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Las complejas opciones de la investidura en Catalunya

Los partidos independentistas y su entorno barajan diversas posibilidades para afrontar la investidura. Todas ellas, con diversos niveles de dificultad para llevarse a cabo, ya sea por causas tècnicas o políticas.

Plano general del Parlament de Catalunya. EUROPA PRESS

A pocos días de que arranque formalmente la legislatura en Catalunya, los partidos independentistas y su entorno aún no tiene claro como van a materializar su reeditada mayoría absoluta. Pese a que JxCat y ERC ya han llegado a un acuerdo para formar gobierno -y que la CUP, aunque con matices y condiciones, ha asegurado que no será un impedimento-, sigue sin estar claro como podrán afrontar el primer paso, la sesión de investidura, con sus dos líderes, Carles Puigdemont y Oriol Junqueras, en Bélgica y en prisión preventiva, respectivamente. Barajan diversas opciones. Algunas, muy imaginativas. Todas ellas, con dificultades prácticas o políticas de diverso grado para llevarse a la práctica.

La investidura a distancia. Es la opción preferida de JxCAT. La candidatura que lidera Puigdemont apuesta por investirlo como president sin que este haga acto de presencia en el Parlament, por la sencilla razón de que -con toda probabilidad- sería detenido apenas pisar territorio español si lo intentara. El plan pasa por investir a Puigdemont y, sólo después, volver a Catalunya, con el objetivo de poner presión al ejecutivo de Mariano Rajoy, bajo la premisa de que detener al president recién proclamado seria leído como que el Estado no acepta el resultado de las elecciones del 21D.

El plan cuenta con diversas dificultades. El reglamento del Parlament no contempla específicamente una investidura a distancia, pero tampoco la prohíbe de forma explícita. En su artículo 146, se limita a decir que el candidato debe "presentar su programa de gobierno" al Pleno y solicitar su confianza. A la espera del informe de los servicios jurídicos del Parlament, los partidos del bloque del 155 ya han avisado de que recurrirán ante el TC cualquier intento de optar por esta vía.

La cuestión de la vicepresidencia. Si la investidura de Puigdemont presenta dudas prácticas, tampoco está claro el papel de Junqueras. Los republicanos lo quieren en la vicepresidencia, y han venido afirmando ya desde la campaña que su participación en los plenos y en el Ejecutivo sería de hecho más sencilla que la de Puigdemont. Razonan que, incluso sin obtener la libertad provisional -el Supremo se la denegó la semana pasada- podría acogerse a permisos de salida. Pero esos eventuales permisos no están confirmados, y dependerían en todo caso del tribunal. En este sentido podría entenderse el ofrecimiento que, según 'El Periódico', habría hecho Puigdemont a la número 2 de ERC, Marta Rovira: que sea también su número 2 en el Govern.

La opción parece directamente inasumible para los republicanos, que difícilmente podrían aceptar -ni explicar a sus votantes- que su líder queda fuera de un ejecutivo en el que sí está Puigdemont, cuando JxCat y ERC quedaron separados por sólo dos escaños (34 y 32) en 21D. Diferente sería, claro está, si ambos quedaran fuera...

El Govern técnico. El último en defender esta propuesta ha sido el exconseller Andreu Mas-Colell, pero no es nueva. Ya durante la campaña, sectores del soberanismo lanzaron la idea de formar un ejecutivo sin impedimentos legales, de carácter "técnico" o "delegado", y mantener a Puigdemont en Bruselas como gobernante "legítimo". 

Esta posibilidad no presenta problemas legales ni reglamentarios. Pero sí políticos. Especialmente, para JxCat, porque significaría renunciar a su principal argumento electoral: que un buen resultado de su candidatura posibilitaría el retorno de Puigdemont como president restituido.

Nuevas elecciones. Si no logran un acuerdo para la investidura por ninguna de las vías anteriores -u otras que pudieran surgir-, el independentismo podría forzar la repetición de elecciones. El entorno de Puigdemont ya ha amagado con ello. Y de hecho JxCat podría forzarlas incluso en solitario, teniendo en cuenta que ni ERC ni la CUP votarían en ningún caso a un president del bloque que apoyó el 155.

Esta opción también presenta riesgos para el independentismo. Por una parte, porque supondría alargar varios meses más la aplicación del 155. Por otra, evidenciaría una profunda grieta en el bloque soberanista. Y nada asegura que los resultados de los nuevos comicios cambiarían significativamente.

"Siempre nos hemos entendido". La frase se la dijo Rovira al candidato de la CUP, Miquel Riera, durante el debate electoral en TV3. Y no la dijo porque sí. Desde el inicio del 'procés', los partidos independentistas han flirteado con la ruptura en innumerables ocasiones, para llegar siempre a un acuerdo, aunque fuera frágil y de última hora . Lo hicieron antes de fijar la pregunta de la consulta del 9N de 2014. Lo repitieron con la formación de JxSí en las anteriores elecciones. Y lo volvieron a repetir, en el último minuto -casi literalmente- hace dos años justos, con la defenestración/paso al lado de Artur Mas y la investidura de Puigdemont.

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