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"Los alcaldes rebeldes debemos formar un polo de vanguardia"

Xulio Ferreiro y Martiño Noriega abogan por "tejer redes" con los regidores del cambio, que se reúnen hoy en Barcelona para compartir sus experiencias al frente de sus Alcaldías

Xulio Ferreiro y Martiño Noriega caminan por Santiago en las vísperas de las municipales. / ÓSCAR CORRAL (CA)

Primero fue la palabra, luego el símbolo y ahora toca la acción. La irrupción de las mareas gallegas, que lograron auparse a los Ayuntamientos de A Coruña, Santiago y Ferrol, cumplirá cien días este viernes, cuando los alcaldes de las dos primeras localidades se reunirán en Barcelona con otros seis regidores que concurrieron a las pasadas municipales al frente de candidaturas unitarias de izquierda. “Esperamos concretar la ilusión y el sentimiento común en actuaciones específicas”, afirma Xulio Ferreiro, cabeza de lista de la Marea Atlántica, que aboga por formar un “polo de vanguardia política” que proyecte la “visión municipal a una escala global”.

Sus promesas de regeneración calaron en el antaño bastión del socialista, que en 2011 pasó a manos del PP. Ferreiro, un profesor de Derecho Procesal en la Universidade de A Coruña que tuvo que dejar su puesto como magistrado suplente de la Audiencia Provincial de Lugo para ponerse al frente de la segunda urbe más poblada de Galicia, era la cara visible de un movimiento popular liderado por ciudadanos al que se sumaron varias formaciones progresistas. Éstas sólo colocaron en el Palacio de María Pita a tres de los diez concejales electos (Esquerda Unida, Anova y Equo; ninguno de Podemos), lo que da una idea de sus orígenes de base, ajenos a la estructura de partidos y a la administración local.

“Existen muchas carencias, puesto que buena parte de los ediles que han accedido a los Ayuntamientos proviene de movimientos sociales y culturales, sin experiencia institucional”, reconocen fuentes del gobierno coruñés, conscientes de la importancia de “aprender mutuamente”. Así, el encuentro, al que también acudirán los alcaldes de Barcelona, Madrid, Badalona, Zaragoza, Pamplona y Cádiz, ha sido bautizado como Ciudades por el bien común. Ganar compartiendo experiencias de cambio. “Hay que tejer redes”, explica el regidor santiagués, Martiño Noriega, el único de la lista de Compostela Aberta con pericia en la gestión municipal, pues gobernó durante dos mandatos el vecino Concello de Teo.

Ambos ya cooperan desde que tomaron posesión de sus cargos el 13 de junio. Los resultados positivos de esa colaboración y de la mantenida con otros alcaldes del cambio han provocado que las expectativas de la cumbre sean “altas”, según Ferreiro, que se encontró una tesorería escuálida que le forzó a pedir un crédito para afrontar los gastos urgentes. Noriega, por su parte, tuvo que enfrentarse a un clima de desconfianza tanto dentro como fuera del Pazo de Raxoi. Los escándalos de corrupción del PP, con tres mandatarios en cuatro años y siete ediles en el banquillo, habían hecho mella tanto en la ciudadanía como en los funcionarios.

“Hubo una ruptura con el tejido vecinal y se deterioró la convivencia interna en el Ayuntamiento”, asegura el también portavoz autonómico de Anova, que califica los últimos cuatro años como una “indigestión absoluta”. Por ello, se ha propuesto visitar un par de barrios cada semana y establecer mecanismos de participación, uno de los retos compartidos por el Concello de A Coruña. “Cuando los ciudadanos estábamos desilusionados con la clase política, teníamos más razón de lo que pensábamos. Los que hemos llegado y los que ya estaban hablamos lenguajes muy diferentes”, afirma Ferreiro, quien considera necesaria “la cooperación con otras urbes, el enriquecimiento mutuo y el trabajo desinteresado en código abierto”.

Xulio Ferreiro, en un acto en Madrid junto a Ada Colau, Manuel Carmena y otros candidatos a las municipales. / SANDRA G. REY (MA)

Xulio Ferreiro, en un acto en Madrid junto a Colau, Carmena y otros candidatos a las municipales. / SANDRA G. REY (MA)

Esas diferencias han tomado forma en unas medidas con carga simbólica que les llevaron a declarar la laicidad de ambas instituciones, que rechazaron participar en varios actos religiosos, un paso que hasta ahora no se habían atrevido a dar otros alcaldes progresistas. Esa política de gestos ha llevado a Santiago a eliminar ayudas a colectivos antiabortistas y a Coruña a cancelar las subvenciones a las corridas de toros. “También hemos suprimido a cinco directores de área nombrados por el PP que puenteaban la estructura municipal clásica y costaban cerca de 400.000 euros al año”, apunta Noriega

Ahora, pues, toca pasar a la acción. Es decir, materializar las promesas electorales pese a contar con minoría en ambas corporaciones, donde será decisivo el apoyo del PSOE. “Nadie nos ha dado cien días. Nos han disparado desde el primero”, critica el alcalde compostelano, un médico de familia considerado el delfín de Xosé Manuel Beiras, líder nacionalista de Anova, una escisión del BNG presente en los equipos de gobierno de ambos Ayuntamientos. “Por ello hay que intercambiar experiencias y establecer una red para abordar todos los retos que tenemos por delante, como la municipalización de servicios”, defiende Noriega, quien cree que “las candidaturas de unidad popular le pueden disputar la hegemonía al PP”.

Con este y otros objetivos (como la coordinación de estrategias entre las “ciudades rebeldes”, como las denomina Ferreiro) se presentarán hoy en los grupos de trabajo y en un acto político conjunto organizado por Barcelona en Comú, la formación de la alcaldesa, Ada Colau. Estarán respaldados por concejales y técnicos (“perfiles solventes pero sin conexión con la administración local”, según Noriega) que no pondrán sobre la mesa otras cuestiones que trasciendan lo municipal. “No hay agenda oculta”, aseguran fuentes del gobierno coruñés. “Nada relacionado con las elecciones generales”.

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