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El exjuez Garzón, sobre Catalunya: “Se priva el derecho de expresión de un pueblo”

El exmagistrado denuncia que “se están usando peligrosamente las instituciones judiciales para resolver problemas políticos y para criminalizar lo que no tendría que estar criminalizado”

El exjuez de la Audiencia Nacional Baltasar Garzón junto a la viuda del Nobel José Saramago, Pilar del Río, momentos antes de que la ex presidenta de la República Federativa de Brasil Dilma Rousseff pronuncie su conferencia 'El asalto a la democracia en Brasil y Latinoamérica', en Sevilla. EFE

DANIEL CELA

SEVILLA.- ¿Están siendo los derechos garantes de la democracia? El tema del coloquio que sucedió a la conferencia de Dilma Rousseff, expresidenta de Brasil, era una especie de provocación en el marco del seminario internacional Capitalismo neoliberal, democracia sobrante, que arrancó este miércoles en Sevilla. Así lo entendió el exjuez de la Audiencia Nacional, Baltasar Garzón, que quiso responder a esa pregunta que sí, sí, pero con matices, y en los matices introdujo planteamientos igualmente provocativos. Su tesis no es nueva: advierte de que la democracia, malentendida, puede provocar monstruos. Bajo esta premisa, Garzón habló del ascenso de Donald Trump, pero también del conflicto catalán.

“La elección de Donald Trump como presidente de los Estados Unidos es totalmente democrática”, dijo el exjuez, “pero ¿hasta qué punto es legítimo que un presidente elegido democráticamente pueda desarrollar políticas que quebrantan frontalmente con los derechos humanos y con derechos consolidados de ciudadanos norteamericanos o que no sean norteamericanos?”. Garzón denunció que se hace un “uso alternativo” del derecho, y que eso no lo consiente o no lo debe consentir la noción de democracia que todos compartimos. “No vale con decir: tracemos un muro. Porque el que queda dentro del muro, se beneficia y mucho del resto del mundo. Por tanto se está quebrantando el derecho común”, advirtió.

“¿Cómo es posible que gobiernos que desarrollan su labor democráticamente decidan poner en marcha una reducción drástica de normas que protegen y favorecen a una generalidad de personas?”

Esta tesis todo el público la compartió, y la aplaudió, porque el auditorio parecía claramente posicionado en la izquierda, y más o menos todos comparten una cierta animadversión hacia Trump. Lo provocador de Garzón fue que usó la misma analogía para el presidente de Estados Unidos que para asuntos internos de la política española, singularmente el conflicto territorial en Cataluña, del que el juez habló sin mencionar nunca la palabra Catalunya. “Ahora, aquí, se privan los derechos de expresión de un pueblo y se usan a los órganos judiciales para resolver problemas políticos. En España estamos sufriendo este conflicto territorial, y se están usando peligrosamente las instituciones judiciales para criminalizar lo que no tendría que estar criminalizado, sino resuelto por la vía política”. Silencio en la sala.

Garzón también lanzó dardos al Gobierno de Mariano Rajoy, y de paso, a la connivencia que le respalda en el Congreso. “¿Cómo es posible que gobiernos que desarrollan su labor democráticamente decidan poner en marcha una reducción drástica de normas que protegen y favorecen a una generalidad de personas, por ejemplo, restringiendo el principio de jurisdicción universal?”, se preguntó, respondiéndose que estas decisiones “no van a beneficiar a la mayoría, sino a una élite”.

El coloquio planteó un asalto a los poderes fácticos a los poderes institucionales que retrató Montesquieu, y de ello hablaron los juristas José Eduardo Cardozo, el exministro de Justicia de Brasil Roberto de Figueiredo Caldas, el presidente de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, Gerardo Pisarello, profesor de la Universidad de Barcelona y Primer Teniente de la Alcaldía de Barcelona, y la moderadora María José Fariñas, catedrática de Filosofía del Derecho de la Universidad Carlos III de Madrid. Fuera del programa se incorporó el profesor de la Complutense de Madrid, Juan Carlos Monedero, un politólogo en una mesa de juristas.

Pisarello fue el más apocalíptico, al anunciar la amenaza que sufren los poderes del Estado -el legislativo, el ejecutivo y el judicial- por otros que no han sido conformados ni elegidos democráticamente, como el poder mediático y el de las grandes corporaciones. “Ponerle límites a los poderes económicos o mediáticos exige algo más que las garantías institucionales, jueces, alcaldes o presidentes. Se necesitan poderes sociales, ciudadanos que sepan contrarrestar esos poderes”, dijo Pisarello.

El profesor y jurista advirtió de que “hoy no tenemos movilización ciudadana que sirva de contraponer a los poderes fácticos, que no han sido elegidos por nosotros”. “Esto es muy difícil de construir: sujetos colectivos, comunidad. Trump llega al gobierno apelando al miedo de la gente porque se sienten desamparados y solos. Si desde una perspectiva de izquierdas no construimos comunidad, lo van a hacer las fuerzas reaccionarias. Todo empieza en lo local, el municipalismo, recuperar lo de abajo. Si no es por lo local, no llegaremos lejos”, concluyó.

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