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“La clave para Barcelona es ser la capital de un área que va más allá de España”

El candidato del PSC a la Alcaldía de Barcelona, Jaume Collboni, denuncia que Trias ha confiado la definición del modelo de ciudad a empresas privadas y promete "volver a poner en el mapa los barrios olvidados por CiU"

El candidato del PSC a l'Alcaldía de Barcelona, Jaume Collboni.

BARCELONA.- En 2011, el PSC perdió la alcaldía de Barcelona, que había sido suya ininterrumpidamente desde 1979. La derrota, en manos de CiU, significó el fin de la era de Jordi Hereu y abrió una etapa de cambios en el partido. Hace un año, Jaume Collboni (Barcelona, 1969, @Jaumecollboni) se impuso en las elecciones primarias de la formación, triunfo que le abrió la puerta a estrenarse como alcaldable de la capital catalana. Con las encuestas claramente en contra –ningún sondeo acerca al PSC a los 11 ediles obtenidos en 2011—, Collboni intenta marcar distancias tanto con CiU como con Barcelona en Comú, las dos formaciones favoritas para ganar el 24-M, sin cuestionar un modelo de ciudad ahora en crisis y que, fundamentalmente, construyó su partido.

El PSC es el máximo responsable del llamado Modelo Barcelona. ¿Cree que todavía es válido para la ciudad?
Si el Modelo Barcelona significa la ciudad policéntrica, que cada barrio tenga los servicios públicos básicos esenciales, tener una proyección internacional que hace Barcelona atractiva para la localización de empresas o si quiere decir una administración moderna, creo que todo esto está vigente. En la etapa Trias se ha malinterpretado la colaboración público-privada, una de las características del Modelo Barcelona. Para hacer la transformación de la ciudad se siguió la máxima de que para alcanzar un objetivo público era necesaria también la colaboración privada, tanto del sector lucrativo como del no-lucrativo. Pero Trias sustituye la idea de que el objetivo último es el interés público y no el privado.

Hay un amplio consenso en ver a Trias como un continuador del modelo del PSC, donde ya se daba la privatización del espacio público, proyectos especulativos, no solucionar la problemática de la vivienda…
En absoluto. En esta ciudad fue de las pocas donde se hizo política de vivienda y la hizo ICV. Se construyó vivienda social como en pocas ciudades españolas y catalanas y el ayuntamiento no hizo como otras administraciones y no especuló con el suelo público..

El parque de viviendas sociales alcanza el 15% en Europa, mientras que en Barcelona se queda en el 3%. No se han hecho los deberes.
Evidentemente que hay todo un recorrido por hacer, pero partíamos de un grado 0, de una situación lamentable. De todos modos, creo que debemos poner énfasis en la rehabilitación del parque de viviendas actual y el aprovechamiento de los pisos vacíos.

Desde movimientos vecinales y sociales se afirma que la política de Trias ha estado al servicio de los grandes intereses privados y no de los ciudadanos. ¿Lo cambiaria?
Completamente. Como Trias no tiene un modelo de ciudad y no sabe dónde quiere llevarla, han sido los operadores privados los que han acabado definiendo cómo será la ciudad. Un ejemplo es el plan de usos de Ciutat Vella. Como el sector privado decide que se debe aprovechar el boom turístico para hacer más hoteles, PP y CiU llegan a un acuerdo para facilitar que se hagan más hoteles en la ciudad. Como ciertos sectores económicos de la ciudad deciden que la prioridad debe ser remodelar la Diagonal y el Paseo de Gracia por encima de otras zonas de la ciudad que necesitan la intervención pública para aminorar el impacto de la crisis, pues se hace un proceso de transformación urbana que beneficia en poco a la reactivación económica, que no mejora la movilidad y tiene como guinda final el nuevo hotel de lujo que se quiere hacer en el antiguo edificio del Deutsche Bank y que sale de una recalificación especial. Son los actores de la economía de mercado los que están configurando el modelo de la ciudad. El mercado existe, es necesario y tiene un papel a jugar, pero debe ser el sector público el que ponga los límites y conduzca al sector privado hacia una determinada dirección.

“Como Trias no tiene un modelo de ciudad y no sabe dónde quiere llevarla, han sido los operadores privados los que han acabado definiendo cómo será la ciudad”

Pese a sus críticas, en cuestiones importantes de legislatura el PSC ha apoyado CiU. Se puede pensar que no están demasiado alejados.
Propusimos un plan de choque contra el paro juvenil y tuvimos el apoyo del gobierno y de la mayoría de la oposición, el problema es que no se ha cumplido. Entiendo la oposición como útil y constructiva, gobierne quien gobierne, y creo que este será el escenario de los próximos años, donde habrá mucha fragmentación. La ciudad no se puede parar porque la política esté bloqueada y, en este sentido, nosotros en la medida que hemos podido y con los temas que son coherentes con nuestro programa, hemos hecho aportaciones en momentos puntuales para evitar este bloqueo.

¿La irrupción de Barcelona en Comú ha obligado al PSC a acercarse a la socialdemocracia más clásica, al menos en campaña?
Barcelona es y ha sido una ciudad gobernada desde la socialdemocracia mediterránea. Por ejemplo, en la última etapa de Hereu, que es cuando empieza la crisis, se hacen políticas anticíclicas, lo contrario que ha hecho Trias, y se aumenta la inversión pública. Se construyen, por ejemplo, 42 nuevas guarderías. Los recortes de Trias y su austeridad han consistido en generar superávit en medio de la peor crisis económica que hemos tenido, todo lo contrario de lo que haría un socialdemócrata, que pone ese dinero para evitar las medidas de austeridad y para reforzar las políticas sociales. Forma parte de la línea histórica de los gobiernos de izquierdas en la ciudad. Lo hicimos también con la reactivación de algunas zonas de la ciudad como el 22 @, que ha permitido tener un sector tecnológico y de comunicación muy importante. Si ahora no hacemos nada para reconducir el turismo, lo que haremos es someter a la ciudad a la lógica de la industria más preeminente, que es ésta. Y entonces es cuando se descontrola. Hay que tener modelo y se debe tener conciencia de que desde el sector público se debe intervenir. Con esto hemos sido coherentes.

Después del 24-M muy probablemente habrá un ayuntamiento más atomizado. En enero decía que su prioridad sería pactar una coalición de izquierdas. ¿Lo mantiene?
Lo que digo es que si soy la fuerza mayoritaria y no tengo la fuerza suficiente para hacer un programa estable, nuestra prioridad sería conformar un gobierno en base a un programa de progreso. Y a priori quién puede coincidir más deben ser los partidos de la izquierda.

Alguno de estos partidos ya ha dicho que no piensa pactar con ustedes.
Cada uno sabrá en su momento qué decisiones toma. Yo respondo de mí y de lo que haré. Además, no es verdad, porque con alguno de ellos ya hemos hablado. Con ICV la relación ha sido de mucha complicidad, hay comunicación permanente y veremos cómo evoluciona todo. Y si no soy la fuerza más votada, no tengo en la cabeza entrar en ningún gobierno, lo que no quiere decir que, como he hecho en los últimos meses desde la oposición, se pueda llegar a acuerdos puntuales sobre temas estratégicos que son importantes para que la ciudad no se detenga.


“Mi prioridad como alcalde será volver a poner en el mapa los barrios olvidados por Trias”

Nou Barris, el distrito donde los niveles de pobreza son más elevados, ha sido siempre un bastión para el PSC. ¿Lo que pase allí es clave para el 24-M?
Lo que pase no sólo en Nou Barris, sino en general en todos los barrios que constituyen la media luna del Besós, como Sant Martí, Sant Andreu, los barrios de la Marina, Horta-Guinardó…, porque son los barrios que más han sufrido la crisis, con mayores tasas de desempleo y donde, paradójicamente, ha habido menos inversión y menos esfuerzo por parte del ayuntamiento. Electoralmente siempre han sido barrios que han votado izquierdas y creo que esto no va a cambiar. Mi prioridad como alcalde será volver a poner en el mapa los barrios olvidados por Trias. Es uno de los puntos de discrepancia más fuertes que tengo con el actual gobierno: haber olvidado, no sólo abandonado, distritos de la ciudad.

La desigualdad en Barcelona ya era elevada antes de la crisis, pero se ha disparado en los últimos años. ¿Cómo combatirla?
Primero creando empleo. Mi objetivo es que en cuatro años se creen 30.000 puestos de trabajo. Con empleo vas a la raíz del problema. Planteamos un plan económico, donde detallamos cuáles son las cuatro patas de la recuperación económica de la ciudad y también debe servir para diversificar la economía, que es la mejor garantía de no estar expuestos a crisis cíclicas, que en un futuro podrían afectar, por ejemplo, al turismo. Hablamos de inversiones en infraestructuras del transporte público, de reindustrialización, de apoyo y facilitación de la actividad de la pequeña economía y del tercer sector, y hablamos de la apuesta estratégica en algunos sectores. Nosotros lo hemos hecho en el pasado y la novedad es que haya un liderazgo público que busque los recursos porque esto no lo podemos hacer solos. La ciudad está saneada económicamente pero no tiene la capacidad para hacer sola la línea 9 [del metro] ni terminar la Sagrera, ni atraer la industria sola, sino que necesitamos el apoyo del Estado y de la Unión Europea.

¿Y de la Generalitat?
Con la Generalidad no cuento a corto plazo por su estado financiero, pero sobre todo le pido que no moleste y que no le regalemos el dinero. No puede ser que los barceloneses hayamos pagado en cuatro años más de 300 millones entre el dinero que le hemos perdonado e inversiones que debería haber hecho. Por el plan de rehabilitación y las infraestructuras del transporte, el dinero lo tendremos que buscar en el Estado y en la UE. Cuando hablo de activar la economía y acabar estas infraestructuras hablo de un modelo determinado de hacerlo, que es con inversión pública, y hablo de liderazgo, con un alcalde que abra la puerta, levante la bandera y haga una cruzada para conseguir recursos.

“El turismo ha sido el paradigma del desarrollismo económico que se ha aplicado en los últimos años”

En la era del neoliberalismo salvaje, ¿es factible llevar adelante un modelo keynesiano o la alternativa pasa por construir un modelo que progresivamente se aleje del capitalismo y refuerce, por ejemplo, las cooperativas como primer estadio?
No es incompatible. Una de las líneas de reactivación económica de la ciudad y creación de empleo es el tercer sector y la economía cooperativa. Y también la colaborativa. Sé que es muy polémica, pero al menos en una ciudad como Barcelona la debemos tener sobre la mesa y ver cómo evoluciona. Dar herramientas para que la gente se autoorganize económicamente y emprenda una idea de negocio forma parte de esta idea de dar apoyo a la pequeña economía. No es incompatible con las grandes inversiones en infraestructuras, que necesitan inversión pública.

Los beneficios del turismo llegan a muy pocas manos. ¿Se trata de hacerlos llegar a toda la ciudad?
Completamente. El turismo ha sido el paradigma del desarrollismo económico que se ha aplicado en los últimos años. Un sector que tira mucho, que no se ha conducido desde el sector público y al que se le ha dado manga ancha para que se desarrolle. La consecuencia ha sido generar conflictos de convivencia en barrios de la ciudad y también concentrar los beneficios en unos polos determinados. Lo que hay que hacer es sacar un plan estratégico que estaba preparado la pasada legislatura y que el actual gobierno ha olvidado. ¿En qué consistía? En incidir en la oferta de turismo que tenemos. Si sólo ofrecemos, simplificando sol y playa, o sea sangría, Gaudí y La Roca Village, te viene un tipo determinado de turismo. Si además ofreces turismo familiar, cultural, gastronómico, arquitectónico, gay…  conseguiremos atraer a un turismo de calidad, desconcentrar la temporada y mejorar el control del sector. También hice una propuesta para recaudar el 100% de la tasa turística y gastar una parte en los barrios que sufren de forma más directa el turismo. Es una manera de redistribuir los beneficios. Hemos llevado la iniciativa al Parlamento, pero no se ha movido nada. Será una de las batallas del próximo mandato, porque si lo hacemos bien y se amplía la base imponible hablamos de unos 200 millones en cuatro años, que es mucho dinero y pueden servir para hacer políticas sociales y urbanas en estos barrios, para hacer política social y también para hacer política de promoción turística, de cambio respectoa  la oferta que hemos tenido hasta ahora.

“Hay que tener modelo y se debe tener conciencia de que desde el sector público se ha de intervenir”

En la legislatura ha habido una serie de conflictos entre vecinos y Ayuntamiento, con el denominador común que el Ayuntamiento no ha sabido o no ha querido escuchar a los ciudadanos. ¿Cómo se deberían afrontar?
Es evidente que el gobierno de CiU se ha alejado de la calle. El propio alcalde hace meses que no ha pisado algunos barrios de la ciudad. Hay un cierto despotismo ilustrado centralista, muchas decisiones se han tomado desde la Casa Gran [el Ayuntamiento, en plaza Sant Jaume] sin tener en cuenta ni siquiera la opinión de los concejales de distrito, cuando antes era al contrario. Nosotros llevamos una propuesta para que el 10% de los presupuestos de inversión en un barrio lo decida directamente la gente del barrio, empezando con pruebas piloto.

¿Que Barcelona fuera capital de un Estado sería positivo para la ciudad?
Supongo que para los que quieren un Estado independiente es la varita mágica que lo soluciona todo, pero yo creo que no. Independientemente de cuál sea el futuro político de Barcelona, que puede ser éste, debe ser Barcelona y tiene que hacer de Barcelona. Debe ser la capital de Catalunya, pero no fiarlo todo al hecho de ser un Estado. Hay capitales de Estado que son ciudades con poca potencia e incidencia en el mundo. La clave es ser la capital de un área que va más allá también de España, que va desde Lyon hasta el Levante. En medio está Barcelona y durante el tiempo de [Pasqual] Maragall y [Joan] Clos se tenía muy claro que se debía liderar en beneficio de la propia ciudad. El futuro tiene más que ver con las áreas de influencia y que generan actividad económica, que con las fronteras. Las fronteras no son la solución de nada.

 

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