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Elecciones 21-D Rajoy, PP y Gobierno desembarcan en Catalunya en plena campaña del 21-D

Todos los conservadores refuerzan su presencia en la Comunidad para presumir de haber restaurado la "legalidad y la convivencia" y 'alertar' de los peligros económicos de la independencia.

El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, en uno de sus viajes en AVE. Archivo REUTERS

p. díaz

No sólo Mariano Rajoy. El presidente del Gobierno no será el único que reforzará su presencia en Catalunya para hacer campaña para las próximas elecciones del 21 de diciembre. Tanto los altos cargos del PP como el Ejecutivo casi al completo tienen previsto desembarcar en dicha Comunidad para apoyar a su candidato: Xavier García Albiol.

Si el jefe del Ejecutivo ya acudió hace un par de semanas a su presentación como número uno de la lista dando el pistoletazo de salida a la campaña aún no oficial, este fin de semana fue su número tres en el PP el encargado de representarle. Fernando Martínez-Maillo acudió a un acto con Albiol en Santa Coloma de Gramanet. Y así será de aquí al 21-D.

Así, este mismo lunes fue el portavoz conservador en el Congreso de los Diputados, Rafael Hernando, quien acudió a un acto en Lleida. Ya este martes será la vicesecretaria de Estudios y Programas -y número dos de Albiol en la lista por Barcelona-, Andrea Levy, la protagonista de otro evento en Tarragona y un día después, su homólogo de Comunicación, Pablo Casado, estará en Castedefells.

Los más altos niveles del partido se implicarán así en la campaña catalana, del mismo modo que harán los miembros del Ejecutivo. Si ayer era Dolors Montserrat (Sanidad) la encargada de defender -sin éxito- la candidatura de Barcelona como sede de la Agencia Europea del Medicamento -en este caso, desde Bruselas-, el jueves será la ministra de Empleo quien participe en otro evento en Tarragona.

A medio camino entre el partido y el Gobierno se encuentra María Dolores de Cospedal -secretaria general (número dos) del PP y ministra de Defensa-. Ella protagonizará el acto más relevante de la semana, el domingo, en Lleida. 

Antes de ella, Rajoy acudirá el miércoles como presidente del Ejecutivo -y no del PP propiamente dicho- al acto de entrega de las Medallas de Honor de Foment del Traball -la patronal catalana-. Estrictamente no se trata de un acto de campaña, pero sí supone la vuelta del jefe del Gobierno central a Catalunya por segunda vez tras la aprobación del artículo 155 de la Constitución.

Todo ello son muestras de la intención del presidente, su partido y su Gobierno por echar toda la carne en el asador en estos comicios. La estrategia será, tal y como han dejado entrever en sus últimas apariciones, en presumir, precisamente, de haber sido ellos quien han asumido la "responsabilidad" y la "valentía" de llevar a cabo dicha medida con el fin de "devolver la legalidad" y "restaurar la convivencia" en Catalunya.

Así, todos agradecen el apoyo mostrado del resto de formaciones "constitucionalistas", pero insisten en que la última palabra la tuvo el Ejecutivo -desarrollando las medidas a tomar- y el Senado, donde el PP tiene mayoría absoluta. 

Por ello, los conservadores pretenden hacer una campaña "en positivo" -dicen- en la que busquen "restañar heridas" y ocuparse "de lo que le importa a la gente". "Pensiones, empleo, sanidad, educación...", enumeran los conservadores en cada intervención pública.

Sin embargo, lejos de proponer nuevas soluciones, el PP se limita a "abrir puertas" a una reforma de la financiación autonómica, así como a "escuchar" las propuestas sobre una posible reforma constitucional que ellos, reconocen, no están dispuestos a abordar si eso sirve para dar un mejor encaje a los sentimientos soberanistas de los catalanes.

Eso sí, el mensaje que ya están lanzando desde todas las tribunas -también desde la de la Moncloa- va dirigido a activar la política del miedo. No sólo judicialmente amenazando con la cárcel a los "secesionistas" -(aunque siempre defienden que "la Justicia es independiente", repiten una y otra vez), sino económicamente

Toda una estrategia para lograr sus objetivos: los conservadores están convencidos de que, pese a los malos resultados que les ofrecen las encuestas, la "mayoría silenciosa y silenciada" les dará más votos de los esperados si se confirma la alta participación que se prevé. El 21-D se sabrá si llevan razón.

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