Público
Público

La pelea por la sucesión de Rajoy Arranca la batalla sucesoria en el PP entre promesas de juego limpio, pero con los primeros golpes entre candidatos

La mayoría de aspirantes a la Presidencia del partido conservador se venden como los verdaderos representantes de las bases; también como garantes de la unidad y la integración. Soraya Sáenz de Santamaría y María Dolores de Cospedal lucen músculo y presumen del apoyo de varios exministros, mientras Pablo Casado destaca cosechando 5.000 avales, aunque sólo requería de 100 para participar en el XIX Congreso de su formación.

La vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, y el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García Margallo,en el Congreso de los Diputados. Archivo EFE

En público, el mensaje es de ilusión, optimismo y celebración por la recién estrenada democracia interna; en privado, en el PP reconocen el miedo a una descarnada batalla sucesoria, así como la incertidumbre y la confusión derivados del primer proceso de elección de su líder nacional por votación de los militantes. Este miércoles desfilaron ante la sede del PP los siete candidatos a la Presidencia de la formación, entre golpes de pecho y promesas de juego limpio en el mes que queda hasta el XIX Congreso (20 y 21 de julio).

Sin embargo, entre llamadas al "fair play" ya se colaban los primeros golpes; el exministro de Exteriores y candidato, José Manuel García Margallo, comenzaba criticando que la exvicepresidenta y también aspirante, Soraya Sáenz de Santamaría, no haya dado explicaciones sobre su programa, cuando ni siquiera ha empezado formalmente la campaña -y anunció que se presentaba 24 horas antes-.

Margallo ha pedido evitar la polarización entre Santamaría y María Dolores de Cospedal, advirtiendo de que, si este proceso se plantea como "una Guerra de las Dos Rosas", se conseguirá la "fragmentación" del partido

Margallo no se cansa de negar que su candidatura pretenda  únicamente frenar a Santamaría, aunque hace dos semanas dijo que haría "todo lo posible" para que la exvicepresidenta ni siquiera fuera portavoz en el Congreso de los Diputados. Este miércoles, el exministro y diputado ha pedido evitar la polarización entre Santamaría y María Dolores de Cospedal, advirtiendo de que, si este proceso se plantea como "una Guerra de las Dos Rosas", se conseguirá la "fragmentación" del partido. Sin embargo tampoco ha dejado pasar la ocasión de afirmar que los exministros que apoyan a Santamaría lo hacen como "correspondencia". "Cuando ha estado seis años en la vicepresidencia y ha nombrado ministros, es lógico que pueda pedir una correspondencia", apostillaba.

Al "juego sucio" se refería también Pablo Casado, vicesecretario de Comunicación del PP, que respondía a las preguntas sobre las irregularidades en torno a su máster universitario -el mismo que en teoría cursó Cristina Cifuentes-, afirmando que este caso, por el que puede llegar a ser imputado, "se está sacando para perjudicar". "Las casualidades en la vida no existen. Creo que hay que hacer una reflexión, de si queremos mirar al futuro del PP, y por tanto al futuro de España, o si empezamos a poner palos en las ruedas y empezamos a jugar sucio", afirmaba, sin concretar sus palabras.

Casado, sobre su máster: "Hay que hacer una reflexión, de si queremos mirar al futuro del PP y de España, o si empezamos a poner palos en las ruedas y empezamos a jugar sucio"

Por otra parte, quien tampoco concretaba era Santamaría, que este miércoles se mostraba dispuesta a "hablar" de integrar a Cospedal, incluso antes de que voten los militantes, el 5 de julio -cuando comienza la segunda vuelta del proceso-. La exvicepresidenta del Gobierno y diputada respondía así a una pregunta sobre las declaraciones de Cospedal, que se ha mostrado dispuesta a integrarla a ella y a Casado. "Creo que tenemos que hacer un buen congreso y creo que tenemos que fortalecer al partido, y nada obsta para que hablemos antes, durante y, por supuesto, después", ha señalado. Como Cospedal, se quedaba en un genérico llamamiento.

De hecho, y quizás con la excepción de Margallo, todos los candidatos se venden como los verdaderos representantes de las bases; desde los menos conocidos a la propia Cospedal, que ha controlado el aparato de la formación durante diez años, y que sorprendía rodeándose de militantes de base en su comparecencia ante los medios: "Quiero representar que esta es la candidatura de los militantes, de los afiliados de todo el partido", aseveraba.

Todos los candidatos se venden como representantes de los militantes; desde los menos conocidos a la propia Cospedal, que lleva diez años controlando el aparato del Partido Popular

En la misma línea, todos prometen "ilusión" y "renovación", y todos se venden como defensores de la unida y garantes de la integración: “Soy Joserra, el candidato de los afiliados, el que viene a renovar, a recuperar y a reunir”, afirmaba José Ramón García-Hernández, secretario ejecutivo de Relaciones Internacionales del PP; “Yo pienso que las bases tienen que oírse", sostenía Elio Cabanes, concejal de la Font de la Figuera (Valencia); "Somos la única candidatura que garantiza que el PP no se rompa", llegaba a afirmar Casado.

El duelo por los avales... y los exministros

Técnicamente, para presentar candidaturas bastaba con obtener cien avales de militantes, pero hay quienes han apostado por lucir músculo con esta cuestión: Casado aseguraba haber recopilado más de 5.000; Cospedal en torno a 3.300; mientras Margallo calculaba haber logrado cerca de 500 avales, y Santamaría evitaba dar cifras. "Los avales nos han dado igual. Era una pérdida de tiempo volverse locos con eso", explican fuentes de su candidatura a Público.

Donde sí se ha visto énfasis es en la puesta en escena durante las respectivas llegadas a Génova, y en la búsqueda del respaldo de exministros de Mariano Rajoy. Durante la tarde, Cospedal fue vista en el Congreso de los Diputados junto a Rafael Catalá (Justicia) e Isabel García Tejerina (Agricultura y Medio Ambiente).

Durante la tarde, Cospedal fue vista en el Congreso de los Diputados junto a Rafael Catalá (Justicia) e Isabel García Tejerina (Agricultura y Medio Ambiente)

Poco antes, la segunda exministra de Sanidad de Rajoy, Dolors Montserrat -la primera fue Ana Mato, el segundo Alfonso Alonso- anunciaba su respaldo a la exministra de Defensa, y su decisión de ejercer como portavoz de su candidatura. De momento, Cospedal sólo ha dicho que le acompañan "muchos" ministros -Margallo ha aseverado lo propio-, y se da por hecho que el extitular de Interior, Juan Ignacio Zoido, respaldará su candidatura.

Santamaría también hacía una entrada a lo grande, arropada por el propio Alonso, hoy líder del PP en Euskadi, la extitular de Empleo y Seguridad Social, Fátima Báñez; el exjefe de Gabinete de Rajoy en su última etapa, José Luis Ayllón, y el presidente del partido en Álava, Iñaki Oyarzábal. Además, la exvicepresidenta del Gobierno se ha visto apoyada por Íñigo de la Serna (extitular de Industria) e Íñigo Méndez de Vigo (Cultura y Deporte).

Por su parte, Casado ha acudido acompañado por su "amigo" Javier Maroto, vicesecretario de Sectorial del PP; por José Ignacio Echániz, exconsejero en el gobierno de Cospedal en Castilla-La Mancha, y por Isabel Díaz Ayuso, vicesecretaria de Comunicación y portavoz del partido en Madrid. Casado presume de contar con el apoyo de varios diputados en la Asamblea, así como de concejales, diputados en el Congreso y senadores, más el respaldo de Nuevas Generaciones.

Con todo, el plazo para registrar candidaturas no se ha cerrado hasta este miércoles. Previsiblemente, las adhesiones de pesos pesados del PP a las distintas candidaturas se incrementarán en los próximos días. Y, aunque resten importancia a esta cuestión, todos los aspirantes a la Presidencia están sondeando a sus compañeros de partido para saber con quién pueden contar, conscientes de que esta vez no habrá designación dactilar del líder saliente, y de que cualquier apoyo podría ayudarles a decantar la balanza a su favor.

¿Te ha resultado interesante esta noticia?

Más noticias