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Frialdad entre Pedro Sánchez y Díaz, que mantienen las formas a cuatro días del 24-M

El líder del PSOE llegó tarde al mitin conjunto en Alcalá de Guadaíra y nadie salió a recibirlo. No se dirigieron la palabra antes el acto y apenas hubo tiempo para hacerles una foto juntos en el escenario

Pedro Sánchez y Susana Díaz, durante el acto. EFE/Raúl Caro

MANUEL SÁNCHEZ

ALCALÁ DE GUADAÍRA (SEVILLA).- El mitin con más morbo de la campaña de Pedro Sánchez, en el que compartía escenario el líder del PSOE con la presidenta andaluza en funciones, Susana Díaz, fue un acto menor. En el auditorio de Alcalá de Guadaíra, ante no más de un millar de personas, ambos intentaron aparentar que no hay problemas entre ellos. A cuatro días de las elecciones, no cabía otro posicionamiento. Pero no faltaron gestos.

Sánchez, que sigue haciendo una campaña maratoniana, llegó tarde al acto. Hizo esperar más de media hora a Díaz, nadie le recibió, y tres minutos después de su llegada empezó el mitin. Conversación entre ambos tuvo que haber poca. Es más, algunas fuentes dicen que no se dijeron ni una palabra antes del inicio.

Subió primero Susana Díaz con los dirigentes locales a saludar a los asistentes, y en ningún momento se acercó a Pedro Sánchez. Luego, subió el líder socialista y la ovación fue atronadora. Pero ambos dirigentes siguieron muy alejados físicamente durante los saludos. Luego, Sánchez se sentó entre Susana Díaz y la presidenta del PSOE, Micaela Navarro. Pero se limitaron a aplaudir.

Pero la lejanía entre ambos dirigentes parece que no la entiende la militancia del PSOE andaluz, que aplaude a los dos a rabiar en sus intervenciones y cada vez que el nombre de cada uno era mencionado. Sin embargo, todo fue frialdad entre Díaz y Sánchez, sobre todo por parte de la presidenta, que aceptó el acto conjunto, pero a su manera.

La dirigente andaluza hizo un discurso, como en la campaña autonómica, sin mucho contenido y sólo animando a los suyos a votar y a ganar las elecciones el próximo domingo. Algunas críticas al PP -“están de los nervios”, dijo- y mucho orgullo por Andalucía y los andaluces, en cuya bandera sigue envuelta, como antes del 22 de marzo.

Díaz, eso sí, reprochó a los populares su actitud por impedir su investidura, y acusó directamente a Rajoy de sólo atreverse a hacer este bloqueo en Andalucía “porque no sería capaz de mantener esta posición ni en Catalunya, ni en el País Vasco”, afirmó.

 

En su intervención citó dos veces el nombre de Pedro, para reafirmarse en sus argumentos, pero todo su mensaje era en clave de Andalucía y del socialismo andaluz. Cuando subió Pedro Sánchez al escenario, presentado por Díaz, hubo el único encuentro entre ambos. Breve. Y el líder socialista subió al escenario presentándose “como líder de todos los socialistas de España…”. Por si había dudas.

En el resto de su intervención citó tres o cuatro veces a Díaz y se refugió en sus lugares comunes en esta campaña, que pasan cada días más por apelar al voto útil. Así, Sánchez pidió el voto para el PSOE porque, según dijo, “es el único partido que puede poner fin al PP”, y añadió que a nadie que le importe el paro puede depositar la confianza, de nuevo, en el partido que lidera Mariano Rajoy.

Pasó de puntillas sobre los problemas de Susana Díaz para ser investida presidenta y se limitó a vaticinar que estaba seguro de que pronto lo conseguirá y se romperá el bloque del “no”. En Alcalá de Guadaíra hacía calor; en el auditorio no. Y el aire acondicionado no estaba fuerte.

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