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El andalucismo debate cómo romper la subordinación económica de Andalucía con el resto del Estado

La Fundación Blas Infante organiza un congreso en Andújar (Jaén) para pensar el andalucismo de hoy y del mañana.

Bandera de Andalucía en Sevilla.
Bandera de Andalucía en Sevilla. Eduardo Briones / Europa Press

El andalucismo debate este fin de semana sobre los retos de la Comunidad más poblada en estos tiempos y también sobre sus raíces en Andújar (Jaén) en el XVII Congreso sobre el Andalucismo Histórico de la Fundación Blas Infante. Como romper con la subordinación económica de Andalucía, lograr la soberanía para tomar decisiones y la configuración de un feminismo "sólido" son algunos de los asuntos que se abordarán.

Los grandes reto del andalucismo son hoy "los mismos de siempre", para Antonio Manuel, profesor de Derecho Civil en la Universidad de Córdoba y miembro de la Fundación. A saber: "Conseguir que la sociedad, especialmente los más jóvenes, tomen conciencia de su singularidad cultural y política. Revertir la situación de dependencia política y económica de Andalucía. Y convertirnos en paradigma contracultural y alterglobalizador, demostrando que es posible un modelo intercultural entre la uniformidad que impone la globalización y el sectarismo de los patriotismos excluyentes".

Para el politólogo Jesús Jurado, autor de La generación del mollete (Editorial Lengua del Trapo), uno de los temas más relevantes es "reafirmar y construir una identidad andaluza que conecte con la Andalucía de hoy. Que no se quede el andalucismo en una esencia del pasado, sino que pueda sumar la diversidad y los conflictos de hoy: crear una identidad que sea capaz de responder a los problemas del presente".

Para ello, apunta el catedrático de Economía Aplicada de la Universidad de Sevilla, Manuel Delgado, es imprescindible "conseguir conciencia del pueblo andaluz para convertirlo en protagonista de la transformación que se propone para Andalucía". Además, Delgado cree necesario tener capacidad de decisión, que llega "una vez que se tiene conciencia y compromiso".

"Existe –abunda Jurado– una necesidad de tener nuestras discusiones, nuestros trayectos, de encontrar coyunturas propias que no vengan desde el estado y construir una esfera dinámica andaluza".

"Se trata de conseguir capacidad de decisión en el ámbito político económico y cultural, conseguir capacidad de decisión para abordar y resolver los problemas desde nosotros mismos, eso se llama soberanía", aporta Delgado. Entre esos problemas, está la dependencia económica, como el profesor Delgado ha dejado escrito en diversos artículos que se pueden encontrar en portaldeandalucia.org.

Mamen Cuéllar, profesora de Agroecología en la Universidad de Córdoba, aporta: "La soberanía alimentaria. Con la riqueza que tenemos, el andalucismo tiene que abordar cómo Andalucía puede alimentarse a sí misma, salir de importación y de exportación y del expolio de los bienes naturales. Tenemos el reto ecológico. Frente al cambio climático, debemos aplicar la relocalización agroalimentaria".

Feminismo

Para Delgado, nada de esto se puede construir sin "un feminismo andaluz sólido que sirva como motor de transformación, del cambio".

En esta idea abunda Cuéllar: "El andalucismo ya lo viene haciendo: hay que profundizar más en estos diálogos con todo lo que las mujeres han hecho por esta tierra, no ya solo visibilizando a las mujeres,  también [recuperando] esas formas que han imperado de procesos comunitarios, donde la vida estaba en el centro. Eso es más necesario que nunca".

"El gran reto de los feminismos es hacer pedagogía y conectar con las nuevas generaciones, para hacerles entender nuestra identidad como pueblo", afirma la investigadora Pura Sánchez. "Y luego –añade– desde el punto de vista del futuro hay que hacer una pedagogía en paralelo para desmontar planteamientos que se dicen feministas y que lo que hacen es teñirse de verde y blanco".

Sobre esto, reflexiona Sánchez: "La cuestión está en ver de alguna manera si ese andalucismo tiene o no tiene capacidad transformador. De como andalucismo y feminismo son caminos necesariamente convergentes porque tienen los dos esa capacidad transformadora de construirse en vanguardia política y social".

Jurado añade también una reflexión sobre la Junta de Andalucía. "¿Para qué sirve la autonomía hoy? ¿cuál es nuestro proyecto de Andalucía y para qué queremos gobernarnos? El PSOE tenía una respuesta clara: la autonomía consistía sólo en defender su legado, en mantener lo construido; era una visión conservadora".

"El PP –agrega Jurado– tiene una respuesta clara: la autonomía es la capacidad para eludir impuestos, para evitar controles medioambientales o trabas burocráticas; es una visión individualista y ultraliberal que traduce la autonomía no como el derecho de un pueblo a dictarse sus propias normas, sino el derecho del individuo a saltárselas en una jungla del sálvese quien pueda. Frente a esto, el andalucismo tiene pendiente formular una nueva respuesta a para qué queremos la autonomía".

Cuéllar analiza que se está produciendo una "cooptación del discurso populista de extrema derecha en elementos del andalucismo": "Esto está ocurriendo en contra de la tradición de un medio rural de lucha. La extrema derecha sabe captar ese descontento y se apodera de conceptos que nunca han sido de la extrema derecha".

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