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Albert Rivera apura las últimas horas de campaña para intentar arañar votos de Podemos

El líder de Ciudadanos aprovechó la presencia del padre de Leopoldo López para criticar a los de Pablo Iglesias con el discurso de Venezuela, incidió en el mensaje de la ilusión frente al miedo, y dijo ser el único partido que ha dicho a sus votantes qué harán si les votan: abstenerse para dejar que gobiernen PP o PSOE.

El líder de Ciudadanos, Albert Rivera, durrante el cierre de campaña para las elecciones del 20-D en Madrid. REUTERS/Andrea Comas

PAULA DÍAZ

Lugar: Plaza de Santa Ana, en pleno centro de Madrid.
Asistentes: 3.000 personas, según Ciudadanos. Entre el público, concejales y diputados de Ciudadanos en Madrid. Y el padre de Leopoldo López.
Intervinientes: Guy Verhofstadt, presidente del Grupo de la Alianza de Demócratas y Liberales por Europa (ALDE) y el candidato a la Moncloa, Albert Rivera.
Incidencias: un espontáneo intentó corear el 'yo soy español, español, español'. Nadie le siguió.

MADRID.- Empezó la campaña diciendo que le quedaba "un único coche por adelantar" que era el del PP. Pero la cerró evitando quedar cuarto, como le sitúan las últimas encuestas. Albert Rivera dedicó su último mitin a arremeter contra Podemos, en un intento desesperado por arañar a última hora el voto indeciso que ambos partidos se disputan.

Por ello, el líder de Ciudadanos recuperó en Madrid su discurso de la ilusión frente al miedo y dijo tener un "bonito reto" por delante: "Demostrar que somos capaces de ganar a la vieja política y al populismo". "Europa nos está mirando", dijo para agradecer la presencia de dirigentes europeos como el presidente del grupo Alde, Guy Verhofstadt, que fue el encargado de presentarle y quien en un español cortado a motosierra deseó suerte a los 'Chutadanos'. "Europa mira a España para ver si se decide por un cambio, por una Segunda Transición, o se conforma con lo que ve. Y también para ver si elige un cambio sensato, que respeta las cuentas, o un cambio peor, con populismos, como ha pasado en Grecia", mitineó.

Además, incició en que ese cambio tiene que llegar desde el "centro" para poder conversar mejor con "la vieja izquierda y la vieja derecha" y crear un "Parlamento estable". "Es muy fácil generar odio y enfrentamiento, es más difícil generar unión y consenso, pero lo vamos a lograr", continuó Rivera, siempre en alusiones veladas a Pablo Iglesias. Incluso sacó -sin sacarlo expresamente- el tema de Venezuela.

El líder de Ciudadanos, Albert Rivera, sostiene una bandera venezolana firmada durante el cierre de campaña para las elecciones del 20-D en Madrid. REUTERS/Andrea Comas

Tras saludar al padre del opositor Leopoldo López -quien ya acudió a un mitin de Rajoy y hoy lo ha hecho con el de Ciudadanos-, espetó: "Los que somos demócratas y defendemos la libertad la defendemos en todas partes del mundo, no en unas sí y en otras no". Y añadió: "Si gobernamos, los españoles colaboraremos para ver a su hijo salir de prisión".

Asimismo, Rivera criticó las "promesas incumplibles" de Podemos. "Nosotros no prometemos puestos de trabajo, ni cheques con el dinero que no es nuestro, no hacemos cartas a los Reyes Magos, aunque ya llegue la Navidad. Nosotros prometemos honradez en la gestión del dinero público porque queremos poder mirar a los españoles a la cara", insistió, tras haber recordado también las "coaliciones y pactos con Bildu y otros partidos independentistas".

En pleno discurso de quien ya se ve como el 'primer presidente catalán', un espontáneo intentó arengar a las 3.000 personas -según el partido- que acudieron a la plaza de Santa Ana a escuchar a Rivera. "Yo soy español, español, español", coreó, ataviado con una de las bufandas naranjas que repartieron al inicio del acto. Nadie le siguió, aunque fueron muchos los que se echaron una carcajada a su alrededor.

El candidato naranja, por su parte, tampoco consiguió calentar el ambiente. En plena calle, militantes y curiosos que se dejaron la terraza del bar para levantarse a escuchar a Rivera intentaban matar el frío con el chocolate que también ofreció el partido. Pero el tono monótono del presidente del partido -a quien no le gusta hacer campaña, sino el parlamentarismo- y su poco aprecio por las interrupciones apenas provocó la explosión de los oyentes, que tan sólo en un par de ocasiones le llamaron "presidente, presidente".

El líder de Ciudadanos, Albert Rivera, flanqueado por la portazoz municipal del partido, Begoña Villacis, y el exprimer ministro belga Guy Verhofstadt, presidente del Grupo de la Alianza de Demócratas y Liberales por Europa (ALDE), en el inicio de ciere d

El líder de Ciudadanos, Albert Rivera, flanqueado por la portazoz municipal del partido, Begoña Villacis, y el exprimer ministro belga Guy Verhofstadt, presidente del Grupo de la Alianza de Demócratas y Liberales por Europa (ALDE), en el inicio de ciere de campaña en Madrid para las elecciones del 20-D. REUTERS/Andrea Comas

Pese a todo, Rivera insistió en la importancia de que haya una alta participación el domingo y pidió expresamente, de nuevo, el apoyo de los nuevos votantes, de los jóvenes que eligen por primera vez: "Tomad las riendas de vuestro país, que no voten por vosotros. Si no hacéis política, otros la harán por vosotros", les advirtió, arengándoles a exigir su "derecho a equivocarse, pero también a acertar". "El mejor antídoto contra el inmovilismo y el populismo es la alta participación", zanjó.

Y, para el resto del electorado, Rivera vendió que C's es el único partido que ha explicado a dónde irán a parar sus votos. Aunque haya sido a tan sólo 48 horas de las elecciones. "Vamos a intentar gobernar si ganamos. Si no ganamos, no formaremos parte de ningún gobierno ni habrá pactos de investidura ni de legislatura. Pero no pondremos trabas, dejaremos que la legislatura comience, porque pensamos más en España que en nuestros escaños", repitió su mensaje de por la mañana. "Pido reciprocidad a PP y PSOE -dijo sin dar opciones a Podemos de estar entre los posibles vencedores- que hagan lo mismo, que nos dejen gobernar y no hagan pactos para mantener la decadencia", exigió.

Y terminó con su discurso más españolista. Apeló de nuevo al "espíritu de Ermua" y al de Barcelona '92 que situó a la ciudad como "capital mundial", y hasta aprovechó la presencia del monologuista 'experto en EEUU' Goyo Jiménez para recordar cómo los "americanos y las grandes naciones del mundo se unen frente a la adversidad y las dificultades". "Los españoles, a veces, hacemos lo contrario", sentenció para diferenciarse, de nuevo, del "discurso de ruptura" de Podemos. "Llevo nueve años defendiendo en mi tierra (Catalunya) que los españoles sigamos juntos. Y desde luego que, si no gobernamos, siempre nos opondremos a cualquier ocurrencia y a cualquier partido que quiera hacer un referéndum para romper España", concluyó.

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