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Andalucía Susana Díaz pone las luces largas hasta final de mandato y entierra el adelanto electoral

La líder andaluza inyecta “fortaleza y optimismo” a su partido por primera vez desde el trauma de las primarias del PSOE y se presenta como favorita para las autonómicas de 2019 ante “una derecha desnortada” y un Podemos en retroceso

Susana Díaz, este lunes en Sevilla. EFE/ José Manuel Vidal

DANIEL CELA

Los socialistas andaluces han superado la depresión en la que se hundieron tras la imprevista derrota de Susana Díaz frente a Pedro Sánchez en las primarias del año pasado. Susana Díaz ha convocado este lunes al comité director del PSOE andaluz, máximo órgano de decisión entre congresos, para lanzar un mensaje de fortaleza y optimismo de cara a las próximas elecciones autonómicas. A poco más de un año para los comicios, la ejecutiva regional maneja una encuesta que sitúa al PSOE como primera fuerza, próxima a alcanzar un hito en la política española: 40 años gobernando Andalucía de forma ininterrumpida.

Según sus datos, los socialistas seguirán perdiendo votos (previsiblemente a favor de Ciudadanos, que es capaz de beber en el caladero de PSOE y PP), pero amortiguarán la caída gracias al efecto de la Ley Electoral, que premia a la fuerza más votada en las circunscripciones pequeñas. La paradoja es que podrían ganar un diputado más de los que tienen (48) aun perdiendo votos. El optimismo de Díaz tiene más que ver con el desplome del PP y el progresivo retroceso de Podemos.

Éste no es un comité director normal en el PSOE andaluz. Es el primero que se celebra desde el congreso regional del que Susana Díaz salió reelegida como secretaria general de su federación sin rival orgánico que le disputara el puesto ni atisbo de la otrora rebelión sanchista. Este comité no se ha convocado para ejercer de mero control interno en periodos de transición, sino para dar “el pistoletazo al último cuarto de legislatura”, a la recta final antes de las urnas. Si se compara el ambiente reinante en la sala -los socialistas han sido convocados en el mismo hotel que hace unos días reunió a Sánchez y Díaz- con el de hace seis meses, se percibe otro estado de ánimo. “En lo nuestro somos igual de fuertes que antes. O más. Porque lo que no mata te hace más fuerte”, dice un miembro de la ejecutiva.

No hay visos de ruptura, porque las grietas visibles no están en el interior del PSOE andaluz, sino en el borde que separa a éste de la dirección federal de Sánchez. Y ahora ni siquiera hay interés por alargar ese debate, después de que la visita del madrileño a Sevilla la semana pasada sirviera para escenificar una entente cordiale. “Es puro pragmatismo. Nos jugamos mucho los dos, aquí peleándonos entre nosotros nadie ha ganado nada de puertas para fuera”, avisa un dirigente sanchista.

Había otro mensaje que la líder socialista quería dar a los suyos: “Sin ánimo de darle un disgusto a nadie, a quienes tienen ansiedad, dudas y falta de iniciativa política. Ahora toca trabajar por Andalucía”. El rumor sobre un posible adelanto electoral es una constante en los grupos de la oposición. Incluso Ciudadanos, socio de investidura de Díaz, teme una maniobra de última hora similar a la que la presidenta hizo en 2015, cuando rompió el pacto de Gobierno con sus antiguos socios de IU. No será así esta vez. Díaz ha puesto las luces largas y ha transmitido a los suyos una imagen de tranquilidad -de quien se sabe con las encuestas a favor-, cimentada en dos hechos: que su Gobierno tiene aprobados los Presupuestos autonómicos de 2018 y disfruta de estabilidad política hasta la antesala de los próximos comicios, cuando previsiblemente se pactará una ruptura suave con la formación de Albert Rivera; y que la oposición que más le preocupa está infinitamente más frágil que hace tres años.

El PP andaluz se descompone a costa del empuje de Ciudadanos (su presidente Juanma Moreno ya ha entendido que tendrá que librar una guerra con los naranjas para conservar su espacio político). Mientras, la confluencia Podemos-IU no termina de cuajar, encuentra resistencia de los alcaldes comunistas en los municipios y la marca morada ha perdido el efecto sorpresa que le permitió irrumpir hace tres años en el Parlamento con 15 diputados. “La derecha andaluza está algo desnortada y comete errores. Y a otros la estabilidad no les mola y piensan que otras situaciones serían más guay”, les dijo la líder del PSOE-A a los suyos.

Roces con C’s por Gibraltar

Los socialistas andaluces han superado el shock postraumático de la derrota en las primarias del año pasado. Susana Díaz se parapetó en su territorio, primero temerosa de que el avance sanchista lograra conquistar puestos de relevancia en el congreso regional del PSOE-A. Y una vez que consolidó su poder orgánico, se volcó de lleno en el perfil institucional. “Ahora toca Andalucía”, dijo. Entonces sonó a segundo plato frío, pero al final ha terminado creyéndoselo, en parte porque el cimbreo de la política nacional a costa del órdago secesionista en Catalunya le ha servido para ofrecer un contrapunto de estabilidad política, seguridad jurídica y garantías de inversión económica. Ella y su equipo sostienen que Andalucía es un valor seguro y que crece y crea empleo por encima de la media -la última EPA ha situado la tasa de paro por debajo del millón de desempleados-. “Tenemos un gobierno con pulso que amplía derechos y preserva otros muchos. Y tenemos una situación económica que permite generar empleo por encima de la media”, subraya Díaz.

La secretaria general del PSOE andaluz se hizo dueña de la escena gracias a un público entregado. Hubo nueve peticiones de palabra, todas con mensajes de autoayuda y en consonancia con el discurso de Díaz. La presidenta está convencida de que el único partido que crecerá con claridad en los próximos comicios es Ciudadanos, a quien trata ya como un socio a largo plazo. “Ciudadanos ha ayudado a la estabilidad, no me duelen prendas en reconocerlo”, sostiene. Aunque este lunes se ha producido un pequeño desgarro entre los socios, cuando el portavoz de la formación naranja, Juan Marín, le ha reprochado a la presidenta andaluza su reunión bilateral de la semana pasada con el ministro principal de Gibraltar, Fabian Picardo, para abordar el impacto del Brexit en la zona.

Marín sostiene que Andalucía “no tiene competencias” para tratar asuntos diplomáticos y ha afeado a Díaz sus “injerencias”. “No son afortunadas esas relaciones entre la Junta y Gibraltar, eso corresponde al ministro de Exteriores y al Gobierno central”, ha dicho. Díaz ha relacionado esta crítica con la “vena centralista” de Ciudadanos. “O no entienden qué es el Estado de las autonomías o es una crítica impostada, pero que nadie tenga dudas de la lealtad institucional en defensa de España y de sus intereses, incluso en momentos en los que fue difícil explicarlo y más difícil llevarlo a cabo”, dijo, en referencia velada al apoyo que brindó a Rajoy en la aplicación del artículo 155 de la Constitución para intervenir la autonomía de Catalunya tras el órdago secesionista.

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