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Moción de censura "¡Cógete un diccionario!", "Payaso" y "¡Oh, qué bonito!", algunas de las burlas e insultos de la bancada del PP a Iglesias

Ana Pastor interrumpió hasta 26 veces la intervención de Iglesias para exigir silencio de los diputados. Las bancadas de la izquierda se portaron mejor que las de la derecha: Rajoy hizo sus intervenciones de un tirón y Rivera solo tuvo que parar solo una vez

El líder de Podemos, Pablo Iglesias, durante su intervención en el Congreso de los Diputados, en la segunda jornada del debate de la moción de censura contra el Gobierno de Mariano Rajoy. EFE/Ballesteros

JUAN ANTONIO BLAY

El desarrollo de las 17 horas de intensos parlamentos durante las dos jornadas del debate de la moción de censura se vio alterado en no pocos momentos por la intensidad de los rumores procedentes desde los escaños. El más perjudicado fue el protagonista: Pablo Iglesias, el candidato propuesto por su grupo a sustituir a Mariano Rajoy. Sus diversas intervenciones fueron interrumpidas hasta en 26 ocasiones por la presidenta de la cámara, Ana Pastor, para exigir silencio en el hemiciclo.

Fueron más de la mitad del total de interrupciones. Según recoge el Diario de Sesiones de las dos jornadas, Pastor paró las alocuciones de los diferentes parlamentarios en 48 ocasiones, a las que hay que sumar algunas más cuando hizo lo propio antes de que arrancaran los distintos discursos. Es una media bastante alta: una vez casi cada 20 minutos.

Pero entre los "rumores" y "protestas" que recogen las taquígrafas y estenotipistas del Congreos, afloran algunos comentarios e insultos entre los diputados, desde una a otra bancada.

En su primera exposición, de dos horas y 45 minutos, Iglesias tuvo que parar su discurso un total de 14 veces a petición de Pastor, una vez cada diez minutos, aproximadamente. El resto de las interrupciones, hasta 26, se produjeron en las dúplicas con Rajoy y en las réplicas al resto de los portavoces, sobre todo con el portavoz del grupo popular, Rafael Hernando, cuando tuvo que parar en tres ocasiones.

Además, durante el tiempo que estuvo en el uso de la palabra en la tribuna de oradores en el Diario de Sesiones aparecen 33 anotaciones de "rumores" y otras nueve expresiones de diferentes parlamentarios de la bancada del PP.

En ese sentido, muy llamativo fue el severo toque de atención de la presidenta del Congreso, Ana Pastor, a la exministra Celia Villalobos durante el debate. El Diario de Sesiones recoge el comentario que motivó la reprimenda: "Y sigue, y sigue. ¡Cógete un diccionario!", le soltó Villalobos a Pablo Iglesias cuando el líder de Podemos pedía mesura a los diputados de Ciudadanos que le señalaban por llamar "Solé Turá" y no "Solé Tura" al ponente constitucional del PCE en 1978.

El diario de Sesiones recoge al ministro de Educación, quien por cierto se pasó buena parte del tiempo leyendo un libro, diciendo "¡Se ha equivocado!" a Iglesias

Pablo Iglesias agradeció ese toque de atención a Villalobos por parte de Ana Pastor y ahí llegó el segundo insulto de la bancada del PP: cuando Pastor instó a Iglesias a utilizar la tribuna como orador, un diputado conservador no identificado espetó: "¡Sí, no como payaso!", suscitando "risas" en en las filas de sus correligionarios.

Hay otra anotación que recoge al ministro de Educación, quien por cierto se pasó buena parte del tiempo leyendo un libro, diciendo "¡Se ha equivocado!" cuando Iglesias vinculaba al secretario de Estado de Telecomunicaciones, Víctor Calvo Sotelo, (hijo del expresidente de la Transición Leopoldo Calvo Sotelo) con José Calvo Sotelo, político conservador de los años 20 y 30. En el resto de casos no se anota el nombre de quienes pronuncian otras imprecaciones.

La portavoz del Grupo Parlamentario de Unidos Podemos, Irene Montero, a su llegada al Congreso de los Diputados para el debate de la moción de censura presentada por Unidos Podemos contra Mariano Rajoy. EFE/Sergio Barrenechea

La portavoz del Grupo Parlamentario de Unidos Podemos, Irene Montero, a su llegada al Congreso de los Diputados para el debate de la moción de censura presentada por Unidos Podemos contra Mariano Rajoy. EFE/Sergio Barrenechea

En cualquier caso, Iglesias se sintió arropado por su propio grupo en su intervención inicial y en su cruce dialéctico con Rajoy al recibir un  total de 127 salvas de aplausos, una frecuencia muy alta de loas en este tipo de debates. En otras cinco ocasiones el Diario de Sesiones recoge que en el hemiciclo se produjeron “risas” durante las intervenciones de Iglesias en su debate con Rajoy.

La portavoz del grupo parlamentario de Unidos Podemos, Irene Montero, que tomó la palabra en primer lugar para defender la iniciativa de la moción de cesura, fue interrumpida por la presidenta Pastor (igualmente, para exigir silencio) en 12 ocasiones diferentes, todas ellas en su primera intervención, de dos horas y 11 minutos: una vez cada 11 minutos. También una frecuencia muy alta.

Durante los distintos parlamentos de Montero, el Diario de Sesiones registra en cuatro ocasiones el concepto de "protestas" y en otras 23 el de "rumores". En dos ocasiones se anotan expresiones de diputados, sin identificar, con la exclamación "¡oh!". Eso sí, la portavoz del grupo confederal recogió aplausos hasta en 62 ocasiones, 55 en su primer parlamento. Un número bastante elevado.

El Diario de Sesiones de la primera jornada recoge también las burlas de los diputados del Grupo Popular cuando la portavoz de Unidos Podemos, Irene Montero, y el líder del partido morado, Pablo Iglesias, se abrazaban tras sus intervenciones: "¡Oh, qué bonito!", corearon algunos diputados del PP.

Rajoy, del tirón

La publicación oficial del Congreso de los Diputados refleja que las intervenciones del presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, que intervino para responder tanto a Irene Montero como a Pablo Iglesias, fueron más placenteras. De hecho, las pudo hacer de un tirón. No hay anotación alguna de paralización del debate por parte de la presidenta para pedir silencio; tampoco hay “protestas” y apenas aparece una sola vez el concepto “rumores” durante la segunda vez que intervino en su cruce con Montero.

El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, tras una de sus intervenciones en el debate de la moción de censura de Unidos Podemos. EFE/Ballesteros

El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, tras una de sus intervenciones en el debate de la moción de censura de Unidos Podemos. EFE/Ballesteros

Es conocida la afición de aplaudir que tiene la banca popular cuando actúa su líder. Pero en esta ocasión no fueron excesivamente efusivos frente al respaldo mostrado por la vacada de Unidos Podemos. Rajoy obtuvo 31 aplausos diferentes durante su debate con Irene Montero y uno menos en el cruce de sostuvo con Iglesias. Eso sí, hizo reír a sus correligionarios en no pocas ocasiones: nueve mientras mantenía el debate con Montero y otras 17 con Iglesias. Además, varios de los suyos le jalearon con varias expresiones como "¡Muy bien!" y otros no pocos "¡Bravo!". De la bancada de Unidos Podemos se anotan dos expresiones del diputado Juan Antonio Delgado.

Durante el resto del debate celebrado en la segunda jornada el Diario de Sesiones apenas registra incidencias, salvo en la recta final del enfrentamiento entre Iglesias y Rivera, con varias exclamaciones sin identificar qué diputados las pronuncian y varios "rumores".

También poco antes de acabar la sesión, durante el debate entre Iglesias y el portavoz popular Rafael Hernando, aparecen numerosas anotaciones sobre rumores, protestas y expresiones de diferentes diputados de ambas bancadas (popular y de Unidos Podemos) de aprobación o reprobación.

Ejemplo de ello es cuando en su intercambio con Hernando, Iglesias entró en el debate sobre las donaciones a hospitales públicos por parte del dueño de Inditex, Amancio Ortega, y reclamó que la salud de los ciudadanos no dependa de "la generosidad de un millonario", el diputado de Unidos Podemos Juan Antonio Delgado dijo en referencia al dueño de Inditex: "¡Que pague, coño! ¡ Que pague, que es lo que tiene que hacer!".

La propia presidenta Pastor, que utilizó en varias ocasiones un tono severo para reclamar silencio con advertencia, genérica, de llamar al orden a algunos parlamentarios, tuvo que mediar para que el debate no acabase en algarada.

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