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“La disyuntiva está entre una desconexión imposible y reconectar a Catalunya con España”

Entrevista a Núria Parlon, viceprimera secretaria del PSC y alcaldesa de Santa Coloma de Gramenet.

Entrevista a Núria Parlon, viceprimera secretaria del PSC y alcaldesa de Santa Coloma de Gramenet.

MARC FONT

SANTA COLOMA DE GRAMENET.- A sus 41 años, Núria Parlon se ha convertido en una dirigente de referencia dentro del PSC. Alcaldesa de su ciudad, Santa Coloma de Gramenet (de 120.000 habitantes), desde finales de 2009 y viceprimera secretaria del partido, muchas voces la ven como la futura líder de una formación, que en otoño afrontará su congreso.

Recibe a Público para hablar fundamentalmente de las negociaciones para lograr la investidura de Pedro Sánchez como presidente español, de sus propuestas para solucionar el conflicto territorial catalán y del porvenir de un partido, el PSC, que elección tras elección sufre una hemorragia de votos. En un mueble de su despacho tiene un recuerdo para Lluís Hernández, primer alcalde democrático de la ciudad metropolitana tras el franquismo y dirigente del PSUC, formación en la que militaba su abuelo materno. La abuela, en cambio, era socialista y la nieta decidió seguir sus pasos.

Votó contra el acuerdo entre PSOE y Ciudadanos. ¿Cuáles fueron las razones?

Hubo dos razones de peso. Por un lado, el contenido del acuerdo, a pesar de que tiene algunas líneas de carácter social que son positivas, diluye aspectos fundamentales de nuestro programa electoral. Por ejemplo, habla de revisión pero no de derogación de la reforma laboral, que era nuestra postura. Hay más aspectos de modelo económico y social que quedan difuminados. También es cierto que no fue posible llegar a un acuerdo con otras fuerzas, por la negativa de Podemos de llegar a acuerdos con Ciudadanos. Y, por otro lado, voté no porqué creo que el acuerdo no nos daba una mayoría social. Era un no a este acuerdo y un sí a seguir negociando. Creo que Pedro Sánchez está en condiciones de liderar un gobierno de cambio y en el escenario en el que estamos sería deseable que se pueda llegar a acuerdos con formaciones de izquierdas, como Podemos, Compromís o IU, para hacer posible al menos una abstención y que haya un cambio de gobierno.

¿Cree que se debería haber explorado la vía para hacer un pacto alternativo, que incluyera obviamente a Podemos, pero también a ERC, Democracia i Llibertat y al PNV?

El comité federal tomó la decisión de buscar un acuerdo lo más amplio posible que no se fundamentara en un pacto con el PP, pero que tampoco tuviera en cuenta a las fuerzas independentistas. Y es una decisión que hemos de respetar. A pesar de estas limitaciones había un espacio real para llegar a un acuerdo más amplio.

“Los que hacen gala de la nueva política tampoco han tenido mucha voluntad de hacer posible otro acuerdo”

Lo que pasa es que los que hacen gala de la nueva política tampoco han tenido mucha voluntad de hacer posible otro acuerdo. Todos se han quedado en sus posiciones de partida y si quieres mayorías amplias tienes que hacer cesiones. Ciudadanos es quién se ha puesto más a tiro, ha facilitado el proceso y se ha situado en un espacio de centralidad. Hemos de interpelar directamente a Podemos. Son una fuerza nueva, una fuerza de izquierdas, pero creo que han de facilitar la gobernabilidad y los cambios, porque si no el PP saldrá reforzado.

Hablando de la nueva política, ¿cree que es real o simplemente se trata de una etiqueta y en la praxis no hay tantas diferencias con los partidos tradicionales?

Creo que en cierta manera sí que es un etiqueta para diferenciar a los nuevos partidos de los tradicionales. Lo que hay que hacer es buena política y se puede hacer tanto en un partido tradicional como en uno de nueva creación. Lo importante es que la ciudadanía nos ha lanzado un mensaje, y es que no hay mayorías claras. Y, por lo tanto, será necesario que líderes generacionalmente cercanos, que deben liderar el proceso de modernización de España, sean capaces de dialogar, reflexionar y llegar a acuerdos para hacer posible un cambio de gobierno.

¿Si nos vamos a junio, se imagina un gobierno presidido por Pedro Sánchez o la celebración de nuevas elecciones?

Es deseable que se pueda formar gobierno. Ir de nuevo a elecciones no es un buen mensaje a la ciudadanía. No podemos decirle que se equivocó votando. Tenemos que ser capaces de canalizar en un gobierno de equilibrios pero también de cambios el mensaje que nos ha hecho llegar.

Interpela a Podemos y es beligerante con el PP, hasta el punto que se opuso frontalmente a un acuerdo PP-PSOE, a diferencia de algunos referentes del partido. ¿No contempla una posible abstención del PP?

Las decisiones que toma el PP no las podemos decidir desde el PSC ni desde el PSOE. El comité federal del PSOE, el 28 de diciembre dejó claro que no habría pactos posibles con el PP. Lo deseable sería un gobierno de cambio y por eso interpelo a Podemos, porque con el PP no sería de cambio. Otra cosa es que, evidentemente, en el marco democrático tienes que hablar con todo el mundo, y cualquier proceso que se quiere llevar a cabo en un futuro, como la reforma del marco constitucional, tendrá que incluir al PP. No se pueda dejar de lado que sigue siendo el partido más votado.

Hace unos días en un debate junto a la alcaldesa de Badalona, Dolors Sabater, y el primer teniente de alcalde de Barcelona, Gerardo Pisarello, dijo que el PSOE tiene un problema con el PSC en relación al derecho a decidir. ¿Sólo en esto o hay más diferencias significativas?

No tenemos diferencias de programa en la bandera social y en la defensa del modelo de bienestar. En lo que se refiere al derecho a decidir no es tanto algo que derive de la relación PSC-PSOE, sino de como se ha contextualizado dentro de la lucha de contrarios entre PP y Convergència. Pere Navarro, nuestro antiguo primer secretario —del PSC—, hizo un trabajo muy importante para tender puentes y para que en España, y no sólo dentro del PSOE, hubiera la sensibilidad de trabajar para construir un estado federal, en el que la soberanía fuera entendida desde un punto de vista de unidad, pero también de pluralidad. Todo este trabajo se hizo con mucho ruido de fondo porque tanto el PP como CDC jugaban un papel de debilitar la posición de tender puentes que tenía el PSC y nos llevó a un gran desgaste interno. Y a una escisión muy importante del partido, con mucha gente que se fue y apostó por la independencia.

La defensa de una consulta pactada para resolver el encaje de Catalunya cayó del programa electoral del PSC.

En el momento en el que el derecho a decidir no tiene entidad jurídica como tal y en esta lucha de contrarios se asimila con el derecho a la autodeterminación como único paso posible para resolver el conflicto, aquí es donde nacen las diferencias significativas con el PSOE, que no quiere el derecho a la autodeterminación de Catalunya.

“Siempre hemos dejado la puerta abierta a adaptar la ley de claridad canadiense para hacer una consulta si en el referéndum constitucional en Catalunya no ganara el sí”

Y el PSC, en un ejercicio de responsabilidad, renuncia al derecho a decidir en el programa y hacemos una apuesta clara de defender la reforma constitucional. Sin negar, y esto lo ha dicho muchas veces el primer secretario del partido —Miquel Iceta—, la posibilidad de que después de este proceso, que será muy complicado y largo en el tiempo, si en el referéndum constitucional en Catalunya no ganara el sí, siempre hemos dejado una puerta abierta a adaptar la ley de claridad canadiense para consultar a Catalunya. Pero lo que no podíamos hacer era aceptar que el derecho a decidir quedara vinculado al derecho a la autodeterminación, sin antes haber explorado las vías de diálogo y la posibilidad de que Catalunya se quede en España.

Con este escenario, también parece complicado que se pueda aceptar la vía canadiense, ya que se sigue dependiendo de las mayorías estatales.

Evidentemente y por esto es necesario hacer una primera etapa, a la que no se puede renunciar. No nos podemos situar en el escenario en el que lo único posible es que Catalunya deje España. No nos podemos permitir esta renuncia al diálogo y al inicio de un proceso de debate. Y con la correlación de fuerzas actual estamos en condiciones de empezar este proceso de debate para reformar la Constitución y que nos lleva a un nuevo país, plurinacional. Y conseguir que los catalanes que a día de hoy creen que la única solución posible es la independencia puedan sentirse parte de él.

Más allá de la estación final, hay una mayoría clara de catalanes que apuesta por un referéndum de autodeterminación.

Sí, pero si interpretamos las últimas elecciones autonómicas como un plebiscito, que es como las planteó Artur Mas, queda claro que no hay una mayoría clara de ningún lado. No hay ni mayoría reforzada para poner en marcha un proceso unilateral de independencia, como se está haciendo, ni tampoco para conservar el statu quo. Por lo tanto, tenemos que mutualizar la política en Catalunya y en España, debemos sentarnos juntos en una mesa y poner valores de cooperación, entendimiento, diálogo y renuncias necesarias para hacer el cambio. Para mi no hay otro camino que intentar este proceso de reforma.

¿En la etapa de Pere Navarro como líder, el PSC se sintió sólo en la defensa del federalismo, sin grandes apoyos estatales?

Creo que sí se hicieron avances muy importante por parte de Alfredo Pérez Rubalcaba, que tuvo una actitud muy constructiva y de mucha sensibilidad hacia la realidad que hay en Catalunya. Y otras personas que también han jugado un papel muy importante, quizás más desde un segundo nivel, como José Antonio Pérez Tapias, con sus publicaciones pidiendo la reforma federal del Estado.

“Nunca situaremos a las instituciones democráticas fuera de la legalidad, pero otra cosa es el debate social, y en este marco se han abierto voces favorables a un proceso de reconexión”

A nivel de partido, nosotros nunca situaremos a las instituciones democráticas fuera de la legalidad, pero otra cosa es el debate social, y en este marco se han abierto voces tanto dentro del PSOE como en el conjunto de España que son favorables a un proceso no de desconectar sino de reconectar. La disyuntiva está entre una desconexión imposible, inviable y, por lo tanto, de fracaso, o bien conseguir reconectar a Catalunya con un proceso de modernización de España. Y este es parte del reto que tienen estos nuevos líderes.

¿Se siente representada por el actual PSOE?

No tengo problemas con el PSOE, simplemente hablo de la realidad para no restarle credibilidad a las decisiones que ha tomado nuestro partido, el PSC. Me siento identificada con los líderes históricos del PSOE, como Pablo Iglesias, ¡no el de Podemos! —ríe—. El PSOE es un partido indispensable para conseguir la modernización y el progreso de España.

¿En la etapa final del segundo Gobierno de Zapatero se tomaron decisiones bajo el mantra neoliberal del no hay alternativa, como la reforma del artículo 135 de la Constitución o los primeros grandes recortes, que han dañado mucho la credibilidad del partido?

Fue un momento muy difícil en el que la crisis económica hacía estragos sobre la capacidad de decisión de los líderes políticos. Fueron medidas antipopulares y tuvieron un coste importante para el electorado, pero visto en perspectiva quizás no había otra posible solución.

¿Seguro?

Lo hemos visto con Grecia. Uno sólo no puede. Tenemos amenazas que se están configurando en Europa, como el auge de la extrema derecha, que nos llevan a tener que trabajar con estrategias mucho más coordinadas, que no tengan tanto carácter mediático. No creo que en ese momento hubiera otra solución.

En otoño se celebrará el congreso del PSC. ¿Qué papel quiere jugar Núria Parlon?

Quiero participar en el proceso de debate y de decidir hacia donde queremos que el partido se oriente en los grandes temas de país. Habrá un proceso denso, rico y con poco tiempo para plantear como nos vemos a nosotros mismos pero sobre todo como nos reflejamos con una sociedad que continuamente nos interpela para que defendamos sus intereses. Como partido que quiere transformar la realidad debemos estar en todos los debates sociales y este es el gran esfuerzo que debemos hacer en los próximos meses. Podemos tener nuestras posiciones y defenderlas, pero esto no quita que seamos capaces de contrastarlas y nos nutramos de lo que dice la gente.

Según el calendario del Gobierno catalán, el año que viene habrá elecciones al Parlament. ¿Se ve participando en ellas?

No es un tema que me plantee. Lo importante es que mientras el Gobierno de la Generalitat dice que desconectará de manera unilateral Catalunya de España, debemos conseguir que Catalunya reconecte con España. Si el Gobierno ha de cumplir con su programa, espero que en 16 meses ya estemos desconectados, pero estoy segura de que estaremos conectados y frustrados. Por lo tanto, alguna solución habrá que poner encima de la mesa y será el momento de la reconexión. Y no tengo claro que haya elecciones dentro de 16 meses. Y si las hay, se habrá demostrado claramente que el gobierno ha fracasado y ha engañado a una parte importante de la ciudadanía.

Se convirtió en alcaldesa en 2009, después de que estallara el caso Pretoria que supuso la detención de su predecesor, Bartomeu Muñoz. En 2011, el PSC perdió la mayoría absoluta pero en 2015, en un contexto de pérdida de apoyo electoral del partido, la recuperó. ¿Claves?

Nos hemos concentrado en dos cosas muy importantes. Por un lado, nunca hemos hecho confrontación en la cuestión Catalunya-España, y hemos construido un modelo de convivencia, de tolerancia y de respeto. Y, por otro lado, hemos tenido muy clara una agenda social que debía ir destinada a proteger a las personas más débiles, que en nuestra ciudad eran muchas por la razón que la crisis ha tenido un impacto claro en las clases populares. Políticas sociales que no han sido asistenciales, sino de redistribución de renta y de reequilibrio territorial, porque hemos intentado que nuestros barrios no se deterioran y que no hubiera una Santa Coloma de dos velocidades. Y tampoco hemos renunciado a buscar esas piezas de seducción que nuestra ciudad puede tener, tanto desde el punto de vista de promoción económica como turística.

Puede existir la sensación de que en esferas más elevadas el partido no ha priorizado esta agenda social y en parte por ello ha perdido votos.

Pero es que si no estás en el Gobierno no puedes priorizar nada.

En Catalunya gobernó hasta 2010 y en España hasta 2011. Y los recortes en Catalunya los empieza el tripartito.

Si, porque no podemos salir de un marco que nos condiciona. Si tenemos que aplicar los criterios de estabilidad presupuestaria y hemos de cumplir con unos déficits que nos marcan desde Europa y los poderes financieros que controlan el funcionamiento de la economía, evidentemente podemos hacer protesta social y la hemos de escuchar y canalizar hacia Europa para que nos obliguen a cumplir determinados criterios. El cumplimiento de determinados criterios de déficit y de estabilidad presupuestaria no se ha complementado con una política fiscal progresiva, y no sólo en Catalunya o en España, sino en el conjunto de la UE. Pero no me negarás que en Catalunya el monotema ha sido la independencia, y todas las propuestas que hemos hecho en la línea de pleno contra la exclusión las hemos arrancado con cuentagotas, y se han dado incumplimientos flagrantes de las propias resoluciones aprobadas.

La abogacía del Estado ha cuestionado ciertos nombramientos de altos cargos que se hicieron en junio en el Ayuntamento de Santa Coloma, con el argumento de que no se abrieron a concurso.

Hicimos estos nombramientos cumpliendo escrupulosamente con la legalidad, lo que hay aquí es una discrepancia de criterios jurídicos. No es tanto que no se hayan convocado estas plazas, sino que lo que dice la abogacía del estado es que no puede ser personal directivo, sino cargos de asesoramiento. Pero como siempre hemos contado con los informes jurídicos del ayuntamiento y nos avala la legislación vigente. Pero es cierto que se debe resolver este discrepancia de criterios jurídica.

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