Público
Público

El "exterminio por goteo" de la militancia mexicana de izquierda

El Museo Casa de la Memoria Indómita mantiene vivo el recuerdo los activistas sociales y militantes izquierdistas desaparecidos y exige su devolución

J.l. Vidal Coy

México.- Cuarenta y tres sillas de tijera se colocan cada mañana, puntualmente a las diez de la mañana, a la altura del número 66 de la calle Regina, en el centro histórico de la Ciudad de México. Cada una tiene pegado en el respaldo un folio con una foto y un nombre. Son los de cada uno de los estudiantes de Magisterio desparecidos el 26 de septiembre de 2014 en Ayotzinapa, municipio de Iguala, en el estado sureño de Guerrero. Cada tarde se vuelven a retirar puntualmente.

Permanecen así durante toda la jornada junto al portal del Museo Casa de la Memoria Indómita, una institución dedicada a mantener vivo el recuerdo y exigir la devolución de los activistas sociales y militantes izquierdistas desaparecidos en cualquiera de los 32 estados mexicanos a manos de las fuerzas armadas de la nación.


La fundadora, Rosario Ibarra, ahora retirada en su natal Monterrey (Nuevo León, nordeste de México), no olvidó y sigue sin olvidar, a sus 89 años, que el 18 de abril de 1975, “le desaparecieron” a su hijo Jesús Piedra Ibarra, joven militante de la Liga Comunista 23 de Septiembre, de 21 años y estudiante de tercer curso de Medicina en la Universidad Autónoma de Nuevo León.

“Lo trajeron al DF y lo ingresaron en el Campo Militar 1, acusado de pertenencia” a esa organización izquierdista, cuenta el ingeniero Jorge Gálvez, de 60 años, actual director de la Casa de la Memoria Indómita, en la que hay siete salas de exposiciones permanentes –dedicadas a distintos episodios luctuosos de desapariciones a manos militares– y una para exhibiciones temporales.

Museo Casa de la Memoria Indómita

Jorge Gálvez, de 60 años, actual director deMuseo Casa de la Memoria Indómita


“Allí debe estar” sigue el ingeniero Gálvez. “Ellos tendrán que decirnos dónde está”. ¿Ellos? “Pues el ejército, la Secretaría (ministerio) de Defensa, la Procuraduría (fiscalía) de la República y la Secretaría de Gobernación (interior)”, señala, rápido, sin atisbo de duda el director de la Casa.

Porque, desde que Rosario inició la búsqueda de su hijo y aglutinó a otras madres y padres en su situación para fundar el 10 de julio de 1977 el Comité Prodefensa de Presos, Desaparecidos y Exiliados de México EUREKA! todos sus centenares de miembros y colaboradores están seguros de que los uniformados están detrás de la desaparición de cientos de militantes izquierdistas, en una suerte de represión organizada que nada tiene que ver con la violencia del narco ni la de las mafias, como quedó meridianamente claro con las investigaciones independientes de organismos internacionales sobre el caso de los 43 de Ayotzinapa.

La labor de Rosario y su círculo más cercano, a raíz de la desaparición de su hijo, fue ingente: el momento de la creación de EUREKA! había comités locales en todos y cada uno de los 32 estados mexicanos excepto en Quintana Roo.

¡Vivos se los llevaron, vivos los queremos!”, es el lema de los familiares de los desaparecidos

El lema de los familiares de los desaparecidos igualenses ––“¡Vivos se los llevaron, vivos los queremos!”–– ha sido desde aquella lejana fundación del EUREKA! el leit motivo de sus miembros. Y desde aquel entonces han señalado y señalan al Ejército, especialmente entre otros uniformados, como responsable de las desapariciones de militantes izquierdistas y activistas sociales.

Sillas en el Museo Casa de la Memoria Indómita

Sillas con las fotos y nombres de los estudiantes desparecidos. Museo Casa de la Memoria Indómita


“Es otro tipo de violencia, cuyas consecuencias mostramos en el Museo Casa de la Memoria Indómita”, explica el ingeniero Gálvez. “Quedan 557 desaparecidos políticos desde los años 70. Y hemos rescatado otros 148 del Campo Militar número 1 del Distrito Federal; de la Base Naval de Icacos, en el Estado de Guerrero; y de la Base Militar La Joya, en Torreón, Estado de Coahuila, justo al oeste de Nuevo León”, precisa.

Esta violencia tiene muy poco que ver con la más conocida, y siempre referida, relacionada con las mafias de las drogas. “Es la violencia organizada del Partido Revolucionario Institucional (PRI) contra las resistencias sociales y los activistas de izquierda”, asegura Gálvez.

A raíz de la desaparición de los 43 de Ayotzinapa, el diario La Jornada publicó, en octubre de 2014, un informe de la Comisión de la Verdad de Guerrero que constataba que “la Secretaría de Defensa Nacional giró órdenes por escrito al general Quirós Hermosillo”, hoy fallecido y líder de la represión antizquierdista] para organizar grupo de delincuentes que reprimieran las protestas sociales.

El documento era original de 1975 y mantiene Gálvez que “vino a refrendar que el Ejército es el mayor represor y desaparecedor; antes usaba la pantalla de ‘grupos delincuenciales’ y ahora la del ‘crimen organizado’, el narcotráfico”, como en primera instancia se intentó en lo relativo al caso de Ayotzinapa.

"Nunca hubo tal nivel de violencia contra los movimientos sociales allá donde gobiernan el PRI y el PAN”, afirma Gálvez

Pero el director de la Casa de la Memoria Indómita argumenta que el narco rara vez actúa contra la población civil en general, “como nos quieren hacer creer: narcos ha habido siempre, pero nunca hubo tal nivel de violencia contra los movimientos sociales allá donde gobiernan el PRI y el PAN” (Partido de Acción Nacional, que inició con la Presidencia de Felipe Calderón (2006/2012) la guerra contra los cárteles, con el resultado de una exacerbación de la violencia que continúa bajo la presidencia de Enrique Peña Nieto (PRI, 2012/2018).

Retratos en el Museo Casa de la Memoria Indómita

Por la Casa de la Memoria Indómita pasan, además de visitantes interesados en las exposiciones, no solo víctimas y familiares para contar sus experiencias, sino también algunos, pocos, victimarios. Han estado recientemente, según Gálvez, varios militares de rango medio, cuya identidad se niega a desvelar, que relataron cómo el lavado de cerebro a los soldados para que colaboren sin escrúpulos en la represión de militantes izquierdistas consiste en convencerles de que el Ejército es el garante de la revolución, el auténticamete revolucionario, en línea con la ideología oficial del PRI, y los “revoltosos” pretenden destruir la Revolución Mexicana y sus logros.

Los documentos citados y esos testimonios reafirman a EUREKA! y a los responsables del Museo Casa de la Memoria Indómita en que “hay una planificación del Estado mexicano en lo concerniente al exterminio de la disidencia política”, en palabras de Gálvez.

Por eso, la Casa solo pretende saber la verdad. “Para nosotros, los desaparecidos, todos, están vivos porque no hay cuerpos. Que digan lo que hicieron con ellos. Si los mataron, que lo digan, pero que haya una investigación creíble”, concluye Gálvez. Y esto sirve tanto para los 43 estudiantes de Magisterio de Ayotzinapa cuyas fotos penden de otras tantas sillas a la puerta de la Casa Museo de la Memoria Indómita, como para el resto de víctimas del “exterminio por goteo” de los militantes izquierdistas mexicanos.

¿Te ha resultado interesante esta noticia?

Más noticias