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De Alfonso, tras el rechazo de la querella por las grabaciones: "Pasé media hora llorando de emoción"

El exjefe de la Oficina Antifraude de Catalunya insiste en que no tiene "conciencia" de haber cometido "ningún delito" e insinúa que Rajoy podría conocer sus reuniones con Fernández Díaz que fueron destapadas por 'Público'.

El exdirector de la Oficina Antifraude de Catalunya, Daniel de Alfonso, en una imagen de archivo. EFE

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MADRID.- "Pasé media hora llorando de emoción". Así recibió Daniel De Alfonso la noticia de la no admisión, por parte del Tribunal Supremo, de la querella interpuesta por PDC contra él y el exministro Jorge Fernández Díaz por el escándalo de las escuchas de Interior que desveló Público.

El exjefe de la Oficina Antifraude de Catalunya, acusado por el Partit Demòcrata Catalá y el exalcalde de Barcelona, Xavier Trias, de conspirar contra las formaciones soberanistas insiste en una entrevista con El Independiente en que no tiene "conciencia" de haber cometido ningún delito y, aunque tampoco niega que lo hubiera, reconoce que confiaba en que el Supremo no admitiera a trámite la querella.

"Como miembro de la carrera judicial, hubiera respetado cualquier decisión del Tribunal Supremo, pero sabía que se tenía que archivar", responde al citado diario.

"Me han obligado a irme de Catalunya"

Una vez más, De Alfonso ha negado haber construido una "trama delictiva" con el extitular de Interior asegurando que "si se oyera la cinta en su integridad, no en los trozos que han salido, se daría uno cuenta de que las conversaciones entre el señor ministro y yo no estaban programadas". 

No obstante, sí reconoce que tenía "interés" en ganarse la confianza de Fernández Díaz con el único propósito, dice, de que reforzara el número de efectivos policiales en las investigaciones que él llevaba a cabo en el extranjero. "Yo no tenía dinero ni medios para enviarlos", se justifica. Lo que no aclara es cuál era el interés del exministro en él ni qué obtendría a cambio de su ayuda.

Una vez más, De Alfonso ha insinuado que el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, podría estar al tanto de sus reuniones aunque, se excusa, no tiene pruebas que lo demuestren. Del mismo modo, dice desconocer si existen más grabaciones de otros encuentros con Fernández Díaz aunque intuye que sí. "Estoy casi seguro", afirma. ¿Por qué? Por la pasividad del ministro en este caso, ya que no actuó contra la "revelación de secretos" ni investigó lo sucedido, lamenta el exdirector de la Oficina Antifraude. "Me inclino a pensar que tal vez valía más no mover nada porque podrían salir otras cosas", insinúa. 

De Alfonso anuncia medidas judiciales contra quienes le acusan de ser él quien grabó al exministro del Interior

De hecho, él anuncia que ahora -una vez inadmitida la querella en su contra- sí tomará medidas judiciales contra quienes le acusan de haber grabado él mismo sus conversaciones con el exministro. "Hay una persona que en varias televisiones nacionales dijo que lo había grabado yo, que lo había difundido yo y que yo se la había entregado en persona a su jefe. [...] Esa persona cometió unas injurias gravísimas que no puede imaginar el daño que me ha causado", recoge El Independiente.

De Alfonso niega, por tanto, haber grabado al ministro, aunque sí reconoce haberlo hecho con otros políticos que, según cuenta, le pedían reuniones extraoficiales y apunta a una "guerra dentro de la Policía" y al comisario Marcelino Martín-Blas como motivo y autor, respectivamente, del escándalo.

En cuanto a sí mismo, el exdirector de la Oficina Antifraude se ve víctima de un complot para echarle del cargo ya que, afirma, ahora ya no se investigan cuestiones de "bastante enjundia" relacionadas con "algún grupo editorial, subvenciones a alguna entidad, la financiación de algún grupo político...".

"Me han obligado a irme de Catalunya", concluye De Alfonso, que denuncia cierto 'acoso' recibido tras desvelarse el escándalo de las escuchas y que ahora reside en Cantabria. "Me pinchaban las ruedas del coche, introdujeron excrementos en mi buzón, se me ha escupido en la calle, se me ha insultado cuando estaba tomando una cerveza con mi mujer […] Vivir en Catalunya era imposible", zanja. 

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