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Elecciones 26M Maragall persiste en la voluntad de gobernar solo, mientras que Colau reafirma la intención de liderar un pacto de izquierdas

Con una situación de empate técnico a las encuestas, los candidatos de Barcelona en Comú y ERC se enfrentan en un cara a cara a dos días de las elecciones. Colau pide al candidato republicano que "mire a su izquierda y no a su derecha", mientras que Maragall critica la posibilidad de un pacto entre BeC y el PSC: "Es incompatible mantener un compromiso contrario a la represión y hacer Gobierno con la fuerza que lo está ejerciendo". La vivienda, la seguridad y el cambio climático ocupan gran parte del debate, emitido por la SER Catalunya.

Foto de familia momentos antes de iniciarse el debate electoral en TV3. EFE

MARíA RUBIO

El último día de campaña ha llegado, finalmente, con el cara a cara entre los dos favoritos a la alcaldía de Barcelona: Ada Colau (Barcelona en común) y Ernest Maragall (ERC). Emitido por la SER Catalunya y moderado por Josep Cuní, cuestiones como la vivienda, el derecho a la autodeterminación o la denuncia de la represión han copado parte del debate. Los pactos postelectorales, que serán necesarios para llegar a la alcaldía, han marcado el tramo final de un debate en qué Maragall ha insistido, como los últimos días, que no descarta gobierno en solitario, mientras que Colau apuesta por encabezar un gobierno de izquierdas. El discurso "por el cambio" del republicano se ha topado con una Colau persistente en la defensa de su acción de gobierno. Ni siquiera la discusión sobre el ‘procés’, allá donde ERC se ha sentido más reforzada en campaña, ha conseguido situar Maragall en una posición de fuerza respecto a su oponente.

La regulación del precio del alquiler ha iniciado el debate, cuando Ernest Maragall ha tildado la política del Ayuntamiento de insuficiente -"mucho ruido y pocas nueces"- y ha sacado pecho del reciente Decreto Ley impulsado desde la Generalitat: "La regulación auténtica la hemos empezado en el Gobierno de Catalunya". Colau ha criticado que esta medida no se haya impulsado antes: "Llevan años en el Gobierno de Catalunya y han hecho el decreto en campaña electoral", y se ha sumado a las críticas que el movimiento por el derecho a la vivienda ha explicitado por "la opacidad" de la iniciativa.

El republicano se ha aferrado al hecho que durante los años de gobierno de los comuns la emergencia habitacional se ha agravado

El republicano se ha aferrado al hecho que durante los años de gobierno de los comuns la emergencia habitacional se ha agravado: "Los alquileres han subido como nunca, la lista de espera de la mesa de emergencias se ha alargado, hay una insuficiencia del despliegue del suelo disponible. Estamos muy lejos del objetivo del 15% de vivienda pública". Por el contrario, Colau ha hecho bandera de ser "la administración de todo el Estado con más políticas de vivienda", y ha recordado el legado negativo de los anteriores gobiernos, como los del PSC, de los que Maragall formó parte: "Cuando usted estaba en el Gobierno yo estaba parando desahucios. Llevo muchos años reclamando la regulación de alquiler y el parque público. ¿Es insuficiente? Claro que no. Pero pedir que en cuatro años revirtamos lo que se ha hecho en 40 es osado".

Colau también ha criticado que el ejecutivo catalán no esté asumiendo el 60% de vivienda pública que le corresponde por el Consorcio de la Vivienda de Barcelona, el cual, asegura, se está compensando con un sobreesfuerzo desde la alcaldía. Maragall ha denunciado que su oponente delegue las responsabilidades a la Generalitat después de aprobar un Decreto Ley por la regulación de alquiler, pero que no haga el mismo con Madrid, cuando esta cuestión finalmente acabó apartada por el gobierno de Pedro Sánchez: "El socialismo y Podemos acordaron una posición lejana a la respuesta real que necesita Barcelona. Es por eso que el Gobierno de Catalunya ha tomado esta iniciativa".

Acusaciones de partidismo en seguridad y movilidad

Sobre la seguridad, el elemento que los partidos de derechas han querido convertir en el epicentro de la campaña, Colau ha puesto el foco de nuevo en el ejecutivo catalán por "girar la espalda a la ciudad", puesto que no han ampliado la plantilla de Mossos d'Esquadra: "Ni se presentan a las reuniones de la Junta de Seguridad de Barcelona", ha dicho en referencia de la última ausencia del conseller de Interior, Miquel Buch. La alcaldesa ha alardeado de la ampliación en 600 agentes la plantilla de la Guardia Urbana y ha propuesto generar una fiscalía especializada en hurtos. Maragall ha calificado la crítica de Colaus "de impotencia" y de no ser capaz "de encabezar soluciones". Además, el republicano ha prometido aumentar en 500 el número de Mossos destinados en la ciudad, hecho que ha provocado un rifirrafe entre los dos candidatos. "Yo sí que los obtendré", ha afirmado el republicano, por el que la candidata de los comunes lo ha acusado de hacer "partidismo con las instituciones" y de poner solo recursos "si son de los suyos".

Los dos partidos han insistido en la necesidad de transformar la movilidad, reducir las emisiones y llevar a cabo la transición energética

En cuanto a la emergencia climática, los dos han insistido en la necesidad de transformar la movilidad, reducir las emisiones y llevar a cabo la transición energética. Maragall ha insistido en la falta de cumplimiento de las "expectativas" prometidas por los comunes, mientras que Colau lo ha acusado de llevar en su programa medidas que ya han sido puestas en marcha por el actual gobierno municipal. Y en el centro, uno de los grandes conflictos al consistorio: la conexión del Tranvía. "El Tramo ya llegaría a Verdaguer si no fuera porque ERC lo bloqueó por cuestiones partidistas", ha espetado la actual alcaldesa. "Suerte que ERC actuó con responsabilidad institucional. Tenían una posición absolutamente entreguista a las concesionarias actuales", respondía el candidato de ERC. "Quién hizo la gestión privada del Tram fue su partido", decía Colau.

Ataques por los pactos

El debate territorial entre los dos candidatos lo ha abierto Quim Torra y sus declaraciones diciendo que Barcelona había "abdicado" como capital catalana y, en cambio, quién ejercía era "Girona": "¿No le parece grave? En lugar de tejer consensos, se dedica a confrontar ciudades: Girona es buena catalana y Barcelona es mala catalana", criticaba Colau, que ha pedido explicaciones a Maragall. El alcaldable republicano ha llegado a desmarcarse de las afirmaciones del presidente de la Generalitat y le ha recriminado "de equidistancia" con el derecho a la autodeterminación y la lucha contra la represión: "Le pido coherencia. Está defendiendo asociarse con el señor Collboni, del mismo partido que Borrell, que está haciendo ostentación de su convicción represora con el 155".

Colau ha defendido mantener una posición inequívoca en contra de la judicialitación, pedir la libertad de los presos y resolver el conflicto territorial con política

Por el contrario, Colau ha defendido mantener una posición "inequívoca" en contra de la judicialitación, pedir la libertad de los presos y resolver el conflicto territorial "con política", un compromiso que asegura estar trasladando los diputados Jaume Asens y Gerardo Pissarello en su salto de la ciudad al Congreso. Además, también ha destacado que el Ayuntamiento de Barcelona es la administración catalana que más ha denunciado las cargas del 1 de octubre: "Más allá de quién sea independentista o no, en esta ciudad no se acepta el abuso de poder. Yo no soy independentista. Y no soy ambigua: con la represión hemos estado más firmes que nadie".

En cuanto a los pactos, Maragall ha insistido en su voluntad de gobernar a solas y no ha hecho mención a ningún entendimiento con Junts per Catalunya, un planteamiento que Colau ha criticado. Aun así, ha insistido en las "incoherencias" de un pacto entre socialistas y comunes: "Me parece incompatible este compromiso contrario a la represión y hacer Gobierno con la fuerza que la está ejerciendo. No se puede estar en los dos lados a la vez". Colau ha respondido que es hora de levantar "las líneas rojas" y no ha cerrado puertas a generar pactos con las fuerzas de izquierdas: "La única garantía de gobierno progresista es que yo gane las elecciones. Quizás así conseguimos que Maragall y Collboni miren a su izquierda y no a su derecha".

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