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Entrevista a Diana Riba "La única manera de solucionar el conflicto es haciendo política y hablando. Es lo que hemos querido desde el primer momento"

Número dos de ERC en las elecciones europeas, Diana Riba considera que pasado el 26-M, y tras el resultado de las generales, se está ante una "nueva oportunidad" para intentar resolver un conflicto que sufre directamente como mujer del ex conseller -y actual senador- Raül Romeva.

Diana Riba, número dos de ERC en las elecciones europeas. PÚBLIC

Marc Font

Pedagoga y librera durante una década, Diana Riba (Barcelona, 1975) da el salto a la política institucional como número tres de la candidatura Ahora Repúblicas, la coalición que han formado ERC, EH Bildu y el BNG para las elecciones europeas del domingo . La lista la encabeza, nuevamente, Oriol Junqueras, encarcelado desde el 2 de noviembre de 2017, mientras que el número dos corresponde a Pernando Barrena (EH Bildu). Implicada desde siempre en movimientos asociativos, durante el último año y medio ha estado especialmente activa en la Associació Catalana pels Drets Civils, la entidad que agrupa a los familiares de los presos y exiliados independentista. Y es que Riba también es la mujer del ex consejero de Exteriores Raül Romeva.

Recibe a Público el lunes por la mañana, un rato antes de coger un AVE hacia Madrid para asistir a la sesión constitutiva del Senado, en la que ha participado Romeva, el senador más votado en Catalunya el pasado 28 de abril. Firme partidaria del diálogo para resolver el conflicto político, considera que una vez se hayan celebrado las europeas -y tras el resultado de las elecciones generales- se abre una "nueva oportunidad" para avanzar hacia soluciones. Su duda, sin embargo, es "qué querrá hacer" el PSOE.

Para empezar, ¿cómo está? Afronta su primera campaña como protagonista directa y entiendo que hizo el paso por la situación excepcional que vive.

Claramente, porque la represión entró en nuestras vidas y cuando hay un cambio de esta fuerza dentro de tu casa lo que toca es estar. Los familiares de los presos lo que hemos hecho es toda esta rabia e indignación que llevamos dentro transformarla en trabajo y en lucha, y por eso estamos aquí, en la candidatura.

¿Se habría imaginado nunca el salto a la política institucional?

He estado siempre muy cercana a los movimientos políticos y desde que vivimos en Sant Cugat del Vallès he estado siempre en contacto con el Ayuntamiento, sobre todo con ERC. No veía porque no dar el paso un día. Soy una persona muy inquieta que me gusta incidir en mi alrededor, ya sea desde las asociaciones o desde la política. Ahora, lo que sí que nunca imaginé es que Raül Romeva entraría en prisión por hacer política y que tuviéramos que ponernos todos a luchar para darles voz, porque al final estamos porque ellos no la pueden tener.

Raül Romeva fue eurodiputado durante diez años. ¿No sé si esto la ayudó a decidir a ser candidata?

Como él estuvo allí, para mí el Parlamento Europeo es una institución cercana, que conozco y sé cómo funciona. Por otra parte, en el último año y medio las veces que hemos ido a Bruselas y Estrasburgo con la Associació Catalana de Drets Civils he visto claramente las puertas que están abiertas en nombre del Raül y de Oriol. El trabajo a realizar es mucho, la gente tiene muchas ganas de tener conocimiento de lo que pasa aquí y, después de pensarlo mucho, vi clarísimo que era un trabajo que podría hacer y darles voz allí. También veremos qué papel podrá tener Oriol Junqueras, si seguimos con la prisión provisional o no.

¿Denunciar la represión e internacionalizar el conflicto político serán las dos grandes prioridades del mandato para ERC en el Parlamento Europeo?

Al inicio será evidente porque si las cosas siguen como ahora nos encontraremos con un preso político que es eurodiputado y, además, es candidato a presidir la Comisión Europea por el grupo de la ALE, Alianza Libre Europea. La incidencia en este sentido es clara y será el primer trabajo a hacer. A partir de aquí, como el último año y medio, tendremos que ver el día a día, porque tenemos un Estado que reacciona con esta fuerza para incidir en la vida política, y si la voz de Oriol Junqueras la puede llevar directamente él o tendremos que ser los otros los que la llevemos. Yo puedo explicar directamente lo que quiere decir la represión, porque la vivo en mi casa.

Hace un tiempo se creó la plataforma Diálogo UE - Catalunya, que reúne a unas decenas de eurodiputados que piden el fin de la represión y que buscan una salida política al conflicto. Con todo, parece difícil que en la futura Eurocámara haya mayorías que se posicionen a favor de un referéndum en Catalunya.

Sobre la plataforma lo importante es que hay una transversalidad en los países que participan y creo que puede crecer, ahora que hablamos más de vulneración de derechos. Sí que nos hemos encontrado con esta Europa de los estados que dice que esto lo debe resolver internamente España. En los próximos cinco años tenemos la oportunidad de ver si sube con más fuerza la idea de que la UE debe tener los principios básicos garantizados y que no puede ser que haya ciudadanos que puedan ejercer su derecho a la autodeterminación de manera legal y tranquila, como fue el caso de Escocia, y que haya otros que sean golpeados y perseguidos por ejercer el mismo derecho. En el momento en que no hablas del caso concreto de Catalunya, sino que lo utilizas para mostrar cómo se están vulnerando derechos en este país, hay muchísimos otros eurodiputados que se suman. Pienso que el Parlamento Europeo es un buen lugar para impulsar esta nueva manera de ver Europa.

¿El Parlamento Europeo básicamente les puede servir de altavoz para hacer llegar sus demandas?

El altavoz está, porque el conflicto se ha internacionalizado. Hemos visto como desde el exilio se hace un trabajo ingente para contarlo y hemos visto como desde fuera han tenido que entrar en prisión para verlos. El Parlamento Europeo es un lugar de diálogo, cosa que aquí, en el Estado, no encontramos, y donde encontrar gente con quien hablar de esta Europa que queremos. Tenemos todos una nueva oportunidad porque arranca una nueva legislatura tanto allí como en España y tenemos que ver si ponemos la democracia donde toca o seguimos con esta presencia judicial y policial y utilizando todo lo que tienen a su alcance para incidir políticamente y no dejar que Catalunya pueda decidir y pueda votar.

Dice que el Parlamento Europeo es un espacio de diálogo. Una de las personas que suena para presidirlo es Josep Borrell. ¿Le parece una persona de diálogo?

Josep Borrell no ha demostrado ser una persona de diálogo o por lo menos que empatice con la situación que hay ahora mismo Catalunya. Para que haya diálogo y lleguemos a acuerdos lo primero que hay que hacer es reconocer a la otra parte y no veo al señor Borrell reconociéndonos ni haciendo un análisis político de lo que ocurre en Catalunya, pero eso no quiere decir que no lo pueda hacer. Lo que está claro es que hasta que no se nos reconozca como parte, lo que pasa en Catalunya y el movimiento político que hay y sus necesidades, no habrá diálogo y no habrá acuerdos.

ERC va en coalición con Bildu y el BNG, es decir, el soberanismo vasco y gallego. ¿Explicarse y conseguir apoyos y solidaridad en el resto del Estado sigue siendo un reto pendiente?

ERC siempre ha tenido esta tradición de hacer coalición con otros pueblos del Estado para ir al Parlamento europeo y en Ahora Repúblicas también hay aragoneses, canarios y extremeños, aunque sean formaciones muy pequeñas. Sí que hay intención de ir a buscar e ir a hablar con todos aquellos demócratas y progresistas del Estado que no estén de acuerdo en cómo se han llevado las cosas. Se ha demostrado que ni unos ni otros de los que han gobernado en los últimos tiempos han tenido una política territorial clara. Lo único que han hecho es utilizar la represión, porque detrás no había un proyecto político. No lo han tenido ni el PP ni el PSOE y hay mucha gente en España que mira esta situación con desconcierto y preocupación, porque no quieren que se utilice de nuevo los sistemas más represivos para cortar y romper dinámicas políticas de un territorio.

El último año y medio han participado en muchos actos en diversos puntos del Estado. ¿Qué perciben en estos encuentros?

Vemos preocupación, también en Madrid. Tensar la situación y utilizar jurídicamente el concepto de rebelión para ponerlos en prisión e incidir en la política catalana es una situación con la que muchos ciudadanos españoles no están de acuerdo y que abre la puerta a una manera de hacer política en la que ahora somos nosotros, pero mañana puede ser un grupo feminista en Andalucía y luego un cantante el que sufra la represión.

Más allá del tema catalán, si miramos como ha actuado con los refugiados, las políticas de austeridad que ha impuesto, la sensación que manda una cierta tecnocracia siempre al servicio de las grandes transnacionales,... ¿Quedan razones para confiar en esta Unión Europea?

Tenemos que ser muy críticos en cómo se están haciendo las cosas, y lo somos, pero hay una base por la que merece luchar. Las voces progresistas queremos más y mejor Europa, no una no Europa. Muchas soluciones se pueden encontrar a nivel europeo. En los próximos años se deberá hablar de hacia dónde quiere ir esta Unión Europea. Ya es un tema transversal, que preocupa a todos los partidos que se presentan. Debemos empujar y ser más fuertes para tener una Europa mejor.

¿Hace unos años, imaginaba esta evolución de la UE en temas como los refugiados?

La verdad es que no. Ver cómo se ha afrontado la crisis de los refugiados sin un plan establecido, reaccionando cuando tienes la problemática encima y de la manera como se ha hecho no lo habríamos esperado. Y menos desde un movimiento de izquierdas, donde consideramos que se debería poner por delante cualquier vida humana y una crisis humanitaria por delante de cualquier otra cuestión. Más allá de las creencias, nos encontramos con que tenemos una ciudadanía que lo pide. En Catalunya hemos salido, hemos pedido acoger, hemos pedido al Estado que nos deje poner en práctica las cuotas de acogida y no ha habido manera. La respuesta ha sido lamentable y debería ser otra.

Desde noviembre de 2017 es evidente que le ha cambiado la vida. ¿Cómo se gestiona una situación como esta?

La prisión preventiva es un ejercicio no sé si decirle de paciencia, de vivir en el día a día con la incertidumbre. No tienes ninguna condena. De hecho, en las cárceles dicen que con la preventiva sólo sumas, no restas, mientras que cuando tienes condena ya restas días. Y así es como lo vives desde fuera. Te adaptas, antes tenías proyectos y mirabas hacia adelante, y ahora no miras más allá de una semana porque sabes que al cabo de unos días puede cambiar todo de nuevo. Al final, acabas aprendiendo a vivir semana a semana. Pero ha pasado tanto tiempo que ya queremos vivir mirando más allá, viendo que la represión no va a parar, y lo que queremos lograr es tener metas a largo plazo, independientemente de si Raül Romeva está o no en prisión. Al final opté por activarme, querer estar presente y en primera línea en la resolución de todo lo que se pueda.

Tiene dos hijos, de 13 y 11 años, una edad en la que ya son conscientes de muchas cosas. ¿Como lo viven ellos?

Lo primero que ayuda es ver que es colectivo, que forma parte de lo que estamos viviendo social y políticamente en Catalunya, no lo vives sólo en casa, sin tu padre. También ayuda que no sean los únicos hijos, que haya muchas familias que nos apoyamos. Y la otra cosa que ayuda mucho es que están en la cárcel, lo que quiere decir que saldrán algún día. El futuro de mis hijos está con su padre.

¿Ha cambiado su percepción del Estado?

Creo que nos ha cambiado a todos, aunque algunos ya veíamos hacía tiempo como actuaba. Pero pienso que se ha tensado mucho la cuerda, utilizando las vías judiciales para no hacer política. Nosotros queremos hacer política y ellos están en prisión por hacer política, quien renunció fue el Estado. Necesitamos que la gente salga a la calle, vuelva a votar, seamos más fuertes y empuje este Estado para volver hacia una democracia mínima, porque ahora evidentemente no estamos en una democracia con una salud de hierro.

El juicio del Tribunal Supremo acabará en pocas semanas. ¿Qué valoración hace?

Cada semana ha cambiado y había algo diferente a valorar, que si la actitud de Marchena, que si se aceptaban las pruebas, que si los testigos,... Cada semana había algo que evidenciaba que no estamos en un juicio justo. Ya hubo una instrucción injusta y nos encontramos en un juicio que no se debería hacer en el Tribunal Supremo, y en una sala que no está preparada para hacer juicios y menos en prisión preventiva. Todo ello es un despropósito que lo viven de la mejor manera posible, pero con mucha incredulidad.

Y supongo que hay un gran desgaste personal.

Claro. Entrar y salir de una prisión es algo muy complicado, implica cambiar de módulo, ir a una celda de traslado, entrar y salir en las horas que lo hacen significa que no están ni en las horas de desayuno ni de cenar y la cárcel no es un espacio preparado para adaptarse a ello. El desgaste físico es evidente. Está claro que es un juicio que se debería haber afrontado en libertad o, al menos, en un piso custodiado. Hay muchísimas soluciones, estamos en el siglo XXI y parece que no lo estén.

¿Tiene esperanzas de que sean absueltos o se prepara para una condena importante?

Los familiares siempre vemos la luz y siempre esperamos que al día siguiente se resuelva. La verdad es que la única sentencia debería ser la absolución, pero viendo cada día cómo está actuando el Estado, vemos como no existe la separación de poderes y muy probablemente utilizarán esta condena para algunos de sus propósitos. Lo que está claro es que si hay condena también tendrá una lectura política.

Ahora se vuelve a hablar mucho de diálogo, tanto desde el gobierno español como desde el lado independentista. ¿Confía que se materializará en algún progreso real?

Pienso que tenemos que forzarlo, porque la única manera de solucionar lo que tenemos sobre la mesa es haciendo política y hablando. Es lo que hemos querido hacer desde el primer momento. Ya hubo una mesa de diálogo y se levantaron a la primera de cambio, después de la manifestación de la extrema derecha y el PP. Lo que tenemos que ver es que quieren hacer los socialistas. Tienen una nueva oportunidad. ¿Qué quieren hacer? ¿Es el PSOE del 155 o el del diálogo? Nosotros estamos y queremos hablar, como han hecho siempre Raül Romeva, Oriol Junqueras, Dolors Bassa o Carme Forcadell. Acabamos ahora las elecciones y vamos hacia dónde nos encaminamos. No será por nosotros que no haya diálogo.

Además, los resultados de las elecciones del 28 de abril han sido claros en el Estado y a los que defendían más mano dura y que no haya ni autonomías no les ha ido bien. No ha habido el apoyo que esperaban. Por lo tanto, no es el proyecto territorial que quiere el conjunto del Estado. En el otro lado, sin embargo, no sabemos cuál es el proyecto territorial que hay, porque no se pone ninguno sobre la mesa. La solución está en cuál es el proyecto territorial que quiere España, que no puede ser el de la mano dura, porque no la ha apoyado la ciudadanía. Tendremos que ver qué quieren hacer este nuevos gobierno, Congreso, Senado y Parlamento Europeo. Estamos ante una oportunidad y espero que la podamos aprovechar entre todos.

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