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EXHUMACIÓN FRANCO El Valle sin Franco: cómo convertir Cuelgamuros en un sitio apto para la democracia

Distintos expertos consideran que el espacio debe ser “resignificado” y “desacralizado” para evitar que se mantenga como un gueto de exaltación franquista. Aquí están las claves.

Militantes franquistas en el Valle de los Caídos. EFE

La hospedería más insólita de Europa está en las afueras de Madrid. Reserva online mediante, los turistas locales e internacionales que así lo deseen tienen la oportunidad de dormir en el mismo recinto donde se glorifica, ensalza y reza por el alma del dictador Francisco Franco. También existe la posibilidad de celebrar una boda u organizar una comida de trabajo. Todo eso ocurre en el Valle de los Caídos, un símbolo del horror franquista cuyo futuro está, hoy más que nunca, en el aire.

“Gastronomía casera y española, aunando los mejores productos y sabores de la sierra de Guadarrama”. Así se autodefine la hospedería del Valle de los Caídos en una web gastronómica, donde se ofrecen también detalles de los menús que ocupan su carta. “El acceso al Valle de Los Caídos es gratuito a partir de las 13 horas si se realiza una reserva en el restaurante Hospedería Santa Cruz. Podrán disfrutar de una visita a nuestra biblioteca, capilla con retablo barroco, claustro y un entorno del que no se arrepentirá”, añade el anuncio.

¿Qué pasará allí a medio plazo? ¿Seguirán los monjes benedictinos, con el ultra Santiago Cantera a la cabeza, regentando ese espacio? ¿Y la tumba de Primo de Rivera? ¿Y los restos de los miles de republicanos, comunistas y anarquistas allí enterrados por el mismo régimen que los asesinó?

“Resignificación”

“El Valle de los Caídos sigue siendo la mayor fosa común de este país”, dice Jokin de Carlos Mina, presidente de la Asociación de Familiares de Fusilados de Navarra (AFFNA-36). Este militante memorialista tiene muy presente lo que se vivió en 1980, cuando lograron sacar “los restos de 133 republicanos navarros que en 1959 habían sido llevados al Valle de los Caídos”. Hoy advierte que el Valle, que sigue siendo una puñalada para los familiares de los asesinados y represaliados, no se acaba con sacar a Franco”.

En 2011, el informe elaborado por una comisión de expertos recomendó al Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero llevar a cabo –además de la exhumación del dictador– una “resignificación integral” del sitio, convirtiéndolo en un espacio para la memoria. El ejemplo de Argentina, donde la tenebrosa Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA, uno de los mayores campos de concentración de la dictadura de Videla) se configura así en un claro modelo sobre cómo resignificar ese espacio franquista.

“En efecto, el Valle de los Caídos debe constituir un espacio público de recuerdo de la violencia y la represión de la dictadura, convenientemente preparado para ello, en cierta medida ‘musealizado’, como se ha hecho en otros países”, afirma Julián Sanz, profesor de Historia Contemporánea de la Universidad de Valencia e investigador en torno a temas de la dictadura franquista.

Paso a paso. “La salida de Franco era una cuestión fundamental e imprescindible”, afirma Carme Molinero, profesora de Historia Contemporánea de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) e integrante de la comisión de expertos que trabajó en torno al futuro del Valle. Confirmada la exhumación del dictador, esta investigadora considera que la siguiente medida debe ser su resignificación. “No puede mantenerse como está”, subraya.

Memorial para las víctimas

Por un lado, Molinero plantea construir un “memorial civil” en la explanada de Cuelgamuros “con los nombres y apellidos de todos los que están allí enterrados”. Del mismo modo, cree que debe instalarse “un centro de interpretación sobre lo que fue este monumento”, remarcando “por qué fue construido y quién lo construyó”, lo que implicaría poner de relieve “la participación de presos políticos en su construcción”.

“Hay que explicar a las generaciones actuales por qué podemos considerar el Valle de los Caídos como el mayor monumento de la cultura del nacionalcatolicismo y del fascismo en España”, añade Molinero.

Emilio Silva, portavoz de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH), comparte la idea de instalar una muestra que cuente detalladamente la historia de ese sitio. “Nos hemos ofrecido a regalarle al Estado una exposición para la nave central en la que se describe cómo se hizo el Valle de los Caídos”, señala Silva.

En ese sentido, Daniel Canales, jurista e investigador de Amnistía Internacional (AI) señala que “efectivamente, aún quedan medidas por llevar a cabo para que este lugar pueda ser aprovechado para promover la verdad y dignficar la memoria con una función educativa y preventiva”. ¿Cómo? “Entre otras medidas –responde–, explicando a los visitantes el origen del monumento, algo que a día de hoy no ocurre”.

A su juicio, “deberían adoptarse medidas como las indicadas por el Relator Especial de Naciones Unidas para que se dignifique y resguarde de forma adecuada a todas las personas que están allí enterradas”.

Precisamente, los distintos expertos consultados señalan que deben darse pasos para permitir que los familiares de las víctimas puedan recuperar los restos de sus seres queridos, tal como ha recomendado Naciones Unidas. 

"Sacar a los benedictinos"

El debate también tendrá que girar en torno al papel de los monjes benedictinos que a día de hoy están a cargo de ese recinto, perteneciente en realidad a Patrimonio del Estado. “Hay que desacralizarlo y sacar de ahí a los benedictinos”, apunta el portavoz de la ARMH.

"La exhumación es un paso necesario pero no suficiente"

En esa misma línea, Rafael Escudero, profesor de Filosofía del Derecho de la Universidad Carlos III de Madrid y autor de distintos trabajos sobre memoria histórica, considera que “la exhumación es un paso necesario pero no suficiente para la resignificación del lugar”. “Hay que eliminar todos los aspectos que hacen que el Valle, aún sin Franco, siga siendo un lugar de exaltación franquista”, sostiene.

Si hubiese que establecer un ranking de prioridades, Escudero considera que en primer lugar hay que “desacralizar” el espacio. En otras palabras, “tiene que dejar de ser una basílica, y eso supone que los monjes tienen que salir de ahí”. “Eso es lo más urgente para que este lugar no siga siendo asociado a la exaltación del franquismo”, subraya. Luego vendría la búsqueda de una solución para quienes fueron inhumados allí, algo que resultará “complicado desde el punto de vista técnico” debido al mal estado de conservación de los restos.

Reformar la Ley de Memoria

A día de hoy, cualquiera de esos pasos depende estrictamente de la voluntad del Gobierno de turno. Precisamente por eso, Escudero plantea la necesidad de “modificar la Ley de Memoria Histórica” para que esa norma “obligue a realizar la intervención” en el Valle de los Caídos. “Para la modificación de la ley se requieren mayorías en el Congreso, y eso hay que dilucidarlo en las elecciones del 10 de noviembre”, apunta el profesor de la Universidad Carlos III.

“El problema es la falta de voluntad política”, apunta por su parte Emilio Silva. “Es lamentable que sea así”, añade desde la UAB la profesora Carme Molinero. “Teóricamente –continúa la investigadora– los valores democráticos son los asentados en la Constitución. Actuar en contra de ellos no debería ser posible, por lo que los cambios gubernamentales no tendrían que afectar a las características de la resignificación del Valle de los Caídos”.

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