE no deja de sorprender a sus colaboradores, que dicen de él que es 'inagotable'. Cada día tiene agendas intensísimas con todo tipo de actos, más reuniones con colectivos de lo más diferentes. Y, casi siempre, una comparecencia ante los medios de comunicación sin límite de preguntas. No parece que esto sea porque haya cogido con ganas el nuevo cargo, sino porque siempre ha sido así y cree que es la forma en la que debe actuar.

Rubalcaba, por el contrario, medía con mucha prudencia su comparecencia ante los medios de comunicación. Podían pasar hasta dos semanas sin dar una conferencia de prensa o contestar a preguntas. La mayoría de los días no figuraba en las previsiones del PSOE ninguna actividad de su secretario general. Tampoco viajaba mucho por el territorio. Sin que ello suponga que no trabajara -el ex líder socialista también tiene fama de incansable- lo hacía más desde su despacho, leyendo o preparando documentos... y con su teléfono.

Aquí, el nuevo líder del PSOE también gana por goleada. Rubalcaba, durante sus dos años y medio al frente del PSOE, solía decir al estilo de Calimero: 'Si es que a mí ningún medio me quiere'. Y no le faltaba razón. Desde que resultó elegido no tuvo el apoyo de los medios supuestamente más afines y, desde el primer momento, se encontró con la beligerancia de los medios que nunca le fueron afines. El ex líder del PSOE se quejaba amargamente de que, por ello, sus propuestas no llegaban a la sociedad, por muy atrevidas que fueran, y se sentía incapaz de atravesar esa barrera.

Sánchez, sin embargo, ha tenido una buena acogida inicial tanto en los medios afines, como en los 'no afines'. El hecho de que casi todos se posicionaran en las primarias a su favor y en contra del 'izquierdoso' Madina lo han situado, de momento, en una situación cómoda.

Además, el líder del PSOE está moviendo con inteligencia su presencia en todos los medios. Su equipo es consciente de que la luna de miel se acabará más pronto que tarde con algunas 'cabeceras' de derecha, pero no va a dejar pasar ni una oportunidad hasta entonces. Además, entre los medios más cercanos al PSOE parece que tiene un respaldo muy sólido y que será duradero.

El PSOE ha decidido cerrar filas con Pedro Sánchez. Guste más o guste menos es el nuevo líder y hay un acuerdo cerrado de que tiene que ser respaldado. Eduardo Madina, como prometió, se ha apartado sin hacer ruido, y las discrepancias de Izquierda Socialista son endémicas en el partido y no inquietan demasiado.

Aunque Sánchez tuvo ya contestación interna en el primer Comité Federal por sus duras críticas a Podemos, que no compartían algunos barones, el escaso número de intervenciones en la reunión y la aprobación por casi unanimidad de los primeros reglamentos que llevó la dirección del partido al cónclave socialista, demuestran que prima esa unidad en torno a su liderazgo.

Por el contrario, como se ha dicho muchas veces, el PSOE salió profundamente dividido del 38º Congreso de Sevilla en el que ganó Rubalcaba. El sector que apoyaba a Carmen Chacón nunca echó una mano, ni en el partido ni en el grupo parlamentario. Rubalcaba no fue capaz de solucionarlo, ni de tender puentes o de buscar acuerdos. Y las críticas sobre si hacía una oposición blanda, actuaba demasiado como hombre de Estado para hacer oposición o no sabía a dónde llevaba al partido, le lastraron todo su mandato.

Tal vez, sea una de las facetas más favorables al ex líder socialista. Rubalcaba hablaba sin papeles, encandilaba a los suyos, hacía intervenciones cartesianas difíciles de rebatir. Pedro Sánchez ha leído casi todas las intervenciones a través de una hoja cue que, además, se la coloca en el atril, dónde se ve obligado a bajar la cabeza para verla pese a su altura.

Ni en el Grupo Parlamentario Socialista, ni en el Comité Federal, los mensajes de Sánchez han calado tanto entre los dirigentes del PSOE como los de Rubalcaba. Se da la paradoja de que ha podido más el cierre de filas con el nuevo líder, que el contenido de sus intervenciones. Pero Sánchez tiene una ventaja: todo el mundo le quiere dar más tiempo, lo que le faltaba a su antecesor.

Los comentarios de que 'ha estado bien', 'ya aprenderá más', 'es su primera vez', fueron constantes en sus dos intervenciones antes los dos órganos más importantes del partido. El PSOE lo mira con buenos ojos.

Y dónde arrasa Sánchez es en la imagen. Él lo sabe. En una sociedad tan mediática como la actual es un factor muy a tener en cuenta, aunque pueda parecer un tanto frívolo. Un sociólogo decía de José Luis Rodríguez Zapatero, cuando empezó su carrera política, que cada vez que sonreía en televisión el PSOE ganaba 100.000 votos. Ahora, una especialista en temas de imagen admite que Sánchez sale bien en todas las fotos y en todos los planos televisivos, mientras que lo difícil era conseguirlo con Rubalcaba.

No obstante, no son pocos los dirigentes políticos que avisan de que no sólo por 'ser guapo' se ganan unas elecciones y que, incluso, la imagen de Sánchez se le puede volver en su contra. Pero la opinión mayoritaria es que si Sánchez llena sus discursos de mensajes potentes y los sabe articular mejor, 'es un cañón político'.

En este caso, Rubalcaba con veinte años más que Sánchez, ni le importaba, ni quería dar buena imagen, ni entendía que fuera importante. Su idea eran los discursos, que siempre preparaba él, pero renunció a todos los cambios de 'look' que le propuso su equipo de asesores, incluso hasta para mejorar su dentadura.

El nuevo secretario general del PSOE también tiene una gran ventaja frente a Rubalcaba. Nadie le puede achacar su pasado político, porque casi ni tiene. Sonó casi ridículo que en la primera sesión de control el presidente del Gobierno le achacara que hubiera estado votando como diputado las políticas de José Luis Rodríguez Zapatero. En primer lugar, porque Sánchez apenas estuvo media legislatura como parlamentario y, en segundo lugar, porque ni participó de ninguna de aquellas decisiones y se limitó a cumplir con la disciplina de votos.

Rubalcaba, por el contrario, tenía una hemeroteca sólo para él. Más allá del discurso de la 'herencia recibida', que tanto y tan bien ha usado el PP, fue vicepresidente del Gobierno con Zapatero, portavoz de Felipe González, y, en cada tema que abordaba,el PP tenía algo que recordarle de etapas anteriores.

A Sánchez es difícil colocarle esas acusaciones más allá de la habitual demagogia política. Fue concejal de base en el Ayuntamiento de Madrid, diputado de base y, sobre todo, se dedicó a trabajar en documentos ideológicos y programáticos para el partido. No hay más pasado.

Y finalmente, otra gran diferencia entre ambos es el calendario político que ambos han tenido o tienen que afrontar. A Rubalcaba le tocaba pasar la travesía del desierto. Con 110 diputados -el peor resultado del PSOE en democracia- y sin perspectivas de cambio en muchos meses, no tenía más que ir a un modelo de oposición que nunca fue capaz de encontrar.

Sánchez, por el contrario, lo tiene todo por delante y todo muy cercano para medir su proyecto y su liderazgo. En ocho meses, las elecciones municipales y autonómicas; luego vendrá el proceso de primarias -que estará muy vinculado al resultado de dichos comicios- y, si gana el envite interno, tendrá por delante unas elecciones generales en las que puede pasar de todo.

Un veterano dirigente socialista decía que Pedro Sánchez puede ser 'Pedro, el breve' o el próximo presidente del Gobierno. Ambas cosas pueden ocurrir. A Rubalcaba nadie le vio con posibilidades de gobernar.


https://www.quoners.es/debate/crees-que-pedro-sanchez-devolvera-la-ilusion-al-partido-y-recuperara-a-los-votantes-del-psoe

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