Tomás Gómez volverá a ser el candidato del Partido Socialista de Madrid (PSM) a la Presidencia de la Comunidad, sin celebrarse ningunas primarias internas, ya que los otros dos aspirantes a este puesto, César Giner y Carlos Morales, han quedado muy lejos de conseguir el 10% de los avales que se necesitaban para concurrir a este proceso interno.

En gran parte esto ha ocurrido porque Gómez ha hecho una muestra de fuerza y del control que tiene del aparato en Madrid, y ha reunido más de la mitad de los avales de toda la militancia del partido en esta comunidad. Más de 7.000 firmas ha conseguido el líder madrileño, superando los avales que tuvo, incluso, cuando compitió con Trinidad Jiménez.

El plazo acabó este miércoles a las 15.00 horas, pero los otros dos aspirantes han tirado previamente la toalla, denunciando que con el procedimiento aprobado, el hecho de no tener acceso al censo de los militantes, ni disponer de medios materiales para hacer la campaña, hacía imposible poder celebrar las primarias en Madrid. Al parecer, ambas candidaturas han reunido algo menos del millar de avales, cuando eran necesarios 1.500 para poder enfrentarse a Gómez en este proceso interno.

Ahora falta saber qué ocurrirá en el Ayuntamiento de Madrid, cuyo plazo acaba el 6 de octubre para la presentación de las firmas de los militantes, y donde la candidatura oficial de Antonio Carmona se ha encontrado como rival a Enrique del Olmo. No obstante, todo apunta que tampoco para la candidatura a la Alcaldía habrá primarias, ya que Carmona cuenta con el apoyo de Gómez y, además, los requisitos para presentarse son aún más duros que para la Comunidad, ya se necesita el 20% de los avales.

Posiblemente, tampoco haya primarias ni en el PSOE de Castilla-La Mancha, ni en Extremadura, donde Emiliano García-Page y Guillermo Fernández Vara tienen también un férreo control de sus aparatos, aunque en este caso ambos hayan decidido convocar primarias abiertas. De hecho, fuentes del PSOE castellano-manchego informaron este miércoles que García-Page supera ya con creces el 50% de los avales de los militantes de su región.