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Carmena se confiesa en Vallecas:
“El traje era muy antiguo pero me gusta aprovecharlo todo”

La alcaldesa de Madrid participa en un coloquio con los vecinos del barrio, a quienes ha asegurado que el autobús H1, que va al Hospital Infanta Leonor, no tendrá coste

La alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, durante su charla en el Ateneo Republicano de Vallecas.-J.V.

MADRID.- “¡Alcaldesa, alcaldesa!”, gritaba el tumulto de vecinos que se había formado en la puerta del Ateneo Republicano de Vallecas. Hoy era el día en el que la alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, participaba en la charla organizada por este espacio con motivo de la semana cultural vallecana. Alguno se ha venido arriba y la ha coreado al grito de “presidenta”. No han faltado fotos, de grupo o en solitario. El local se ha quedado pequeño, aunque eso no era muy difícil. Más de cien vallecanos han querido hacerle alguna pregunta a la regidora que, con holgada diferencia, se impuso en este distrito obrero de Madrid en las pasadas elecciones municipales.

En el acto le acompañaba Paco Pérez, conocido en el barrio por haber montado Tele K, esa tele de garaje en la que empezó con tertulias políticas un chaval con coleta llamado Pablo Iglesias que ahora amenaza con ser presidente del Gobierno, Ciudadanos y/o Pedro Sánchez mediante. Pérez, que también es concejal de Ahora Madrid en el distrito vallecano, ha anunciado que el autobús lanzadera H1, que conecta el barrio con el Hospital Infanta Leonor, será gratuito para los vallecanos. Era una vieja reivindicación de los vecinos, que tenían que pagar dos viajes porque no hay línea directa. A partir de pocos días, las juntas de distrito de Villa de Vallecas y Puente de Vallecas correrán con los gastos al 50%. Unos 200.000 euros, según la facturación de la línea en 2014.

Carmena le tiene mucho cariño a este barrio. Sobre eso era la primera pregunta y echaba mano de la primera anécdota. Allí tenía que ir al colegio. De monjas, para más inri. El caso es que, a sus 15 años, las monjas ofrecieron a las alumnas enseñar catecismo en los poblados de chabolas. Ni corta ni perezosa. Si el catecismo se enseñaba los domingos, Carmena y sus compañeras decidieron que esos niños, primero, tenían que aprender a leer. Así que, clase los sábados. “No aprendió nadie nada porque no teníamos ni idea de enseñar”, reconocía ante el público muerto de risa. Pero se consuela con haber descubierto “la escuela de la vida”. “Gran parte de lo que soy se lo debo a Vallecas”, ha afirmado; y no se refería a votos, precisamente.

De esa historia, ha explicado, le viene su insistencia en el trabajo comunitario de los universitarios. “Me pusieron verde los medios”, rememora refiriéndose a su idea de que los universitarios barrieran las calles de Madrid. “Lo hacen con mucha frecuencia [lo de ponerle verde]”, ha lamentado. “Entre tanta teoría, los estudiantes tienen que saber la verdad, tienen que tocar la realidad con sus manos”, se justifica Manuela.

Sólo ha habido una crítica para la primera edil. Un señor cogía el micrófono para aconsejarle más que para preguntarle. Al hombre le parecía mal “hacerle caso a la derechona” con el “tema de Zapata”. “Es que van a por uno, y luego a por otro y a por otro… y así con todos. No se ablande, alcaldesa, tiene usted el respaldo de los pobres”, le ha espetado. Aquel cese en los primeros días del nuevo Gobierno municipal por un chiste que el concejal reprodujo en Twitter en 2004 no se le ha olvidado a nadie. “Hacer un gesto era importante. Guillermo [Zapata] fue el primero que dijo que no tenía que estar en el área de Cultura. Le abracé y le dije que hacíamos bien así. Eso ha valido para reforzarnos. Guillermo no está en Cultura, pero está en el barrio y los barrios son tan importantes como las áreas”, ha reconocido.

Entre tanto, alguna pregunta más seria. ¿Remunicipalizar servicios? “Hay que ir con mucho cuidado”, ha dicho. “Se nos tiene prohibido hacer oposiciones de momento y tampoco podemos arriesgarnos a dejar en la calle a unos por incorporar a otros”, matiza. La regidora pide tiempo y remite a la remunicipalización de la funeraria de Madrid como muestra de sus buenas intenciones. Se hará, pero primero “donde no haga daño”, ha dicho.

¿Y los refugiados? ¿Qué hace el Ayuntamiento? No mucho, ha reconocido. Más que nada porque “el plan ya está en marcha. Sólo falta que el Gobierno dé luz verde”, argumenta. Cierto es que algunos refugiados están llegando a la estación de Méndez Álvaro, y allí están el SAMUR y el Ayuntamiento. El problema, ha subrayado, es que “los que llegan tienen claro que no se quieren quedar en España, aunque puedan”.

“Pues a mí me gusta mucho como vistes, Manuela”, le dice un vecino. “Si es que los periódicos ya se meten con todo”, le respondía risueña. El adjetivo que utilizó el ABC sobre su indumentaria durante el desfile del 12 de octubre fue “una cartera de correos de los años 40”. Carmena se sincera y lo confiesa: “Un poquito de razón tenía, porque era muy antiguo el traje. Es que yo creo que hay que aprovechar bien las cosas”. El local estalla en risas. Nada que ver con el día que vieron a Ana Botella vistiendo pieles mientras reventaba la huelga de los barrenderos hace sólo dos años.

El acto termina. Breve pero intenso. Más fotos y, de regalo, una camiseta del Ateneo. “Si me critican por aquel vestido no me quiero imaginar si me ven con esto puesto”, bromea.

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